Heidi Paz y César Román se conocieron en abril de 2018 en el restaurante que él regentaba y donde ella trabajaba de camarera

La hermana de Heidi Paz: «La herida duele pero estamos al final de una tortura de tres años»

40 testigos y 45 policías declararán desde el lunes en la Audiencia de Madrid por el juicio contra César Román, acusado de matar y descuartizar a su novia en verano de 2018

Heidi Paz Bulnes se crió en San Pedro Sula, una ciudad situada al norte de Honduras. Fue mamá muy joven y en 2013 decidió emigrar a España para poder ofrecer un futuro mejor a sus niños, a quienes tenía intención de traer muy pronto a Madrid. Era verano de 2018, ya había conseguido legalizar su situación y las cosas no le iban mal. Además, acababa de romper la relación que había mantenido con el que fuera su jefe en una sidrería, al que conoció en abril del mismo año, y estaba feliz de haber podido dar carpetazo, por fin, a una relación tóxica. Poco después de conocerse se habían ido a vivir a casa de él (en la calle López Grass de Vallecas, posible escenario del crimen) pero la cosa no funcionó y ella decidió dejarle aunque seguían viéndose de forma esporádica. Pero ese anhelo de una vida mejor se truncó demasiado pronto para Heidi. Este verano ya hará tres años desde que la familia de la hondureña de 25 años dejó de tener noticias de ella. Su madre Gloria, que también vive en Madrid, denunció su desaparición y la imagen de la joven comenzó a difundirse en los carteles de SOS Desaparecidos. Poco después, la familia de su ex pareja, César Román Viruete, hizo lo propio al no lograr tampoco contactar con él. Los dos habían desaparecido y, aunque algunos quisieron pensar una posible huida conjunta para evitar el enésimo pufo de él (que ya tenía numerosos antecedentes por impagos) la familia de Heidi tenía claro que ella nunca sometería a la tortura de la incertidumbre a su familia. No fue hasta el 13 de agosto cuando la Policía Nacional comenzó a buscarlos ya en el marco de un posible crimen. El incendio de una nave de Usera fue el punto de partida.

Nave de Usera donde encontraron la maleta con el torso de Heidi
Nave de Usera donde encontraron la maleta con el torso de HeidiLa RazónLa Razón

Tras el aviso de los vecinos, los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid entraron en el lugar y tras sofocar las llamas que salían del montacargas descubrieron una maleta con lo que parecían restos humanos, según avanzó LA RAZÓN. Pasaban el testigo a la Policía, que comenzaba una de las investigaciones más complejas a las que se ha enfrentado el Grupo VI de Homicidios de Madrid. Porque tras hacer las primeras comprobaciones sobre a quién pertenecía esa nave y saltar el nombre de César Román (tanto él como su pareja figuraban como desaparecidos) enseguida barajaron que aquel torso podía ser el de Heidi. Sin embargo, tal y como publicó este diario, un error en la identificación por parte del equipo forense que practicó la autopsia ralentizó mucho las pesquisas policiales. Los científicos sostenían que pertenecía a una mujer de raza caucásica y que no había parido pero no se pudo determinar la causa de la muerte. Ahora será una de las bazas de su defensa. El error de bulto (Heidi era mulata y tenía dos hijos) se explicaría por el mal estado del cuerpo tras haberlo rociado con ácido para acelerar su descomposición y quemarlo. Pero lo cierto es que supuso que los agentes abrieran el abanico de posibilidades a una investigación que pudo haber ido a otro ritmo de no haber sido por este desvío. Que el torso pertenecía a Heidi Paz pudo determinarse con un 99% de certeza tras el cotejo con el ADN de la familia y fue entonces cuando César se convirtió en el principal sospechoso del presunto crimen.

El discípulo de Arzak

El Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid (de guardia el día que se halló el torso en al nave) emitió una orden de detención contra Román y pocos días después, el 16 de noviembre de 2018, fue arrestado en Zaragoza. Allí trataba de pasar desapercibido con una identidad falsa: decía ser José Rafael Rujano Contreras, pero pedía que le llamaran «Txiki». César, conocido por ser un auténtico «fantasma» en casi todas las vertientes de su vida, no sólo inventó un nombre y un apodo. También contó que era de Maracaibo (Venezuela) y un gran profesional a los fogones porque se había formado con Arzak. Había intentado cambiar su look dejándose barba, rapándose la cabeza y había perdido muchos kilos. Aunque hay algo que César no puede ocultar: su metro y medio de estatura, que desde luego llama la atención. A los cuatro días ingresó en la prisión de Soto del Real, donde ha permanecido en preventivo hasta ahora, cuando comienza el juicio oral que se prolongará hasta el día 26 de mayo. Comienza a las 10:00 horas del lunes ante un jurado popular en la sección 26 de la Audiencia Provincial de Madrid.

