Coronavirus

Casado corta el apoyo a Sánchez por primar política sobre salud

Génova ofrece diálogo, pero no ve margen de acuerdo por Podemos y Vox. El líder popular limita su respaldo al estado de alarma y siempre que se reabra el control parlamentario

El PP no oculta ya que se siente completamente ajeno a la gestión sanitaria que el Gobierno ha hecho de la pandemia del Covid-19. La dirección popular trabaja en la exigencia de responsabilidades bajo el lema de que «el Ejecutivo socialista primó la política por encima de la salud, y ésta es la razón que ha hecho que España sea a día de hoy el país con más muertos en proporción a sus habitantes».

Sánchez sólo puede contar ya con el apoyo del PP para la prórroga del estado de alarma, y siempre que no implique nuevas restricciones en la libertad de los ciudadanos o desde el punto de vista económico, matizan desde Génova. El PP no se niega al diálogo, pero dice que Sánchez se envuelve ahora en el eslogan de los «Pactos de La Moncloa» para desviar responsabilidades y desviar la atención de cómo ha gestionado de manera unilateral la crisis sanitaria. «Es un señuelo», llegó a decir ayer el líder del PP, Pablo Casado, en una videconferencia con sus parlamentarios.

El diálogo es un mantra vacío de contenido. Casado no se cree que Sánchez tenga intención sincera de promover grandes acuerdos de Estado, pero incluso en el caso de que fuera así, dice que sería imposible avanzar en ellos con Podemos empujando por la izquierda y Vox por la derecha. El mínimo común denominador es tan pequeño en estos momentos que no sirve de base para propiciar ningún gran acuerdo de «reconstrucción» como lo ha bautizado la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

De hecho, hasta el consenso parlamentario está ya roto. El PP apoyará como mucho las prórrogas del estado de alarma, en las mismas condiciones iniciales del 14 de marzo. Pero nada más. La dirección popular trabaja en las enmiendas que presentará a los decretos económicos, y en todo lo demás el PP se prepara para ser la alternativa y no para asumir ninguna responsabilidad en las consecuencias económicas de la crisis sanitaria nacional.

Ayer Casado avisó al presidente del Gobierno que no podrá seguir apoyándole si no activa el control parlamentario porque el Congreso «no está en cuarentena». Ese control será la plataforma política desde la que el PP construirá la alternativa a las soluciones del Gobierno progresista. Ayer el jefe de la oposición defendió que los familiares de los fallecidos por coronavirus no paguen el impuesto de Sucesiones y Donaciones. E insistió, asimismo, en su exigencia de rebaja de impuestos. «Diálogo social, sí, pero cambio de régimen, no», que es lo que dice Casado que esconde la propuesta de unos nuevos Pactos de la Moncloa. «Hay que reivindicar las instituciones y el sistema político económico y laboral, que está plenamente en vigor para superar cualquier crisis», argumentó Casado.

Casado insistió en defender la lealtad del PP, con la advertencia de que lealtad no implicar ayudar a remar en la dirección equivocada. Como ya se le escuchó en el último debate parlamentario, ayer volvió a utilizar duros calificativos para referirse al Gobierno y a su gestión, marcada por la «arrogancia, la incompetencia y la mentira».

Gobierno y oposición no se ponen de acuerdo ni para consesuar algún tipo de gesto simbólico de ayuda a los familiares del coronavirus. Podemos tomó la delantera al PSOE con las donaciones de sueldo de sus parlamenarios. Ayer fue el PP el que anunció que ha creado un fondo para que sus parlamentarios locales, autonómicos, estatales y europeos donen voluntariamente parte de su sueldo. El dinero lo destinarán a la compra de comida para personas mayores que no puedan salir a la calle y que no tengan recursos sanitarios. Además de a la compra de material sanitario.

Por cómo se van recolocando todas las piezas en el tablero político ya empieza la fase en la que la batalla se centra en ver quién es más eficaz a la hora de responsabilizar al contrario de la falta de diálogo y de acuerdo. Sánchez carga con el peso de ser el que tiene la iniciativa y con la herencia de sus pactos con Podemos y los independentistas, excluyentes del acuerdo con el centro derecha. Pero, en cualquiere caso, en Génova también hacen cálculos del rédito entre su «parroquia» de hacerse cómplices de la gestión socialista. Ciudadanos intenta mantenerse en una posición equidistante y con mano tendida, pero en Génova saben que la mayoría de sus votantes son muy críticos con la administración que está haciendo Sánchez de la pandemia. Que no quieren acuerdos de Estado, si no exigir responsabilidades, y que sienten, además, la presión de Vox, que ha anunciado una ruptura de relaciones con el Gobierno e incluso estudia acciones judiciales contra sus decisiones.