Gobierno de España

Pedro vs Pablo

Diván frente a un Gobierno multipolar
Diván frente a un Gobierno multipolarJuan Carlos HidalgoAgencia EFE

Pedro Sánchez no ha decretado aún a los miembros de su gabinete y ya ha tenido la primera crisis. Su primer acto de gobierno no ha tenido que ver con el dormitorio de la Moncloa, sino que ha decidido cortar de raíz las lágrimas que Pablo Iglesias derramaba el pasado martes.

Ambos tienen algunos rasgos en común, como la soberbia. Iglesias está pagado de su inteligencia y de un carisma que solo le reconocen los muy suyos al oído, hasta el punto que se ve a si mismo manejando los hilos del poder y a sus adversarios como marionetas.

Sánchez adolece del mismo pecado, pero desde otra perspectiva. Se sabe por encima de los demás, pero no lo atribuye a su inteligencia, sino a otras dotes naturales que él conoce y que son tan evidentes que no necesita que nadie le regale los oídos. No es que haga desprecios a los piropos, sino que llueven sobre lo mojado de su propia percepción de sí mismo.

Sin embargo, es más en lo que se diferencian que en lo que se parecen. Iglesias es estratégico pero se le da mal la táctica, al contrario que a Sánchez. Los podemistas, siempre desconfiando del líder socialista, filtraron los nombres y cargos de sus ministros, antes de que lo anuncie quien debe nombrarlos oficialmente, pero Sánchez los ha noqueado a las 48 horas.

Primero la genuflexión para que le voten, después a por ellos. Ha nombrado un gabinete enorme con el que prácticamente podría formar dos equipos de fútbol. Lo ha hecho para humillar a Iglesias, vicepresidente a cuartas partes, y bajarle los humos.

Posiblemente, no buscaba solo eso, también el presidente luce más en tanto se devalúan los ministros. Además, no está dispuesto a dejar que el morado acapare la atención del país.

A Sánchez le han criticado sus adversarios la falta de empatía, de capacidad para las emociones, y de lealtad personal. Comenzó el debate con el mismo gesto con el que lo terminó, impasible, mientras Iglesias forzaba el llanto en la Cámara, Sánchez pensaba cómo liquidarlo. Quizá esa disfunción de personalidad sea hoy una garantía en medio del desatino de acuerdo.

Seguro que habrá reacción, que el podemista diseñará algo ingenioso, queda por ver si la infantería puede a la inteligencia militar.

El otro frente de desgaste que tiene el socialista es el de los independentistas que, después de las vitaminas que les han administrado durante los últimos meses, se sienten fuertes y han empezado a amenazar con retirar su apoyo, forzar elecciones y a no reconocer a la autoridad judicial del Tribunal Supremo.

Pedro Sánchez ha sido suficientemente frío como para liquidar sin razón aparente a tres ministras que se podría decir fundaron el sanchismo, María Luisa Carcedo, Magdalena Valerio y Dolores Delgado. No son las primeras que son despojadas de las medallas. En realidad, pocas personas se mantienen en el entorno del líder socialista más de 18 meses. Ya veremos lo que duran las alianzas.