Análisis

El alto precio en la factura de las urnas

La realidad demoscópica es muy distinta de la ensoñación en la que se vive en la sede de la Presidencia del Gobierno y la confraternización con el independentismo hará mella en el PSOE

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro SánchezRicardo RubioEuropa Press

Esta presidencia se caracteriza por el predominio de la acción política sobre la económica. Con notorio y manifiesto menosprecio por la economía real. La maniobra política el desalojo de Rajoy en junio de 2018 fue eminentemente política, ya la tenía en mente Sánchez tras sus fracasos electorales en las generales de 2015 y 2016. El mismo PSOE, en el golpe interno de octubre de 2016, tuvo que apartarlo para facilitar la investidura de Rajoy en 2016 y evitar un pacto Frankenstein del PSOE con los enemigos de España. Una vez que Sánchez recuperó el poder en el PSOE, en mayo de 2017, puso en marcha su plan: llegar al gobierno al precio que fuese necesario, aunque solo fuese con la complicidad de los enemigos de la Constitución. Lo conseguiría en doce meses.

Contrariamente la anterior administración popular apostó por la recuperación económica y creación de puestos de trabajo con lo que conseguir un mayor número de cotizantes, es decir consumidores y contribuyentes, que comenzaran a llenar las arcas del erario público, sostener las pensiones y dinamizar la economía con el consumo interno. El país vio truncada su recuperación económica de 2015/2016, que tanto esfuerzo y sacrificio comportó entre 2012 y 2014, con la moción de censura. La ortodoxia económica de Rajoy bajó el paro de los 4,6 millones heredados de Zapatero a los 3,1 en el momento de la llegada al gobierno de Sánchez. En seis años y medio Rajoy redujo el paro en un 32,6%, que se dice pronto. Un millón y medio de españoles se incorporaron a la economía.

En el primer periodo de la administración Sánchez, desde junio de 2018 hasta febrero de 2020, previo a la crisis de la Covid-19, el número de empleados en España no solo no subió, sino que bajó. Llegando a totalizarse 3,2 millones. Luego la pandemia lo elevó notoriamente. Pero es significativo que en veintiún meses la economía bajo el mando de Sánchez, y antes del COVID-19, no creció ni creó empleo.

Hoja de ruta

El Gobierno de España estaba a otras cosas, alimentando el crecimiento de Vox, trasladando al General Franco de su tumba junto a José Antonio Primo de Rivera y reubicarlo junto a la del Almirante Carrero Blanco, cediendo ante los independentistas de ERC y JxCat para que no le organizaran otro referéndum ilegal, conspirando contra el poder territorial del PP mediante mociones de censura con elementos desleales de Cs, humillando a las víctimas del terrorismo para conseguir el favor de PNV y EH Bildu, desviar inversiones necesarias en las regiones más afectadas por la crisis para que llegaran a Cataluña y País Vasco, y ahora, continuando con su «astuta» estrategia política, comete el mayor error político de un gobierno español desde la llegada de la democracia; indultar a nueve sediciosos e incluso pretender cumplir el sueño de los independentistas, descafeinar el delito de sedición en una reforma legislativa.

Como queda claro, la falta de objetivos económicos de este gobierno, la intenta suplir con «ingeniosas» piruetas políticas, pero que someten a una insoportable tensión al PSOE y crean desafección entre votantes y partido. También entre afiliados y partido. Las encuestas electorales de la mayoría de los medios nos muestran en las últimas semanas, y acrecentado por el tema de los indultos, una caída del PSOE generalizada, la media lo sitúa en el 24,9% del votos, mientras que el PP ya está cerca del 31% del voto. Además las encuestas sitúan al PP junto con Vox en más de 176 escaños, con lo que se conseguiría la investidura de Casado.

En dos recientes encuestas autonómicas publicadas por LA RAZÓN, se reproduce la misma mecánica electoral; mayoría absoluta de PP+Vox y hundimiento del PSOE, y son Andalucía y Castilla-La Mancha, dos de los tres feudos socialistas, junto a Extremadura. Desde el minuto uno en la Moncloa se han seguido los dictados de PSC y PNV. El PSOE está anulado también por Moncloa. El electorado del PSOE observa como la igualdad entre españoles cada día se convierte más en un sueño inalcanzable por los privilegios que se conceden a Cataluña y País Vasco. Favorecer a estas regiones ricas en detrimento de las otras no es de ética socialista.

Electorado del PSOE

En el último estudio del CIS, de febrero de 2020, en el que se estudiaba la posición de los españoles con respecto al modelo territorial del Estado, Moncloa se llevó una gran decepción, tan grande que ya no se ha vuelto a plantear la cuestión en ningún otro estudio de los que realiza mensualmente el CIS. Ya que la realidad es muy distinta de la ensoñación en la que se vive en la sede de la Presidencia del Gobierno: El dato era demoledor, el 42.3% de los españoles apoyaba un Estado con comunidades autónomas como en la actualidad, y en el caso de los votantes del PSOE se disparaba al 56.4%. Además otro 12.2% de españoles prefiere las autonomías pero con menos competencias a las CCAA y un 11.4% contrariamente las aumentaría, por lo que el respaldo al modelo autonómico, con más o menos competencias, llega al 65.9% entre la ciudadanía, mientras que entre el electorado del PSOE alcanza el 70.3%. El electorado del PSOE se posicionaba incontestablemente a favor del modelo actual y en contra de la autodeterminación: Únicamente el 2.8% de los votantes del PSOE permitiría que el Estado reconociese a las comunidades autónomas la posibilidad de convertirse en Estados independientes. En el conjunto nacional, los favorables a este opción son el 9.3%.

La otra alternativa, el Estado central, es el preferido por el 17.8% de los españoles y por el 11,7% de los votantes del PSOE.

Las consecuencias de la política del PSOE de confraternización con el independentismo tendrá un alto precio electoral para los socialistas.