Encuesta NC Report

20 meses después y 20 escaños menos

Un cambio de caras, por numeroso que sea, no es garantía de que se pueda remontar en esta segunda mitad de la legislatura

El cambio era más que necesario. Al menos los datos así lo reclamaban. Y es que desde las elecciones de noviembre de 2019, el PSOE se ha dejado casi un millón de votos y unos 20 escaños, mientras ve como el PP ha crecido en más de dos millones de votos y unos 40 diputados, según la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN. La gestión de la pandemia o decisiones como los indultos a los le han pasado factura a Sánchez, de ahí que estemos ante la mayor remodelación del Gobierno desde que una moción de censura le levó a La Moncloa en junio de 2018.

Tres años después y con dos elecciones generales por medio que no sirvieron para potenciar al PSOE a pesar de estar en el Gobierno, pues en ninguna de esas dos convocatorias logró superar los resultados de Rubalcaba en 2011. Esta crisis sin embargo no es definitiva, pues queda por abordar la ruptura con UP y su salida del Ejecutivo.

No obstante, es relativamente ambiciosa, pues es una gran reestructuración del Gobierno y con ella se lanzan varios mensajes: en lo económico, con el ascenso de Calviño; a Bruselas y al IBEX 35, y en la política autonómica, por la salida de Política Territorial del PSC y la llegada de una castellanomanchega con una concepción completamente diferente a la federalista de Iceta. Es una apuesta por el modelo de Estado de Autonomías y un giro de 180 grados en la complicidad con los que quieren acabar con la unidad de España. Iceta es degradado y neutralizado, relegándolo al ministerio de Cultura y Deportes.

Otros dos ministros que cesan están entre los peor valorados por los españoles: González Laya en su nefasta gestión en Asuntos Exteriores e Isabel Celaá por sus tropelías en Educación. La primera es sustituida por un diplomático de carrera como gesto hacia Washington. La segunda, por una socialista aragonesa con gran experiencia política.

Pero la mayor pieza que se cobra Sánchez es la de Iván Redondo por sus errores estratégicos, el último la derrota en la Comunidad de Madrid. En dos meses han salido del Gobierno los mayores pesos pesados, salvo el presidente: Pablo Iglesias e Iván Redondo, los dos personajes que más se hacían oír ante Sánchez. Un cambio de caras, por numeroso que sea, no es garantía de que se pueda remontar en esta segunda mitad de la legislatura. Habría que deshacer el camino recorrido hasta ahora y partir de cero.

El cese de Redondo pone fin a una etapa de entreguismo a los que hicieron posible el triunfo de la moción de censura. Y supondrá un frenazo a las pretensiones de iniciar un nuevo proceso constituyente, es decir, acabar con la Monarquía Parlamentaria y la unidad de España para contentar a comunistas e independentistas. Óscar López, que sustituye a Redondo, es un hombre del partido y de Estado. Devolverá al PSOE al lado constitucional, del que lo sacó Redondo.

Pero queda por levantar un puente entre el nuevo Gobierno y el PSOE. Tanto con Zapatero, como hasta hoy mismo con Sánchez, el Secretario de Organización del PSOE, el conocido número tres del aparato, pero quien dirige en la práctica el partido, ha tenido cartera ministerial (Pepe Blanco, Ábalos). A no ser que Ferraz consiga su autonomía del Ejecutivo, secuestrada por Redondo desde 2017, antes de llegar a la Moncloa. Pero se requiere una mínima coordinación entre Gobierno y partido y ésta se materializará en los próximos meses, en octubre, cuando se celebre el XL Congreso Federal del PSOE. De hecho, los cambios más significativos serán en los segundos niveles de la Administración y en Ferraz.

Toda la guardia pretoriana de Sánchez, aquellos fieles que no le abandonaron en el momento más difícil, tras los acontecimientos de octubre de 2016 en donde Susana Díaz consiguió con el apoyo mayoritario del Comité Federal forzar la dimisión de Sánchez como secretario general para que el Grupo Parlamentaria Socialista en el Congreso, con su abstención masiva, facilitara la investidura de Mariano Rajoy y así romper el bloqueo que mantenía a España sin gobierno. Muy pocos siguieron leales a Sánchez y en ellos ha confiado desde que recuperó el poder en el PSOE en 2017.

Ahora se desprende de ellos, tanto de aquellos que estaban en primera línea –Iván Redondo o Ábalos–, como los de segundo nivel no menos importantes, tanto en el seno del Gobierno de la nación como en el partido. Es un hecho cualitativo que no pasa desapercibido, pues por primera vez recurre a otros activos del partido y de la sociedad civil para conformar su gobierno. Además de los cambios que habrá en otoño en el partido, tendrá que afrontarse la remodelación del Grupo en el Congreso y Senado, donde sus fieles escuderos de la etapa que hoy finaliza siguen controlando a diputados y senadores.

Tras el verano, con el nuevo Ejecutivo en funcionamiento y celebrado el Congreso Federal, quedarán dos años de legislatura, pero año y medio para las elecciones municipales y autonómicas, que junto a las andaluzas, serán los primeros enfrentamientos electorales antes de las generales de noviembre de 2023. La cita con las urnas de mayo de 2023 son un reto.

Es imprescindible que el PSOE remonte para afrontar con éxito esos comicios, a seis meses de las elecciones generales. En España, desde 2011, se ha demostrado que la política nacional influye cada vez más en el voto municipal y autonómico. La estrepitosa derrota de los socialistas en las elecciones locales y regionales de mayo de 2011 anunciaron la victoria por mayoría absoluta de Rajoy en las generales de 2011.

Por lo que no es arriesgado pensar que el PSOE empieza a ponerse en modo de batalla electoral. Desde las elecciones de mayo en Madrid, las encuestas pronostican que perdería el Gobierno nacional y poder municipal y autonómico a favor del PP.