Pedro Sánchez

El precio de la luz cortocircuita el Gobierno de PSOE y Podemos

La formación morada desafía a Moncloa y amenaza con manifestaciones por el precio de la energía. El presidente reaparece para vender las bondades de su Ejecutivo

El jefe del Ejecutivo hizo ayer un paréntesis en sus vacaciones y aprovechó su descanso en el Palacio de La Mareta –de titularidad pública– para participar en un acto institucional en el que sacó pecho de las medidas «esenciales» que ha llevado a cabo su gobierno para «salvar empresas» y la economía.

Mientras media España sufre una abrasadora ola de calor que obliga a un mayor consumo de electricidad, que coincide con unos precios desorbitados en el precio de la luz y, tanto la oposición como parte minoritaria de la coalición le piden que tome medidas, Sánchez pronunció un discurso en el que se no se refirió a este asunto tan esencial para la economía de las familias, que pagan tres veces más por el kilovatio que hace un año.

Unidas Podemos trató ayer de marcar perfil propio. Tan solo una hora antes de que el jefe del Ejecutivo reapareciera, Unidas Podemos amenazó con asaltar las calles contra la «estafa» que supone la subida del precio de la luz. «Que a nadie le quepa la más mínima duda que, desde Unidas Podemos, daremos la batalla en todos los espacios (gobierno, parlamento, calle) para poner fin a este expolio», señaló el portavoz de los morados en el Congreso, Pablo Echenique, a través de su cuenta de Twitter. Como si no formaran parte del Consejo de Ministros, volvieron a marcar distancias con el PSOE. De hecho, ya lo hicieron a principios de este mes cuando coincidiendo con el despacho entre Sánchez y Felipe VI lanzaron una nueva ofensiva contra la Monarquía.

Echenique fue un paso más allá e incluso lanzó un aviso en velada alusión a su socio del PSOE: «Quien no quiera seguirnos, que se retrate», dijo. Además, los morados también se desmarcaron y mostraron su absoluto rechazo a la ampliación de El Prat, al considerar que es un proyecto contrario a la política medioambiental defendida por la coalición. Conscientes de que el partido minoritario es el que menos rédito político se lleva en una coalición, los morados, a tenor de sus últimas acciones, tratarán de diferenciarse en los dos años que quedan de legislatura.

Sin embargo, Sánchez hizo caso omiso al dardo lanzado por su socio. En su lugar, el jefe del Ejecutivo volvió a abalar las bondades de su Gobierno sin un ápice de crítica. Y, como ya viene siendo habitual, sin aceptar preguntas, un constante desde que llegó a La Moncloa.

Fue en diciembre de 2015 cuando el entonces secretario general del PSOE y candidato a la presidencia del Gobierno acusó al, entonces candidato a la reelección, Mariano Rajoy, de pasar la Legislatura «parapetado detrás del plasma», en alusión a aquella política de comunicación del entonces presidente que se caracterizó por usar el plasma en sus intervenciones sin admitir preguntas de los medios de comunicación. Basta un vistazo a la hemeroteca para corroborar que Sánchez también está cómodo soltando su mensaje sin permitir preguntas de los periodistas. Desde el primer día que tomó posesión de su cargo como presidente del primer gobierno de coalición se ha caracterizado por silenciar a los medios.

El año pasado, la pandemia brindó a Sánchez el mejor escenario posible para intervenir ante los medios sin necesidad de contar con ellos. Con el inicio oficial de la pandemia, el 13 de marzo de 2020 compareció ante los medios de comunicación desde La Moncloa para anunciar que al día siguiente decretaría el estado de alarma en el país con el objetivo de contener la expansión del virus. Al día siguiente se decretó el confinamiento domiciliario de los españoles, que creyeron que sería durante los 15 días que permite la Constitución establecer este estado de excepcionalidad sin acudir al Parlamento. Sin embargo, fue el inicio de unas semanas que modificaron por completo los hábitos de los españoles.

Fue entonces cuando, el presidente se acostumbró a aparecer todos los fines de semanas en alocuciones interminables y sin la presencia de periodista en la sala de Prensa. Pese a poner en marcha un sistema de preguntas, el filtrado de las mismas generó criticas entre los periodistas que cubren información de gobierno. No en vano, el hecho de que la mayoría de las intervenciones del presidente sin preguntas sean declaraciones institucionales no es el motivo por el que no se permiten preguntas, ya que Sánchez ha ofrecido mensajes institucionales en los que sí ha permitido la réplica a lo largo del primer año de Legislatura.

La apuesta por los monólogos del presidente no finalizó con las primeras y más duras olas de la pandemia. Durante este último curso político, los profesionales que cubren esta información lo han tenido difícil para trasladar alguna pregunta al jefe del ejecutivo, tanto en sus viajes al exterior como en sus intervenciones en territorio nacional.

En la recta final de este curso político no aceptó preguntas en el Liceo de Barcelona, cuando anunció los indultos a los condenados por el procés. Tampoco en medio de la crisis diplomática con Marruecos que supuso la avalancha de cerca de 10.000 inmigrantes a través de la frontera con Ceuta. La antepenúltima fue el pasado 10 de julio de 2021. Pese a la trascendencia que tenía su crisis de Gobierno y el relevo de un tercio de los ministros, Sánchez decidió no solo parapetarse en una nueva declaración institucional, sino que además lo hizo para monopolizar los telediarios para soltar su «Aló presidente».

La última vez que los periodistas tuvieron la oportunidad de preguntar a Pedro Sánchez fue el 3 de agosto durante su despacho con el Rey Felipe VI en Palma, una tradición de 40 años que no ha tenido la desfachatez de romper.