Cambios en el PP
Feijóo acoge a Aznar, Rajoy y Casado en su congreso
La clave del nuevo equipo de Génova estará en los gestores económicos: «reconocibles» y «sin inventos»
El PP se encamina hacia un Congreso Nacional que será de nombres. Y también necesita que sea de unidad, después de la tensión que acompañó en su recta final al «casadismo». La unidad como eslogan de cabecera no quita para que internamente toda la atención esté ya puesta en el equipo del que se rodeará el hoy presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para dirigir los destinos del partido hasta las próximas elecciones generales. No volverá a haber Congreso Nacional hasta dentro de cuatro años, pero las elecciones sí pueden ser un momento de inflexión para introducir nuevos cambios en la dirección si hay salto al Gobierno de la Nación, además de que Feijóo tendrá manos libres para formar sus grupos parlamentarios.
En el cónclave de Sevilla no hay ponencias, como es habitual en los congresos ordinarios, y las dos jornadas de reunión se rellenarán con las intervenciones programadas y con los dos discursos que hará Feijóo, el primero, para presentar su candidatura; y, como cierre del cónclave, para inaugurar su nueva etapa ya como nuevo líder del partido.
El PP ha invitado a estar en Sevilla, y a hablar, a todos sus ex presidentes. A Pablo Casado, saliente, en deferencia para que tenga oportunidad de despedirse del partido y dejar la Presidencia Nacional con la mayor dignidad posible, después de la explosión interna de descontento, sin precedentes, que ha puesto fin a su mandato. Rajoy no plantea ninguna amenaza para Feijóo en cuanto a la posibilidad de que distorsione el sentido del congreso, y respecto a Aznar, en otro plano que Rajoy en la cercanía personal al que será presidente nacional de la organización, las noticias de la primera jornada serán tantas que se diga lo que se diga todo quedará absorbido al final del día por la lista de nombres que acompañarán a Feijóo. Los gestores de la organización del congreso no ven problema en la coincidencia de todos los ex presidentes, a diferencia de lo que pasó con Mariano Rajoy y hasta con Pablo Casado.
La convivencia de los expresidentes con el líder en activo ha sido complicada en los últimos años. Ya lo fue la de Rajoy con Aznar, y, aunque Casado se estrenó con gestos de sentida aproximación hacia el «aznarismo», esta buena sintonía se quebró. El nuevo equipo, que salió del congreso de la sucesión de Rajoy, buscó liberarse de «tutelas», incluida la del expresidente Aznar, y tomó decisiones, como cesar a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso de los Diputados, que también contribuyeron a distanciar a Casado de Aznar.
Feijóo llega a la Presidencia del PP con un capital político que le libera de sospechas sobre supuestas manos que muevan su «cuna» en la sombra, incluso a pesar de que en los últimos años su relación con Rajoy ha mejorado, especialmente desde la moción de censura y la salida de éste último de la política.
Cuotas territoriales
No obstante, el equipo del líder gallego se leerá también en clave de cuotas territoriales y de los entornos de los expresidentes. El de José María Aznar parte con desventaja porque la política que representa Feijóo, y su perfil ideológico, le alejan de lo que significan algunos de los peones más identificados con el «aznarismo». Y eso que Feijóo siempre se ha cuidado de defender y hablar bien del expresidente Aznar, a pesar de las diferencias que haya podido haber. El entorno de Rajoy se cree con más oportunidades de volver a la primera línea en esta nueva etapa. El gran problema, para que se concreten algunos fichajes de los que se habla, puede ser algo tan poco poético como el dinero, con qué paga un PP en la oposición a figuras que han tenido una buena salida en la vida privada. En la organización popular señalan, entre los que se están dejando querer, los nombres de los exministros Íñigo de la Serna, Fátima Báñez o Alfonso Alonso.
En cualquier caso, la clave del equipo que entre con Feijóo estará en los gestores económicos de los que se rodee el presidente de la Xunta para trasladar la imagen de una alternativa sólida en momentos de dura crisis. «Tiene que ser gente reconocible, no inventos», señalan dentro del partido. Y ahí también puede haber hueco para dirigentes autonómicos con experiencia de gestión en los gobiernos del PP y que supondrán integrar en la dirección nacional al partido en su conjunto, con ese perfil técnico, además, que tanto le ha gustado a Feijóo para sus gobiernos gallegos.
En el Partido Popular miran, por ejemplo, a Juan Bravo, consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía, o a Engracia Hidalgo, delegada del área de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, y mano derecha de Fátima Báñez en su etapa en el Ministerio de Trabajo.
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