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Iglesias regresa para ayudar a Podemos y rompe la paz con Sánchez

Ejerce como portavoz de Podemos «en la sombra». Los expertos creen que el partido sabe que ha vuelto a ser «un activo» para sus intereses y lo usan para el 13-F

El ex vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, interviene en un coloquio junto a los candidatos de Unidas Podemos por Valladolid, en la Cúpula del Mileno de Valladolid
El ex vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, interviene en un coloquio junto a los candidatos de Unidas Podemos por Valladolid, en la Cúpula del Mileno de ValladolidPhotogenic/Claudia AlbaEuropa Press

Que Pablo Iglesias no quería dejar la política, parece una obviedad cuando restan menos de cinco meses para que se cumpla un año de su promesa de hacerlo tras el batacazo electoral personal que sufrió el pasado 4-M en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Entonces prometió separarse de la militancia activa y dimitió como secretario general de Podemos. Pero la política no siempre implica estar en la primera línea, al igual que estar en el poder no significa tener el poder, parafraseando al propio Iglesias. Y ese es el camino que parece emprender el ex vicepresidente. El de convertirse «en la sombra» en uno de los portavoces más activos de la formación. Algo que en su partido no lo ocultan, aunque en público reivindican que la líder es Ione Belarra y los portavoces, Pablo Fernández, Isa Serra y Alejandra Jacinto.

Ha sido esta semana cuando se ha visto con más claridad que el exlíder de Podemos sigue siendo una voz influyente dentro de Podemos. Tanto que hasta desde el Gobierno «respetan» que él sea el portavoz de Podemos. Eso sí, muestran distancia con el exvicepresidente y cortocircuitan el peso de sus opiniones al enmarcarlas dentro de sus criterios personales de alguien que ya no ostenta ninguna responsabilidad gubernamental. Una suerte de estrategia, por parte de Iglesias, que hace revivir de nuevo al vicepresidente que ejercía de oposición a su propio Gobierno y que vemos como hoy vuelve a utilizar para atacar a la parte socialista del Gobierno. Si bien, según explican en su entorno, Iglesias no participa de las reuniones de la nueva Ejecutiva, ni de las decisiones o estrategias de los ministros morados. El contacto con sus antiguos compañeros sigue siendo estrecho. Además, subrayan, Iglesias «es y siempre será un referente» para la organización. Reconocen, además, la «influencia» que sigue siendo para ellos.

Fue Iglesias quien marcó la posición que poco después el partido adoptaría en contra del discurso del Gobierno en el conflicto entre Ucrania y Rusia. Abanderando el «no a la guerra», Iglesias cargó a través de sus redes contra el PSOE y hasta señaló a la ministra de Defensa. Un posicionamiento del que la vicepresidenta y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz se ha desmarcado al completo.

En los últimos días, sus apariciones públicas, pero también a través de los medios, se han multiplicado y han interferido en la agenda política. La pasada semana Iglesias participó en un acto de precampaña en Castilla y León y en los próximos días repetirá cartel junto al candidato morado. Ante su «regreso», LA RAZÓN analiza con expertos en comunicación política sus movimientos y sí el hecho de que la formación pueda contar con él puede o no beneficiarles. Y es que ha entrado en estos días en varias contradicciones con su discurso inicial.

Vemos a un ex político que criticaba el hecho de que los ex presidentes o líderes de partido siguieran influyendo en la opinión pública o en las posturas de sus partidos, o que ahora, al carecer de responsabilidades gubernamentales ha llegado a decir que «ahora puede decir la verdad». ¿Se corresponde sus declaraciones en el pasado con su comportamiento en la actualidad? Eduardo González Vega, profesor y experto en Comunicación Política en la UCJC, cree que esta diferencia es la que «ha generado esa perdida de apoyo y confianza hacia su persona». «Hemos visto que es habitual en él una cosa y la contraria», lo que explica como el «story telling» y el «storydoing» (lo que dices que vas a hacer y lo que haces) y ello «le perjudica en ese segmento de la población que no son ni los que le defienden, ni los que le atacan». Verónica Fumanal, presidenta de ACOP, difiere. A su juicio «es muy difícil ser político y muy difícil dejar de serlo». El experto Lluis Oriols, recuerda que los medios y el análisis eran parte de su vida anterior antes de entrar en las instituciones, por lo que ve lógico su regreso. Lanza la pregunta. «¿Qué Iglesias encontraremos en esta etapa, un Iglesias independiente o un opinador de partido?». A su juicio, hasta ahora, se ha comportado como alguien «independiente». «Su trabajo es comentar la actualidad y le seguiremos viendo así».

¿Es rentable para Podemos? González Vega cree que « los «personalismos de Iglesias siguen jugando un rol importante en la política española». Aporta, además, que en este intento constante de Podemos de diferenciarse de su socio de Gobierno, Iglesias puede «ayudar bastante» desde fuera con sus «críticas menos formales o institucionales». «El rol de Iglesias puede ayudar en la pelea de Podemos con el PSOE por un determinado votante de izquierdas». Fumanal cree que si ahora habla con más notoriedad es porque «el partido tiene encuestas en las que afirman que Iglesias ha dejado de ser un pasivo y ahora vuelve a ser un activo». Aporta, que, se produce en muy poco tiempo. «A Zapatero y a Aznar, por ejemplo, los partidos tardaron más tiempo en rehabilitarlos». Cree que el partido sabe que figuras como Ione Belarra o Irene Montero todavía «no cuajan o no han alcanzado el nivel de liderazgo de Iglesias» y por ello recuperan al exlíder. «Él no ha dejado de hablar», recuerda, pero el partido lo ha recuperado en un momento clave.