Pedro Sánchez
Mentira y crispación
Vivir instalado en la contradicción es un ejercicio fatigoso y complejo, por decirlo suavemente, y suele tener consecuencias patológicas. En España padecemos claramente esa situación con un Gobierno que, debiendo procurar el bien común de la sociedad, se apoya en quienes pretenden todo lo contrario. Es cierto que situaciones de emergencia nacional como la sufrida, provocan reacciones de unión y apoyo en torno a quienes tienen la grave responsabilidad de tomar decisiones. Ahora Sánchez reprocha a la oposición que no esté a la altura de las circunstancias y creo que, antes de hablar así, debería hacer un mínimo de autocrítica: Fue él, y no la oposición, quien advirtió del insomnio e intranquilidad colectivas de los españoles, en caso de gobernar con Podemos. No debería olvidar que nos mintió y que ahora continúa haciéndolo en situación de alarma, y apoyándose en socios como Bildu y ERC, partidos literalmente antiespañoles.
No me cabe ninguna duda respecto a la influencia de esta incoherencia en la generación del clima de crispación que se vive actualmente en España. La combinación de mentira y contradicción es patológica, y provoca una onda expansiva de desunión. Quien como Sánchez está instalado en la postverdad y no distingue la verdad de la mentira, no debería seguir abusando de las homilías, género en el que es esencial decir la verdad. La crispación la genera el escucharle con plena conciencia de que no se puede confiar en lo que dice.
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