La Policía detuvo el 16 de noviembre de 2018 al "Rey del Cachopo". /Antena 3
La Policía detuvo el 16 de noviembre de 2018 al "Rey del Cachopo". /Antena 3larazon

«Fue una muerte muy cruel»

La acusación particular, ejercida por el abogado Ramón Fernández de Mera, solicita 26 años de cárcel para el acusado por los delitos de maltrato continuado (1 año) y de asesinato (25) con alevosía, agravante de parentesco y de género. Además, piden una responsabilidad civil subsidiaria de 40.000 euros a cada uno de los dos hijos de la víctima y otros 80.000 euros para su madre. Su hermana Vanesa, que reside en Miami (Florida), espera que se haga justicia por la muerte «tan cruel» que sufrió su hermana.

Según la Fiscalía, que solo pide 15 años y cinco meses por homicidio y profanación de cadáver, sobre las 5:52 horas del 5 agosto de 2018, la víctima llamó por teléfono al acusado y acto seguido se dirigió al domicilio que habían compartido. Una vez allí, entre ese momento y las 16:21 horas de ese mismo día, el acusado, según la fiscal Laura Cambero, «movido por el hecho de ser Heidi mujer y no aceptar que ella quisiera distanciarse, con la intención de quitarle la vida, o al menos, representándose dicho resultado, le causó la muerte». Para evitar ser descubierto y que se pudiera identificar el cadáver, «sin importarle el ultraje y la deshonra que ello suponía para el cuerpo sin vida de Heidi seccionó, separando del cuerpo la cabeza y los miembros superiores e inferiores, y se deshizo de ellos, sin que se haya podido determinar la forma en que lo hizo», subraya el escrito fiscal. Respecto del tronco de la mujer, «después de meterlo en una bolsa de plástico negra, lo introdujo en una maleta».

Quemó los implantes de silicona

A continuación, sobre 16:21 horas del 5 de agosto pidió un taxi al servicio de Tele Taxi en el que trasladó el cuerpo de la víctima desde el domicilio hasta una nave industrial que había sido alquilada el 15 de febrero de 2018 por César Román, en representación de la entidad Delice Experience S.L. Entre el 5 y el 13 de agosto el acusado, «sin importarle, la deshonra que ello suponía para el cuerpo sin vida» de la mujer, lo roció con sosa caústica, «y valiéndose de un cuchillo, le cortó los senos, que tenían unos implantes de silicona, y junto con un colgante y otros efectos personales, el 13 de agosto de 2018, intentó quemarlos, haciendo un fuego en la plataforma del montacargas, de la planta del sótano de la nave industrial». Ese mismo día, tras enterarse de que se había encontrado el cuerpo de la mujer, dejó de utilizar la línea de teléfono que tenía hasta ese momento y huyó a Zaragoza.

“Quiso terminar una relación tóxica”

Para la hermana de la víctima todo este tiempo «ha sido una tortura muy larga de casi tres años» pero ahora, según confiesa a este diario, esperan «que le caiga la pena máxima». «Ya está llegando el final de esta pesadilla y esperamos que la Justicia española esté de parte de la víctima», asegura Vanessa, muy consciente de la lacra de la violencia de la género. «Sé que este tipo de casos no solo nos ha pasado a nosotros y en España hay muchos casos de violencia hacia la mujer. Ahora confiamos en que se haga justicia por mi hermana y por todas esas mujeres que han caído en relaciones equivocadas con personas sin corazón, que les han arrebatado la vida por querer terminar una relación tóxica». Tanto para Vanesa como para su otra hermana que ha venido a Madrid a acompañar a su madre a declarar, el juicio va a ser duro: «La herida duele y cada vez que se habla de este tema tan triste volvemos a recordar momentos muy dolorosos que hemos pasado como familia».

