ETA

La Audiencia absuelve al etarra “Kubati” del atentado en que murieron dos agentes del GAR

Considera que sus huellas en los tubos lanzadores no es prueba suficiente para condenarles

El etarra arrepentido José Miguel Latasa, durante el juicio por el asesinato de dos guardias civiles en Arechavaleta en 1986
El etarra arrepentido José Miguel Latasa, durante el juicio por el asesinato de dos guardias civiles en Arechavaleta en 1986-Agencia EFE

Los etarras José Antonio López Ruiz, “Kubati” y José Miguel Latasa, “Fermín”, han sido absueltos por la Audiencia Nacional del asesinato de dos miembros del GAR de la Guardia Civil en Arechavaleta (Guipúzcoa), al considerar que las huellas aparecidas en los tubos que fueron utilizados para lanzar las granadas contra el cuartel de la Benemérita en esa localidad no son prueba suficiente. Los agentes asesinados eran el teniente Ignacio Mateu y el guardia Adrián González.

La audiencia considera que esta prueba indiciaria (las huellas)l, “es la que más aproximaría a los coacusados con la autoría de los hechos, ya que acredita que aquellos en algún momento anterior a su ejecución manipularon los citados tubos de PVC usados en el atentado ahora enjuiciado, sin que ello implique, con la seguridad y certeza exigidas y alejadas de toda duda, su efectiva y directa participación en los mismos, máxime cuando unas horas antes, habían llevado a cabo otra acción contra el cuartel de la Guardia Civil de Villafranca de Ordizia, cuya autoría si se encuentra acreditada y probada, ya que fueron condenados por estos hechos”.

“Las huellas aparecieron en los tubos de PVC utilizados para lanzar las granadas. Tanto los propios acusados, como los peritos reconocieron que se trata de materiales de venta legal que pueden ser adquiridos en cualquier ferretería o almacén de productos de fontanería, ya que son los que se utilizan habitualmente para instalar los canalones de desagüe de las viviendas, y que este tipo de productos los adquiere cada comando, mientras los que no son de venta legal o abierta al público, como los explosivos, detonadores, armas, municiones, se encarga de suministrarlos la propia organización terrorista. Por lo que la aparición de sus huellas en los citados tubos, implica que en algún momento estuvieron en contacto con los mismos, lo que no necesariamente implica que participasen” en el atentado.

“No existe ningún otro indicio, ni menos aún prueba directa que corrobore que los acusados más allá de haber manipulado esos tubos, participasen en esa acción en cuestión, ya que resulta extraño que si hubieren transportado los tubos en un vehículo, colocados luego en el monte soportados en un árbol y sujetados con cinta aislante y cuerdas  y manipulado supuestamente, para introducir en su interior las granadas, no aparezcan más huellas, ya que estos fueron hallados intactos, a diferencia de los artefactos trampa, los cuales quedaron destruidos”, añade la sentencia.

“Aunque es cierto, que, por la distancia geográfica, y el transcurso del tiempo (algo más de tres horas), pudieron luego desplazarse a la localidad de Arechavaleta para cometer la acción ahora enjuiciada, es muy poco probable, dadas las dificultades con las que se podían haber encontrado en su desplazamiento, y el riesgo máximo que asumían de poder ser detenidos en aquél”.

"No parece plausible, ni racional, que unos mismos sujetos que han preparado un atentado desplazándose a la localidad de Beasaín (Guipúzcoa) donde secuestraron a una persona, se apropiaron de su vehículo, y lo dejaron encadenado en el monte a un árbol, prepararon a continuación el coche con explosivos a modo de señuelo para atentar contra las patrullas de la Guardia Civil que acudiesen al lugar desde donde se habían producido las explosiones de las granadas que alcanzaron la casa cuartel, y tras todo ello, en vez de procurarse refugio para evitar ser detenidos, se dedicasen a elaborar un nuevo atentado, en este caso, contra la casa cuartel del Arechavaleta. Lo más razonable, es pensar que éste fue cometido por otros miembros de la organización terrorista ETA distintos, ya fuesen del mismo comando “Goierri-Costa”, que, sin duda, como hemos dicho fue uno de los más activos y sanguinarios de la banda, o de otro comando distinto como el “Araba”, el “Eibar” o el “Bellotxa”. El hecho de que se empleen materiales y sistemas similares en uno y otro atentado, no implica que hayan sido los mismos autores los que ejecutaron ambos, ya que como también se ha dejado dicho, en concreto, los tubos de PVC son los que habitualmente utiliza la organización terrorista para el lanzamiento de granadas de tipo “Mekar"”.

“La atribución de la autoría de los hechos a los ahora acusados sobe la base de unos elementos exclusivos o negativos, que desde luego resultan a todas luces insuficientes para enervar el derecho a la presunción de inocencia que asiste a los acusados, aún en supuestos tan lacerantes como el que nos ocupa”, concluye.