Opinión

Bildu gana, sí o sí

Los abertzales seguirán gobernando por detrás en Madrid

El candidato a lehendakari por EH Bildu, Pello Otxandiano (i), saluda al presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, durante el acto electoral de cierre de campaña que la formación abertzale celebra este viernes en Bilbao.
El candidato a lehendakari por EH Bildu, Pello Otxandiano (i), saluda al presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, durante el acto electoral de cierre de campaña que la formación abertzale celebra este viernes en Bilbao. Luis TejidoAgencia EFE

Todo empezó con la tesis de José Luis Rodríguez Zapatero. El día aciago en que aquel joven estudiante decidió escribir sobre la España federal, justo ese día, nos cambió la vida a todos los españoles. Porque el tipo que viaja a Venezuela con la misma sonrisa petrificada y escueta con que va a Miami o Hawai, modificó las reglas con ETA. Antes, se contactaba con la banda para engañarla o aplastarla, para pactar su rendición o tantear sus horribles planes e intentar minimizar daños, pero con Zapatero, la banda ascendió a interlocutor empoderado. Luego vino lo de atribuirse el fin de ETA, que hay que tener desvergüenza, con todo lo que luchó España (desde los cuerpos y fuerzas de seguridad, hasta las víctimas y la población entera resistiendo durante décadas). Y, después, el plantear en Cataluña el despiece de la nación, con un estatuto que afortunadamente tiraron los tribunales.

En realidad, Pedro Sánchez «llueve sobre mojado», el camino ya lo tenía desbrozado. A éste le ha tocado el blanqueo social, el sacar de las trincheras a los de Bildu y convertirlos en algo noble. Recibir su apoyo, pactar con ellos en Pamplona y Navarra e irles pagando con acercamiento de presos y «esas cositas».

La prensa ha picado con lo del «empate técnico» entre PNV y Bildu, porque los batasunos no van gobernar, aunque ganen. Lo saben ellos y lo sabe el PSOE, no porque a Sánchez le dé escrúpulos, sino porque no hace falta. Habrá pacto PNV-PSE que, como me decían en los pueblos vascos en los tiempos duros, «es aquí el pacto natural». Eso de los pactos naturales, qué cosa tan genética y racial, qué determinismo paleto. Y habrá ese acuerdo, porque garantiza la satisfacción de todos: los socialistas no se «manchan las manos», los del PNV mandan y los de Bildu siguen gobernando por detrás en Madrid, con más fuerza incluso que si tuviesen que pelearse diariamente en Vitoria. Por si cupiese alguna duda sobre la colaboración trilateral, el viernes -como pago preelectoral- se anunciaron en el BOE tres nuevas transferencias al País Vasco: cercanías ferroviarias, homologación de títulos universitarios y atribución de competencias y recursos para la acogida de migrantes internacionales. Naturalmente que Bildu llegará al poder, pero con calma, en una o dos legislaturas, por goleada y para empujar su pavoroso plan. Porque hablan de cosas sociales y económicas, pero convienen leerse el programa, donde se citan literalmente la represión de los «presos políticos», el proyecto nacional de independencia y una «consulta vinculante». Por supuesto, la representación internacional en todos los foros y países y la creación de una «zona vasca» con Navarra y los territorios reclamados en Francia

Da mucha risa, si es que no rompe una en llanto, escuchar a los socialistas criticar que Bildu no abomine de la violencia y anunciar, a la vez, que mantienen sus oscuros pactos con ellos. Es una falta de coherencia que sólo votantes muy ideologizados o cínicos pueden perdonar.

Como otra carcajada del destino, el viernes compareció ante el juez, por ordenar el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, María Soledad Ipararraguirre, alias Anboto. Anboto, que ni se ha arrepentido, ni ha pedido perdón por sus 14 víctimas mortales, ni ha cumplido la cuarta parte de las condenas que ya tenía por delitos de sangre, está de vuelta en el País Vasco, en la prisión de Zaballa, en Álava, por obra y gracia de nuestro injusto Gobierno. El otro día estuvo minuto y medio ante el juez, porque se negó a abrir la boca. ¿Qué más puede decirse de la desproporción entre el sentido común y lo que está ocurriendo? La España federal está en camino, sin embargo dudo mucho que prospere lo que nace sobre una alfombra de muertos y olvido. Hace falta más que una tesis para doblarle el brazo a la Historia.