El vídeo de su declaración
Iglesias dijo al juez que el “estrés” por el “acoso” a su chalet “afectó a su rendimiento laboral”
El ex vicepresidente declaró que las protestas del vecino al que denunció le obligaron a “restringir las salidas al jardín” de sus hijos y le impidieron sacar a pasear a sus perros
Pablo Iglesias aseguró al juez que investiga el supuesto acoso a su vivienda por parte de un vecino de Galapagar (Madrid), que las protestas de Miguel Ángel Frontera afectaban a su labor como vicepresidente del Gobierno. En su declaración ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Collado Villalba, el líder de Podemos mantuvo que el presunto hostigamiento afectaba a su trabajo por la situación de “estrés” que le generaba y negó que pueda equipararse con los escraches, con los que dijo no estar de acuerdo.
“¿En sus funciones como vicepresidente le está afectando de alguna manera?”, le preguntó el juez en esa declaración por videoconferencia del pasado 28 de diciembre. “Es inevitable cuando tienes la cabeza en otra cosa. Entiendo que me va en el salario que haya protestas en el lugar de trabajo como pueda ser el ministerio, pero cuando llegas a casa que es un espacio familiar, si te encuentras con una situación así mentalmente estás en otra cosa”, explicó Iglesias.
Según el líder morado en esa situación “es mucho más difícil cumplir con tus tareas y con tus responsabilidades en la medida que el espacio de descanso se ve afectado y el estrés al intentar evitar que los niños sufran lo que estamos viviendo sus padres es muy complicado de llevar y claro que afecta al rendimiento laboral que en este caso es gobernar”.
“No puedo salir a pasear con mis hijos”
“¿Esta situación le está afectando en su vida cotidiana?”, le pregunta el instructor, que investiga por cinco delitos a Frontera. “Claro. Para empezar no puedo salir a pasear con mis hijos -dice Iglesias-, he de restringir sus salidas al jardín por el miedo a que puedan escuchar los insultos de este señor. Muchas veces dentro de la casa les hemos tenido que cambiar de habitación porque cuando utiliza megafonía los gritos y los insultos se escuchan también dentro de casa”. Incluso asegura que “muchos amigos y familiares tienen lógicamente miedo a venir a casa porque se lo pueden encontrar en la puerta. Mi madre y mi suegra que muchas veces vienen a cuidar a sus nietos se ven intimidadas ante ese tipo de situación”.
“Mentalmente es muy difícil llegar al domicilio familiar y encontrarte con esta presión -se quejó el entonces vicepresidente-. Te ocupa muchas horas de tiempo pensando tanto en la cuestión de las acciones judiciales a emprender como incluso cómo proteger a los niños. A mí me preocupa salir con ellos a la calle porque este señor no hace caso a lo que le dicen las Fuerzas de Seguridad y temo tanto una eventual agresión como que pueda decir algo que afecte a los niños que tienen ya los dos mayores más de dos años y empiezan a entender”.
“Muchas veces saliendo de casa me lo he encontrado en la puerta grabando un vídeo. Esas veces estaba yo saliendo con mis hijos. Al entrar en casa con los niños también me lo he encontrado. En la práctica eso me ha obligado a no sacar a mis hijos de casa para evitar una situación desagradable con este señor. Tampoco saco a pasear a mis tres perros y le he pedido a un amigo que lo haga para evitar situaciones desagradables”.
“Profiere insultos como garrapata y chepas”
Iglesias relató al magistrado que desde mayo del pasado año hasta el momento de su declaración -cuando aún no se había acordado la orden de alejamiento-, el vecino denunciado “de manera interrumpida viene a nuestro domicilio a diferentes horas, a diferentes momentos, al principio en concentraciones organizadas con más gente, y profiere insultos como “hijo de puta”, “garrapata”, “chepas””, unos insultos que también se dirigen, según contó, contra su pareja, “diciendo que su único mérito es practicar felaciones, colocarse unas rodilleras y esto viene siendo una praxis habitual desde el mes de mayo”.
“Trata de buscar posiciones en cualquier lugar alrededor de la casa haciendo caso omiso de las indicaciones que le hacen policías o guardias civiles. Los insultos son constantes, muchas veces utilizando megafonía propia, lo cual me ha obligado a no sacar a los niños al jardín para que no tuvieran que escucharle”, reiteró Iglesias, quien recordó que “hace dos sábados estaba mi suegra en casa y este señor estaba en la puerta y tuvo que esperar hasta que la Guardia Civil le convenció de que se alejara lo suficiente para que mi suegra pudiera salir con cierta tranquilidad desde casa”.
“Los escraches no los defiendo y no estoy de acuerdo”
El líder de Podemos negó que las protestas frente a su casa sean equiparables con un escrache, con los que en todo caso dijo no estar de acuerdo. “Los escraches siempre han tenido un carácter puntual, un día. En este caso hablamos de acudir al domicilio de un cargo público de manera ininterrumpida desde el mes de mayo hasta la fecha. Creo que la diferencia es obvia”, matizó cuando la defensa de Frontera le recordó que en su día justificó los escraches a la entoncesvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría..
“En los escraches había una suerte de reivindicación política y no los defiendo y no estoy de acuerdo -aseguró-. En este caso creo que es evidente que hay una voluntad de insultar y de intimidar y, además, en el lugar donde vivo con mis hijos pequeños”.
