Elecciones generales
Albert Rivera, un líder nato de castillos en el aire
Arrancó su lanzamiento político con un desnudo de su anatomía física bajo un lema: «Ha nacido tu partido. Nos importa España». Ello provocó las iras del separatismo catalán, pero Albert Rivera Díaz no se achantó. Con una imagen joven y aseada, erigido en el cambio sensato, obsesionado con la figura de Adolfo Suárez y con una defensa de la unidad de España, este joven barcelonés se convirtió en el líder de una formación emergente, Ciudadanos. Tras algunos coqueteos con el PP, e incluso con el PSC y UGT, sindicato donde militó en su etapa como letrado en la Asesoría Jurídica de La Caixa, cimentó su ideología por influencia de algunos de sus profesores en la Facultad de Derecho de la Universidad Ramón Llull. Entre ellos, el peruano Juan Carlos Remotti, que le adiestró en la oratoria y, sobre todo, Francesc de Carreras, un catalanista moderado impulsor de la plataforma cívica Ciudadanos de Cataluña, germen de la actual formación naranja.
Compañeros de aquella época universitaria le recuerdan como un gran deportista y apasionado de la política. En lo primero, llegó a ser un avezado nadador y campeón de waterpolo. En lo segundo, a la vista está su trayectoria como candidato a la presidencia del gobierno de España. Según sus colegas de entonces era disciplinado, frío y ambicioso, cualidades excelentes para triunfar en política. Uno de ellos, que fue íntimo amigo, cuenta que le apasionaba también la música y, en especial, la del cantante argentino Alberto Cortez, «Castillos en el aire». Hete aquí una clave del carácter de Albert Rivera, similar a la letra de esta melodía: «Quiso volar igual que la gaviotas, alzó sus sueños hacia el cielo, y poco a poco fue ganando altura hasta que los demás quedaron en el suelo». Como una premonición, el joven catalán empezó a construir su castillo en el aire con el viento a favor. Hoy aspira a ganar a todos y convertirse en el nuevo inquilino de La Moncloa.
¿Qué tiene Rivera para haber logrado ser un político de moda?, se preguntan muchos. El principal factor y su gran mérito radica en Cataluña, donde el líder de Ciudadanos empezó fuerte con un discurso valeroso contra la independencia, que le ha dado sus mejores réditos. Pero ha de comprobar ahora si ello es suficiente en el resto del país. Sus bandazos tras las elecciones del 24 de mayo, sus apoyos al PP en el caso de Madrid, y al PSOE en Andalucía, revelan todavía un político sin estrategia definida y un partido con ideología variopinta. Aunque la mayoría de sus votantes proceden del centro-derecha desencantado, Rivera insiste en ser transversal hasta el final y arrancar votos de un lado y otro como sea. Esto, según expertos sociólogos, no dura eternamente. La defensa de la unidad de España es su mayor virtud. La indefinición, ambigüedad de su discurso y la nebulosa de los pactos postelectorales tras el 20-D su peor defecto.
Hijo único del matrimonio compuesto por el barcelonés Agustín Rivera y la malagueña María Jesús Díaz, tuvo una buena educación gracias al trabajo de sus padres en una tienda de electrodomésticos en el Vallés Oriental. Estudió en el colegio privado de Cervetó en Granollers, practicó la natación, fue campeón de Cataluña en estilo braza y aquí conoció, con tan solo trece años, a la que sería su pareja y madre de su hija Daniela, la psicóloga Mariona Saperas. Desde niños se hicieron inseparables, estudiaron juntos y se compraron una casa en La Garriga. Pero el amor se rompió y se separaron amigablemente. Rivera siente pasión por su hija, saca tiempo de donde sea para estar con ella y ha encontrado una nueva relación sentimental con la azafata Beatriz Tajuelo. Aunque ambos ya no se esconden, el líder naranja es muy hermético con su vida privada. Comparten casa en L,Hospitalet y se les ha visto por algunos restaurantes de moda en el barrio de Salamanca madrileño.
Igual que la velocidad de su vida política, Albert es un apasionado de las motos y posee una Yamaha 1000, con la que se mueve por Barcelona cuando no hay actos de campaña. Además de Alberto Cortez, le gustan Manolo García, Loquillo y Paco de Lucía. En su círculo de amigos íntimos le definen idealista con una frase de Víctor Hugo: «Nada hay más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo». En literatura está bien, pero en política son también muy necesarios la experiencia, el programa, la gestión. Este es el flanco débil que denuncian sus adversarios. Para el PP, es un líder «de brocha gorda». Para el PSOE y Podemos, un niño de derechas disfrazado. Y para los nacionalistas, un mal catalán, un traidor en toda regla. Él se defiende bajo el paraguas de no cometer errores. «No se moja ni con agua caliente», dicen sus rivales. «Es neutral y transmite ilusión», aseguran sus defensores.
El caso es que hasta aquí ha llegado y veremos qué pasa. Le quedan siglos para llegar a ser como Adolfo Suárez, aunque exhibe aires de predicador contra la corrupción, no suelta prenda sobre su política de pactos y reclama ser el único presidente.
Arenga a la gente con sueños de ilusión, pero España no está sólo para caras bonitas y frases limpias, necesita gestores brillantes, resultados concretos. Este campeón de natación, forofo del Barcelona FC, habrá de enseñar sus cartas porque no se puede quedar bien con todo el mundo al mismo tiempo. Es amable, educado y vende un cambio tranquilo, pero los votantes también quieren hechos y no dobles varas de medir. De momento, tras un auge inusitado, las encuestas le auguran un gran resultado que le ha vuelto algo distante. «Va de sobrado», le critican algunos. «Va de ganador y ya se ve presidente», dicen en su equipo.
Frío y tímido. Receloso y calculador, nadie puede negarle su vertiginoso ascenso y su imagen de moda. Pero no sólo de ilusión vive el ciudadano y aún tiene mucho por demostrar. Dicen que duerme poco y aprovecha la noche para leer o ver alguna de sus películas favoritas, como «Avatar», de James Cameron, y «Mystic River», de Clint Eastwood. El 20-D se la juega pues, en función del resultado, tendrá que responder la gran pregunta: «¿Quo vadis?». O sea, ¿A dónde vas, Rivera?.
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