Cataluña
Margallo: «El paro subiría en Cataluña un 37%»
Margallo zanja el debate de la nacionalidad: «Es absurdo un Estado catalán con 7,5 millones de personas con nacionalidad española», y Junqueras se jacta de una «victoria total» por haber logrado que el ministro debata con él.
Lo único claro que hay en la campaña catalana es que el domingo los ciudadanos llegarán a los colegios electorales sin tener la certeza de si la papeleta de Junts pel sí o la CUP es un pasaporte para salir de la Unión Europea. Tampoco tendrán la seguridad de si con la independencia las pensiones no sólo están garantizadas sino que se podrán aumentar un 10 por ciento, como asegura Artur Mas, o si por el contrario, como advierten el PP o la plataforma antisoberanista Sociedad Civil Catalana, no sólo no se podrán pagar, sino que bajarán un 17 por ciento. La campaña ha sido una guerra de cifras, datos, tratados, argumentos y leyes que ayer el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, trataron de resolver con un debate en la televisión privada catalana.
Margallo, licenciado en Derecho y Economía, además de máster en Harvard, y Junqueras, doctor en Historia de Pensamiento Económico, colegas tras su paso por el Parlamento Europeo, se emplazaron hace una semana a debatir sobre las consecuencias de la independencia de Cataluña. Aunque no entraba en la estrategia de campaña, ambas candidaturas dieron permiso a sus hombres para subirse al «ring». Con exquisita educación Margallo y Junqueras iniciaron un debate de altura, difícil de seguir para un ciudadano de a pie. Respecto a mantener la nacionalidad europea, tema con el que arrancó el cara a cara, no se pusieron de acuerdo. Margallo advirtió de que la ciudadanía europea va pegada a la nacionalidad de uno de los Estados miembros según el artículo 52 de la Constitución y que por tanto si alguien renuncia a la Constitución, como haría Cataluña en caso de presentar una declaración unilateral de independencia, «renunciaría a la nacionalidad originaria». Esto es, los catalanes perderían la nacionalidad española y con ella, la europea.
Junqueras –para quien «el solo hecho de que haya este debate es una victoria total»–, se mantuvo en sus trece. Le respondió con un manojo de artículos de la Constitución e insistió en que Cataluña no perderá la nacionalidad española ni la europea. ¿Por qué? Porque el artículo 11.2 de la Constitución y los artículos del 17 al 24 dicen que ningún español podrá ser privado de su nacionalidad. Además, recordó que el artículo 15 de la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas defiende que «ningún ciudadano puede ser privado de su nacionalidad».
Margallo le replicó que antes, Cataluña debe de ser reconocida como Estado por Naciones Unidas. Puso como ejemplo Palestina, que vive en el limbo pese a ser reconocida por 130 países. El ministro aseguró estar «muy preocupado» por la cuestión catalana, ya que manifestó que «desde el minuto cero» los tratados europeos dejan de aplicarse en caso de una hipotética declaración unilateral de independencia, por lo que afirmó que en Cataluña no habría «expulsión, sino exclusión». Para García-Margallo, «es absurdo un Estado catalán con 7,5 millones con nacionalidad española» .
Además de salir de la UE, otra cosa que preocupa y que la guerra de datos no aclara es si la Cataluña independiente será Holanda o Albania. Margallo advirtió de que «Cataluña perdería 690.000 empleos y el paro subiría un 37 %, la tasa más alta del mundo». «Los bancos no podrían acreditar su solvencia, se encontraría como Grecia y sin liquidez en el sistema financiero, habría “corralito” y fuga de depósitos», alertó.
El ministro de Exteriores quiso dejar claro que el Gobierno se preocupa por los catalanes: «Que se os quiere mucho, que esto es muy antiguo: no rompamos», dijo como despedida.
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