Elecciones

10-N: Más cerca de las urnas

La negativa del presidente a conformar un Gobierno de coalición y su amenaza de que no habrá una segunda sesión de investidura en septiembre aboca a una nueva repetición electoral.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso, en una imagen de archivo / Efe
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso, en una imagen de archivo / Efelarazon

La negativa del presidente a conformar un Gobierno de coalición y su amenaza de que no habrá una segunda sesión de investidura en septiembre aboca a una nueva repetición electoral.

El acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos para investir como presidente a Pedro Sánchez el próximo día 23 está hoy más lejos después del rotundo fracaso con el que se saldó la reunión que los líderes de ambos partidos celebraron ayer en el Congreso. O dicho de otro modo, la posibilidad de unas nuevas elecciones generales para el próximo 10 de noviembre, amenaza que viene blandiendo Moncloa desde hace semanas, está hoy más cerca. Sánchez, esta vez a la cara, situó ayer a Iglesias ante la disyuntiva de elegir entre dos opciones, sabiendo de antemano que su interlocutor rechaza ambas: o apoya su investidura y la conformación de un Gobierno monocolor vetado a ministros de Podemos o habrá elecciones. Por si había dudas, lo dejó claro el PSOE, por boca de su vicesecretaria general: «La investidura es el 23 de julio. Ésa es la oportunidad. No hay segundas oportunidades. Este país necesita un Gobierno en marcha cuanto antes. No podemos irnos de vacaciones sin Gobierno».

Iglesias captó el mensaje. Lejos, sin embargo, de dar marcha atrás en su pretensión de pactar un programa progresista y de dar forma a un Ejecutivo compartido como vía para dar esquinazo a los nuevos comicios, el líder de Podemos salió de la reunión augurando que «más temprano o más tarde» el presidente en funciones se avendrá a negociar la oferta morada. La mano tendida de Iglesias no eclipsa, sin embargo, la incomprensión e indignación que en la dirección de su partido han despertado los últimos movimientos de Ferraz. Los sitúan en un contexto de «regate corto», poco responsable «con la situación del país» e «impropio de quien ha recibido el encargo del Rey» para articular los apoyos necesarios en la Cámara Baja.

Desde el PSOE insisten en que en el caso de que no prospere la investidura de Sánchez en julio no habrá una segunda votación en septiembre y lo argumentan desde el convencimiento de que estos desencuentros no se solucionarán después de agosto si Podemos no modifica su posición: «Que Iglesias prefiera hablar de nombres a políticas, no creo que vaya a cambiar en septiembre». Durante la reunión, Iglesias trató de persuadir al presidente en funciones en torno a la necesidad de que «flexibilice su posición y negocie desde ya un acuerdo integral de coalición de izquierdas sin líneas rojas, ni en el programa ni en los equipos ni en la estabilidad». En ello insistió el propio Iglesias al término de su quinto encuentro con Sánchez. En declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso, el líder de Podemos señaló que trabajará para convencer al PSOE de que «se mueva» de su posición actual: «Nosotros no hemos parado de flexibilizar nuestra posición. El planteamiento del PSOE de que el gobierno tiene que ser monocolor va en una dirección contraria a lo que ha votado la ciudadanía».

Fuentes de Podemos explican que el presidente en funciones trasladó a Iglesias su intención de «llevar al país a elecciones si no cuenta con apoyos en la investidura en julio». Una posición que demuestra, según el diagnóstico de la formación morada, que «Sánchez no quiere negociar sino que intenta imponer unilateralmente un gobierno de partido único». Consideran en el equipo de confianza de Iglesias que «no es sensato que el PSOE actúe como si tuviera mayoría absoluta cuando no la tiene. No es coherente buscar por igual apoyo en la izquierda y en la derecha. La gente merece certezas y garantías. No es serio ir a una investidura sin haber logrado apoyos y amenazar con una repetición electoral».

Sin debatir del «corta y pega»

La reunión de ayer se prolongó durante una hora y tres cuartos. A tenor, sin embargo, del tono con el que Adriana Lastra cargó durante su comparecencia ante los medios contra Podemos y de los reproches lanzados por los de Iglesias contra el PSOE por su renuencia a llegar a acuerdos, parece evidente que no se registraron avances. Sánchez acudió a la cita con dos documentos: el extracto del programa electoral del PSOE que fue aprobado en la Ejecutiva del lunes y una comparativa con las coincidencias programáticas que unen a ambas formaciones. Las diferencias de fondo entre los dos líderes les impidieron entrar a debatir sobre políticas concretas. De hecho, en Podemos también provocó un gran malestar que el PSOE trasladase a los medios de comunicación su propuesta programática antes de remitírsela a Iglesias. En lo que respecta al fondo del documento, en el partido morado censuran que el PSOE se haya limitado a hacer «un corta y pega» de su programa electoral y, además, haya eliminado algunas de las cuestiones clave del acuerdo presupuestario firmado en octubre de 2018 por Sánchez e Iglesias, como por ejemplo, la intervención del mercado eléctrico para bajar la factura de la luz o el incremento del Impuesto de Patrimonio para las grandes fortunas.