Datos

Cuatro puntos más de participación que en 2019

La abstención se sitúa en el 29,59% en la jornada electoral

Participación y abstención elecciones generales 23J
Participación y abstención elecciones generales 23JLa Razón

Los datos de participación de esta jornada nos indican que ha votado el 70,40% del censo, del que un 63,4% lo habría hecho de forma presencial y el 7,0% por correo. Por lo que ha sido 4,17 puntos por encima de la de noviembre de 2019, que fue del 66,23%. Mientras, la abstención se sitúa en el 29,59%.

La participación media en las quince elecciones generales entre junio de 1977 y noviembre de 2019 ha sido del 72,9%. De este modo la del 23-J ha quedado 2,5 puntos por debajo de la media de todas las generales.

Hay que tener presente que en la jornada del 23-J se escruta el voto de los residentes en España (censo CER): 35.141.122 electores, y no será hasta el miércoles cuando se realizará el escrutinio del voto de los residentes en el extranjero: 2.325.310 (censo CERA). El día 26, la suma de los votos de ambos censos se determinará el porcentaje final de voto, que en las pasadas elecciones fue del 66,2%.

En estas elecciones del 23-J el porcentaje real de participación sobre el censo CERA no ha podido monitorizarse completamente como es costumbre con los avances de participación que facilita el Ministerio del Interior a las 14:00 y a las 18:00 horas, pues nunca ha habido un porcentaje tan elevado de electores que hayan votado por correo. Nunca antes se había llegado a los 2.461.284 votos emitidos en esta modalidad. Ni más ni menos que el 7,0% del censo CER. Nos debemos remontar a las elecciones del 26 de junio de 2016 para encontrar el segundo mayor número de voto por correo de la democracia: 1.460.131 de solicitudes. El avance de participación de las 14:00 horas facilitado por el Ministerio del Interior indicaba una participación del 40,3%, cuando en las anteriores elecciones fue del 37,9%. Por lo tanto, 2,4 puntos porcentuales mayor. En el comunicado de la participación a las 18:00 horas se informaba de una participación del 53,1%, 3,7 puntos inferior a la de la misma hora de 2019, que fue del 56,8%.

Desde las elecciones generales de 2000 y hasta ahora, una baja participación en unas generales, por la desmovilización del electorado de la izquierda, permitió al PP alcanzar las mayorías absolutas en las elecciones se 2000 y 2011, con las más bajas tasas de participación registradas: 68,7% y 68,9%, respectivamente. La principal causa del descenso en la participación en estas elecciones de los años 2000 y 2011 fue la gran abstención del electorado del PSOE. Los socialistas bajaron de 9,4 a 7,9 millones de 2000, y de 11,3 millones a 7,0 millones en 2011. Mientras que las más altas participaciones de los años 2004 y 2008, con el 75,7% y 73,8%, permitieron a Zapatero obtener grandes mayorías, aun sin llegar a la absoluta, con 11,0 y 11,3 millones de votos respectivamente.

El tercer escenario, ya vivido en unas elecciones generales es el de prácticamente empate, como sucedió en las últimas elecciones generales de 2019, con una izquierda fragmentada que logró el 43,3% del voto y una derecha dividida que obtuvo el 42,7%. La participación fue del 70,3%, intermedia entre los dos extremos anteriormente citados: 2000 y 2011, frente al 2004 y 2008.

Esta correlación de baja participación que lleva a la derecha al gobierno y viceversa; una elevada participación que da el gobierno a la izquierda, no se ha cumplido en la jornada del 23-J, nos hemos ido al tercer modelo expuesto, el de noviembre de 2019, con una participación intermedia. Pero en esta ocasión una parte importante del voto socialista se ha transferido al PP, aunque no de la forma prevista por los sondeos.