“Que a un gobernante le insulten en el lugar donde ejerce sus labores de gobernante pues quizá forme parte de lo asumible en un sistema democrático”, añadió desligando ese comportamiento de que insulten a alguien “en un lugar que lo pueden oír sus hijos pequeños”.
“Incluso dentro de casa he tenido que cambiarles de habitación porque estaban escuchando como este señor llamaba a su padre “maricón” e “hijo de puta”; claro que eso afecta a un niño de dos años”, recordó. “Insultar al padre de un niño pequeño en su presencia es agredir al niño”.
Irene Montero: “Claro que tengo miedo”
En la misma línea que Iglesias, Irene Montero aseguró que también sintió miedo de Frontera, quien según dijo se dedicaba a “acosarnos y a hacernos la vida imposible en nuestra vivienda”. “Pone música a un volumen atronador que despierta a los niños y que hace imposible no solamente el descanso, sino trabajar en casa”, explicó. “Es imposible saber cuándo va a venir. Se puede presentar a cualquier hora”, añadió.
“¿Su actividad como ministra también se ha visto perjudicada?”, quiso saber el magistrado, a lo que Montero respondió afirmativamente. “Muchas veces, y más en un contexto de emergencia sanitaria, no solo trabajamos en nuestros ministerios, sino que tenemos que hacer mucho trabajo desde casa en horarios muy variables”. “Eso cuando hay un ruido ensordecedor no puedes hacerlo”, se quejó, asegurando que estaba obligada a “planificar que hay dos o tres horas en tu casa que no puedes hacer nada”. Y, además, hizo hincapié en “la tensión emocional y mental, que implica cambios físicos en tu rutina, de saber que no puedes sacar a los perros, ni a los niños a pasear, y que si vienen unos amigos ya tienes que estar tensionado”.
“¿Usted tiene miedo de Frontera?”, le preguntó la abogada del investigado. “Sí, claro, porque no solamente viene a diario y dice en los vídeos que graba de forma insistente que lo que quiere es que nos vayamos”, contestó la ministra, sino también -añadió- por los “insultos” y “sobre todo porque no hace caso a lo que le dicen los agentes”. “Si un ser humano no hace caso a las indicaciones de la Policía y conoce perfectamente nuestro domicilio y sus inmediaciones y se jacta en las redes sociales de conocerlo perfectamente para hacernos la vida imposible, pues claro que tengo miedo porque una persona que no hace caso a las Fuerzas de Seguridad del Estado está dispuesta a hacer cualquier cosa y no le intimida nada”. “El miedo está ahí”, recalcó.
“Excede la libertad de expresión”
Al igual que el líder de Podemos, desvinculó lo sucedido de los escraches. “Los escraches duran minutos, como mucho horas, y esto lleva produciéndose ininterrumpidamente desde el 15 de mayo; y además en un escrache hay una reivindicación política y aquí la reivindicación política es que yo me ponga una rodillera”, manifestó.
“Yo entendería que en el ministerio o en cualquier lugar de trabajo o en cualquier visita que yo haga en calidad de ministra eso se pueda producir y me parece que va en el cargo e incluso puede aportar a la salud democrática”, precisó. Pero afirmó que eso no tiene nada que ver con que “diariamente se presentan en tu domicilio vulnerando el perímetro de seguridad, poniendo música, gritando, insultando, diciendo “no voy a parar hasta que te vayas de España”, diciendo todo tipo de insultos a tu pareja, diciendo “ponte las rodilleras ministra”, “cabrones”, “hijos de puta”, cuando eso pasa de forma cotidiana y tu familia tiene miedo y hay amigos que tienen miedo...”.
Para Montero, esa protesta no puede enmarcarse en el derecho a la libertad de expresión. “Entendería perfectamente que usase su derecho a libertad de expresión, pero venir cotidianamente a mi casa cualquier día y a cualquier hora publicando vídeos pidiendo dinero para poder seguir viniendo a mi casa e insultándome creo que excede completamente lo que es la libertad de expresión”. “Lo que él mismo dice que está intentando -añadió- es que yo me vaya de mi casa, hacernos la vida imposible y molestarnos e incomodarnos vulnerando la intimidad de mi propio domicilio en el que vivo con tres niños pequeños.
La denuncia de Iglesias
En su declaración judicial del pasado 28 de diciembre -que se realizó por videoconferencia- Iglesias y Montero aseguraron sentir «miedo» por el supuesto hostigamiento del vecino al que denunciaron por acoso -y a quien el juez de Collado Villalba impuso una orden de alejamiento de 500 metros- y se quejaron de las consecuencias de esas protestas para sus tres hijos, hasta el punto de que según la titular de Igualdad el comportamiento de Frontera habría alterado la rutina de los pequeños, que según explicó a veces se despiertan por las protestas.
El líder de Podemos denunció al vecino por delitos de descubrimiento y revelación de secretos, acoso, coacciones y desobediencia a agentes de la autoridad, a los que hay que añadir el de injurias graves a la autoridad que le imputa la Fiscalía. El Ministerio Público denunció a Frontera de oficio por exhibir un letrero en el que se leía que Iglesias es «hijo de un terrorista», en referencia a la vinculación de su progenitor con el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP). En su declaración, el líder morado defendió que su padre «había luchado contra el franquismo».
Sin embargo, su defensa intentó sin éxito que el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Collado Villalba le investigara también por alteración del orden público y contra los recursos naturales y el medio ambiente. Y es que en su opinión, Frontera perturbó con sus protestas el entorno del Parque Natural de Galapagar, donde se encuentra su vivienda, “incitando a la desobediencia y creando caos”.
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