“No puedo callar”

La distribución ayer de un libro escrito «a cuatro manos» entre el Papa emérito Benedicto XVI y el Cardenal Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, e hijo espiritual suyo –así se considera él–, está provocando una intensa polémica en los medios de comunicación del mundo católico. Parece prevalecer la línea informativa que aboga por la conspiración: para unos, Sarah habría abusado de la confianza de Benedicto «para atacar al Papa Francisco», mientras que para otros sería una conspiración «al alimón», con la misma finalidad. No pocos de estos comentaristas, autoproclamados defensores de la libertad de expresión, actúan ahora como inquisidores, siendo «más papistas que el Papa» y pareciendo desconocer a los protagonistas o el debate de fondo, que tanta preocupación suscita en la Iglesia.

El Cardenal Sarah ya se ha encargado de hacer frente a las acusaciones con cartas remitidas por Benedicto que aclaran cualquier duda razonable. La mala intención solo cabe en mentes que parecen ver a la Iglesia como una organización social o política, además de desconocer a los protagonistas. La realidad, la verdad, la han expresado ellos parafraseando a san Agustín: «No podemos callar». En efecto, las conclusiones del sínodo amazónico sobre el celibato sacerdotal, han creado profunda preocupación entre muchos católicos que aman a la Iglesia, mientras el camino sinodal alemán continúa su marcha. Si el problema es el título y la portada del libro, asunto resuelto. Quien quiera entender, que entienda.