Toni Bolaño
De resbalón en resbalón
Hemos cerrado la crisis con Marruecos pero abrimos la de Argelia
El Gobierno ha tenido algunos resbalones de calado en los últimos días. Primero, retrasa las medidas que podría aplicar España como son las fiscales emulando a Francia, Italia, Portugal, Alemania y Bélgica, hasta el día 29, como si quince días no afectarán a miles de economías. Mientras no toma estas medidas, cuestión nunca explicada, nuestro presidente se nos ha puesto viajero para conseguir consensuar medidas en la UE para reducir el impacto de los precios de la energía. La pregunta es: ¿por qué se empecina en este acuerdo cuando todos los países miran a su interior?
Segundo. Ciertamente, la extrema derecha está intentando calentar la calle. De hecho, algunos de los dirigentes de la huelga de transportes han hecho declaraciones que hacen sonrojar al más pintado porque toda su sustancia se sustenta en los elaborados diálogos de forocoches. Pero, una cosa es saber quién agita y otra, por qué hay un seguimiento que va más allá de los grupos de exaltados. Simplemente, porque los precios están apretando la soga al cuello de miles de personas como vimos el domingo en las calles de Madrid. Estos ataques a los manifestantes, que cuentan con amplio respaldo, están socavando la credibilidad del Ejecutivo y desmovilizan a una buena parte de sus votantes. Los que se han ido en estos días no volverán al PSOE en un cierto tiempo, y otros que no se han ido están apesadumbrados. Mal negocio a un año vista.
Tercero. El presidente del Gobierno ha cambiado de un plumazo y sin explicaciones la postura tradicional de España con respecto al Sáhara y Marruecos. Sin explicaciones al sector Podemos del Ejecutivo, sin explicaciones al principal partido de la oposición y sin explicaciones a miles de militantes socialistas que se han quedado sin respiración desde el viernes. Pedro Sánchez ha desperdiciado una gran oportunidad comunicativa, aunque su Gobierno no hace comunicación desde julio pasado. Si bien se puede entender la postura del Ejecutivo –no es bueno tener el frente abierto en el sur cuando padecemos en el este– la gente merece saber las razones. Además, hemos cerrado la crisis con Marruecos pero abrimos la de Argelia en plena negociación de los precios del gas para los próximos años.
Cuarto. Muchos cuadros del PSOE no entienden lo de Marruecos, pero la mayoría no entiende que no se apliquen medidas. Estamos en una situación similar a mayo de 2010, cuando el presidente Zapatero tomó unas medidas en favor de España que nadie en la izquierda entendió y el PSOE acabó calentado el banquillo de la oposición. Ahora, Sánchez en su misma «mismidad» toma las decisiones sin consultarlas con nadie. La sorpresa fue de grado sumo en el propio Palacio de La Moncloa.
Quinto. Los resbalones del Ejecutivo, su política de comunicación inexistente, y la poca empatía de las relaciones con los adversarios y los socios lo están poniendo contra las cuerdas. So pena de una sorpresa, esta situación puede ir a peor a partir del día 29. Sánchez debería dar explicaciones sobre muchas cosas en el Parlamento, sobre todo por Marruecos, porque implica un gran cambio de la política exterior española.
Sexto. Debería hablar más con el PP en estos temas de Estado porque, hasta ahora y de momento, la alternancia la representan estos dos partidos. Sabiendo, además, que tras la crisis el rebote electoral del PP de Feijóo será una realidad. El tono de Adriana Lastra, ese cero a la izquierda que ejerce de vicesecretaria general del PSOE, este fin de semana en Asturias es todo un soplo de aire fresco para el nuevo líder de la oposición: «Que nos digan con quién tenemos que hablar en tanto se celebra el congreso del PP, si con Feijóo, con quien manda, como es Ayuso, o con Vox, que al final son los que arrastran al PP a todo lo que hacen, que nos lo aclaren». Lo dicho, de resbalón en resbalón.
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