Gobierno

Podemos aprieta pero “no romperá” la coalición

Vuelven a la era Iglesias y plasman las diferencias para distinguirse del PSOE. Retoman los Consejos de Ministros tras un verano convulso

La ministra de Igualdad, Irene Montero; la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra; la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; el ministro de Universidades, Manuel Castells; y el ministro de Consumo, Alberto Garzón
La ministra de Igualdad, Irene Montero; la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra; la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; el ministro de Universidades, Manuel Castells; y el ministro de Consumo, Alberto GarzónAlejandro Martínez VélezEuropa Press

Una vez acometida la remodelación del Gobierno, los indultos a los líderes del «procés» y tras haber impulsado la campaña de vacunación, Moncloa esperaba un verano tranquilo para encarar el inicio de curso político con la apertura del diálogo con Cataluña y la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, con el fin de que aseguren y consoliden el término de la legislatura y comenzar después la carrera electoral.

En el plano de la coalición, la parte mayoritaria confiaba en que la calma que se había instalado con su socio minoritario tras la salida de Pablo Iglesias, se extendiese en el tiempo, al alejarse los morados del tono bronco y actitud desleal que se instauró en los inicios del Gobierno de coalición en 2020. Sin embargo, a pesar de la estrategia del silencio y de la negociación discreta abonada por la líder de Unidas Podemos en Moncloa, Yolanda Díaz, las tornas han cambiado. La subida de la luz, la ampliación del aeropuerto de El Prat en Barcelona y la devolución de los menores en Ceuta han torpedeado este pacto verbal de no agresión entre los socios. La crisis en Afganistán es el único asunto que ha conseguido aunar a ambos partidos. Los morados respaldan a Sánchez y le piden ejercer el liderazgo.

Las divergencias actuales entre socios suponen temas bandera para los morados, con las que cree que –al volver a publicitar las diferencias– pueden conseguir rédito electoral y sacar partido de su estancia en Moncloa. Choca con la política defendida por Yolanda Díaz de solucionar a la interna los escollos en la coalición, mientras que los morados liderados por la ministra de Derechos Sociales Ione Belarra apuestan por marcar públicamente al Gobierno en asuntos de Estado, como en el caso de Ceuta y las devoluciones de los menores a Marruecos.

Estos últimos enfrentamientos en Moncloa vuelven a agitar el fantasma de la ruptura del Ejecutivo. Un camino que durante la estancia de Iglesias en Moncloa nunca se descartó e incluso públicamente, a tenor de las discusiones con la ley de la vivienda o la ley «solo sí es sí», llegó a transitar al avisar de que a lo mejor «algún día hay que decir hasta aquí». Es un extremo que, a pesar de la dureza de las declaraciones de ministros y portavoces morados contra el ala socialista, no se encuentra en la agenda del Gobierno. El propio Pedro Sánchez descartó este mes anticipar elecciones pese al agravamiento de las diferencias con Unidas Podemos. Algo que públicamente también suscriben en la cuota morada. Con ironía, el portavoz parlamentario Pablo Echenique aseguró esta semana que el Gobierno de coalición ya había durado «una semana más» que el último encabezado por Mariano Rajoy. Portavoces de Unidas Podemos también han querido subrayar esta semana que las discrepancias con el PSOE son «normales» garantizando así la continuidad del Ejecutivo hasta el fin de la legislatura. Las fuentes oficiales consultadas por este diario ahondan en la misma idea. «La coalición no corre peligro».

Este argumento es el mismo que deslizan dirigentes morados en privado, aunque varían las palabras y defensas férreas al grupo gubernamental. Si bien señalan que, en ocasiones «es muy difícil gobernar con los socialistas», sí respaldan que «no van a romper la coalición». Sin embargo, el sentir mayoritario en el cuartel general morado es más pesimista. Las encuestas electorales siguen sin auparles, sin recoger ese rédito por su presencia en el Consejo de Ministros, y de cara a un escenario electoral –aún en el largo plazo– la estrategia es la de seguir confrontando dentro y fuera de la mesa gubernamental, pero no romper, para no dar la posibilidad a la alternativa de un gobierno encabezado por el PP, ante su subida en los sondeos. En el partido creen que necesitan hacerse «indistinguibles del PSOE» y no quemarse ante las actuales crisis que debe hacer frente al Gobierno. No rechazar la subida de la luz sería, en palabras de un dirigente morado «cavar nuestra propia tumba y una incongruencia con nuestro programa electoral», por ejemplo. Además, tanto el partido como la cuota morada en Moncloa se encuentra inmersa en la negociación de los próximos Presupuestos Generales del Estado. Rehúsan, de hecho, romper en medio de esta negociación de la cual creen que pueden obtener un buen espaldarazo de cara a la opinión pública sí consiguen comprometer a los socialistas en sus reclamaciones: fiscalidad, subida de impuestos a las grandes fortunas y volver a aunar al bloque de la moción de censura –como hiciera Iglesias en 2020– para apuntalar el término de la legislatura. La actualización pendiente del Salario Mínimo Profesional será una de las negociaciones que con más atención se sigan. Los morados no dudarán en reclamarla en la próxima reunión del Consejo de Ministros de este martes, con toda seguridad para poner fecha concreta a la subida frente a los socialistas, que de momento no terminan por concretar fecha exacta.