España

«La deriva del PSOE pone fecha de caducidad a la Corona»

En medios cercanos a la Casa Real crece la inquietud de que dentro del sanchismo sea ya dominante la corriente partidaria de un cambio de régimen en el que no hay lugar para la Monarquía

«Lo que preocupa es que apenas hay defensores decididos de la Monarquía entre las bases y los cuadros jóvenes del PSOE. Los más jóvenes son indistinguibles de los de Podemos. Si esta, digamos ''republicanización'', continúa, la Corona tiene fecha de caducidad en España». Son palabras de un veterano servidor de la Casa del Rey con luengos años de trabajo a las órdenes de Don Juan Carlos y ya retirado pero que comprueba con inquietud que uno de los pilares del sistema institucional que sustituyó al franquismo –un partido fuerte de centro izquierda republicano de nombre pero monárquico de facto– se está desmoronando.

La crisis institucional que ha desatado la decisión del Gobierno de no refrendar la presencia del Rey en la entrega de despachos ha hecho que se reaviven los temores, nunca del todo apaciguados, de que, lejos de tratarse de una situación de debilidad coyuntural de un partido que necesita apoyos para aprobar unos presupuestos, la realidad es que dentro del PSOE existe una corriente dispuesta a transigir con Podemos y los nacionalistas y lograr un cambio de modelo constitucional sin lugar para la Corona. Son difíciles de olvidar, en este sentido, las frases que ha ido dejando caer el titular de Justicia, Juan Carlos Campo, en los últimos meses en el sentido de que es necesaria una reforma de la Constitución para lograr un marco de convivencia adecuado, aceptando por tanto la tesis de que el actual esta superado. «Igual hay que dar una vuelta al Título VIII aunque sea para dejarlo igual. No lo sé, tenemos que encontrar una fórmula para que todos los españoles, incluidos los catalanes, estemos a gusto y tengamos un marco de convivencia, pero todos bajo un arco», dijo poco antes del verano.

Para el ex ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo este es el principal problema al que se enfrenta a España. «La cacería mediática a la que se ha sometido a Don Juan Carlos no tenía al anterior Rey como objetivo sino a Don Felipe, que es el único obstáculo que se interpone para lograr el cambio de régimen que quieren». Para Margallo que un Gobierno sea incapaz de responder a la ciudadanía y asumir sus decisiones significa que ha dejado de ser gobierno porque «lo único que no se persona es no mandar». «Es intolerable que el Rey no pueda viajar a Barcelona porque puede irritar a los que dieron un golpe de Estado. Todo lo que estamos viendo son una serie de concesiones que está llevando a cabo Pedro Sánchez para aprobar los presupuestos y quiere aprobar los presupuestos para obtener tiempo para un cambio de un modelo autonómico a uno plurinacional o, si pueden, federal», insiste.

Porque lo cierto es que ha sido dentro del PSOE donde la Corona ha contado tradicionalmente con buena parte de sus más fervientes defensores. Casi proverbial es en este sentido la excelente relación que mantuvieron Don Juan Carlos y Felipe González durante los casi 14 años que duró su periplo en Moncloa –de 1982 a 1996– una etapa en la que, para bien o para mal, se consolidaron los presupuestos económicos, sociales y culturales de la España en la que vivimos: descentralización, desindustrialización, y desempleo. No hace falta irse a las hemerotecas para recabar encendidos elogios por parte del ex presidente hacia la Corona y el papel que ha jugado desde la Transición. Este mismo miércoles el ex presidente socialista afirmó que cambiar la actual Monarquía por una «república plurinacional con derecho de autodeterminación», como aseguró defiende el actual vicepresidente Pablo Iglesias, sería «la semilla de la autodestrucción» del país como «Estado Nación», una declaración que deja poco margen a la interpretación y que es, de hecho, el más claro alegato a favor de la Corona que ha provocado las crisis del veto de Don Felipe a la entrega de despachos en Barcelona. Su compromiso con la Monarquía sigue intacto: «Estoy radicalmente en contra de eso, y con lo que me quede de fuerzas, con la edad que tengo y el futuro, lo combatiré», aseveró durante una entrevista virtual organizada por el diario argentino Clarín.

Después de escuchar estas palabras el contraste no puede ser más doloroso con el largo historial de desaires que el actual Gobierno liderado por Pedro Sánchez ha venido realizando. Sin embargo hasta el momento se ha tratado de faltas de delicadeza protocolaria o de poco respeto a los usos y costumbres a los que nos habían acostumbrados los anteriores presidentes. En este sentido, para el ex ministro Margallo «la ausencia en Barcelona, dulcificar el delito de sedición, los indultos... todo forma parte del plan de Sánchez que tendrá sus tiempos... pero desde luego tiene un puerto de llegada claro». Es por esto que la estrategia de los partidos que apoyan al presidente es diáfana: «Podemos, PNV, Bildu, Junts, ERC... se matan entre ellos pero todos se pondrán de acuerdo inmediatamente en apoyar a Sánchez porque saben que es la mejor alternativa para hacer avanzar sus planes de ruptura. El que más claro lo que expresado siempre ha sido Junqueras: ''Hoy paciencia, mañana independencia''».