César Román, el «Rey del cachopo»
César Román, el «Rey del cachopo»larazon

En el módulo de los presos VIP

César, por su parte, ha permanecido todo este tiempo en la prisión de Soto del Real, donde su personalidad no ha pasado desapercibida. Va a misa los domingos con el padre Paulino pero no le ha servido para mejorar su comportamiento dado que ha estado tres veces en aislamiento: el entrar, cuando le amonestaron por tener un altercado con un preso independentista (al que gritó «¡Viva España!» haciendo gala de su pasado falangista) y tras pillarle los funcionarios un móvil el pasado mes de noviembre. Fue entonces cuando le cambiaron de módulo y dejó el 5 (más conflictivo y donde hizo buena amistad con el butronero recientemente fallecido «Cásper»), para entrar en el 10, un módulo de respeto de menos de un centenar de internos, donde comparte espacios comunes con los presos «VIP». Es por eso que, sobre todo desde el incidente del móvil, los funcionarios andan detrás de él por si mete otro e intenta hacer alguna foto a algún compañero «famoso». Ahora convive con Bárcenas o los ex alcaldes de Majadahonda Guillermo Ortega y de Pozuelo, Jesús Sepúlveda (ex marido de Ana Mato). «Lo que le faltaba para sus ínfulas de grandeza», aseguran desde prisión. Porque César es, por lo general, educado en el trato con ellos pero ha dado muchos problemas a la dirección del centro por sus peticiones en bucle. «Veía que a algunos presos les autorizaban tener ordenador para estudiar el sumario de sus casos y él también lo pedía. Él pedía de todo», sostienen.

Nueva abogada

César se sabe de memoria el sumario de su caso, no ha parado de estudiarlo. Está solo en su celda, tiene televisión propia y las paredes llenas de fotos de su hija, su única «espinita» porque cree que no va a volver a verla ya que la niña, al parecer, se niega a visitarlo en prisión. Es lo único que, al parecer, le quita un poco el sueño porque con respecto al crimen de Heidi está bastante tranquilo. Se ha aprendido al dedillo su caso, sabe las lagunas en las que ha estado trabajando el que fue hasta el pasado 23 de marzo su abogado, Manuel Alonso Ferrezuelo, pero según se acercaba el momento del juicio oral se fue poniendo nervioso y decidió cambiar de letrado.

Dentro de sus posibles “fantasmadas” César aseguró en prisión que tenía un romance con una abogada que iba por Soto explicando la labor de su asociación y recientemente había lanzado una plataforma para ayudar a familiares de presos en cuya creación, aseguran, habría participado Román. La abogada que está al frente, Ana Isabel Peña, se ha convertido, a dos meses del inicio de la vista oral, en su representación legal ante el jurado popular. Ya le estaba llevando el tema de la niña con su ex mujer y ahora ha decidido que sea ella quien pase el juicio.

LAS CLAVES DEL JUICIO

El ADN del torso

Una de las bazas de la defensa de Román es el error de identificación del torso por parte de los forenses cuando creyeron que era de raza caucásica. Él sostendrá que no es Heidi a pesar de que la prueba de ADN no dejaba lugar a duda.

La data de la muerte

También tratará de aprovecharse de la horquilla que dieron los forenses con respecto a la muerte: tres días antes de su hallazgo (día 13) aunque para la Policía es más de una semana (día 5) pero se explicaría por ser verano y estar en la maleta.

Huida a Zaragoza

Su defensa argumentará que ponerse a trabajar en un bar de Zaragoza no parece una forma muy efectiva de huir de un crimen y él sostendrá que se sentía amenazado por una organización policial, a pesar de que no ha querido dar detalles en la instrucción.

Su huella en el bote de sosa

En la nave donde encontraron el torso de Heidi rociado con sosa cáustica había un bote del producto con su huella. Él argumentará que había estado limpiando la nave con el producto y que en la maleta que llevó el día 5 solo había documentación.

Un cuchillo como los suyos

Durante la inspección ocular también encontraron en la nave un cuchillo de la misma marca y modelo como los que César utilizaba en sus restaurantes. Habría podido utilizarlo para seccionar los senos, a los que luego prendió fuego en la nave.

40 Testigos declararán en el juicio, así como 45 agentes de Policía Nacional, 3 de la Municipal, 4 forenses, 3 psicólogos, 3 de Toxicología y un bombero del Ayuntamiento de Madrid.