Coronavirus
Casado construye ya su alternativa a Sánchez
Comité de crisis paralelo al de Moncloa. Reúne cada semana a ex ministros y dirigentes con experiencia de gestión. No apoyará la política económica pactada con Iglesias. Si convocan una mesa de unidad, irá. «Sánchez aún no ha llamado».
La dirección del PP ha empezado ya a construir la alternativa de Pablo Casado a Pedro Sánchez. Si Moncloa convoca una mesa de unidad nacional, el líder popular irá, pero desde su entorno advertían ayer que «lealtad, sí, y unidad para todo lo que sea salvar vidas y abastecer a los sanitarios y a la gente que lo necesita, pero no vamos a pasar por las políticas económicas de Podemos; ley del silencio, NO». En relación a los decretos económicos, la posición es rotunda: «Si no hay cambios y se mantienen las políticas económicas de Podemos, no vamos a apoyarlos».
El PP ha encontrado en la gestión socialista de la evolución de la pandemia del COVID-19 la justificación para adelantar la ruptura con el «chantaje» –dicen– del Gobierno, «su exigencia de que ante la emergencia, ellos marcan el rumbo, y quien no les siga es un antipatriota». Esto podría haber funcionado mientras siguiera «caliente» la crisis sanitaria, pero la tregua ni siquiera ha aguantado hasta ahí.
El viernes pasado el líder popular reunió en Génova a ex ministros y a otros altos cargos con experiencia de gestión para analizar la situación. Pero aquello han decidido convertirlo en un comité de crisis paralelo al del Gobierno, que se reunirá todas las semanas para valorar la evolución sanitaria y económica de la emergencia. Detrás están perfiles como el de las ex ministras Ana Pastor y Elvira Rodríguez. La alternativa la trasladarán desde ya al Congreso y al Senado.
En cuestión de días la puesta en escena de la estrategia popular ha dado un giro de 180 grados. El presidente del Gobierno empieza a oler a «quemado» y todos los partidos han comenzado a resituarse para no «mancharse» con los daños emocionales y económicos de la crisis sanitaria.
Para Génova, ésta puede ser la oportunidad para movilizar «la recolocación del centro-derecha». Sánchez tiene por delante una larga y difícil travesía en el desierto una vez que estabilice la emergencia nacional. Y esta vez la ideología no servirá para sortear los obstáculos que tendrá que superar. Con todas las diferencias existentes, en la dirección popular comparan esta situación con la posición en la que se encontró el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero cuando tuvo que enfrentarse a la crisis económica. Zapatero también buscó una salida en la ideología y la crisis le arrolló. Y aquella sólo fue una crisis económica; ésta lo será también emocional, ya que pasará tiempo antes de que la opinión pública olvide el dolor por las víctimas de la pandemia.
En el guión previsto por Sánchez para esta Legislatura, el centro derecha tenía un difícil escenario por delante. Pero ese guión ha quedado pulverizado: la agenda social, el acuerdo con ERC, los Presupuestos... A Sánchez ya no le vale con aguantar, y la historia política demuestra que quien tiene que enfrentarse a la gestión de episodios tan traumáticos como esta crisis sanitaria acaba siendo arrollado por los efectos de la misma.
Cuando se controle la pandemia el presidente del Gobierno tendrá que lidiar con un panorama desolador. Una sociedad traumatizada por las secuelas del dolor no canalizado durante los meses de confinamiento, y obligada a enfrentarse a una dura situación económica, cuando todavía no todas las capas sociales habían superado los efectos de la crisis anterior. Tendrá que tomar decisiones impopulares para ajustar las cuentas públicas sin haberse dejado espacio para la única salida posible, las de los acuerdos transversales. Ésta es la carta que todavía está a tiempo de activar, y desmontaría el pase al ataque del PP, al menos de momento. Ganaría tiempo, sin duda, y hasta podría salirle bien, si fuera capaz de liderarla. Pero ¿le deja Podemos? Hay inercias que ni siquiera la emergencia ha conseguido anular y todavía rigen patrones viejos, si debe haber una salida de derechas o de izquierdas, cuando no hay otra salida que la concertación nacional.
En el post-pandemia habrá otro tablero político completamente distinto. Sánchez hará lo necesario para evitar la convocatoria de unas elecciones, pero la oposición prevé que lo que dure, «será un camino de desgaste continuo». La ruptura que se ha evidenciado en estos días irá a más, hasta el punto de que Ciudadanos también ha acabado por tirar hacia la línea crítica fijada por el PP y por Vox.
Para Pablo Casado, las próximas elecciones generales serán las terceras a las que se presenta. Aunque los tiempos han corrido muy deprisa para él, esa convocatoria, si saliese mal, podría ser su última opción de llegar a La Moncloa. Y el único obstáculo en el camino es Vox. Hay dirigentes territoriales que creen que la campaña contra Sánchez se ha puesto en marcha demasiado pronto. Y recelan de que la lidere personalmente Casado. «A ver si luego van a ser otros los que se lleven las nueces».
La próxima semana el Gobierno se enfrentará al salto mortal de la convalidación de los Reales Decretos económicos presentados el pasado domingo, el de la prohibición de despidos y el del cese de las actividades productivas no esenciales. Pueden producirse cambios en el camino si Sánchez mueve ficha, contacta con la oposición, pero a día de hoy Génova se inclina por mantener su voto en contra y pedir que se tramiten como proyectos de ley para enmendarlos.
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