Francisco Camps
Feijóo
Para vencer hay que creerlo y además transmitirlo vigorosamente a nuestros militantes, simpatizantes y votantes. Y lo va a conseguir.
Conocí al presidente del PP en 2006 recién elegido líder de los populares gallegos sucediendo a Fraga después de la dolorosa pérdida de un gobierno tan querido para todos los militantes del PP de toda España. Fue en Valencia, yo era presidente de la Generalitat Valenciana y lo presenté en un almuerzo coloquio organizado por la sociedad civil de mi Comunidad.
Más tarde en un acto de partido en los albores de las «gallegas» de 2009, gobernando Zapatero recién revalidado en las elecciones del año 2008, dije que Feijóo se convertía en una esperanza no solo para recuperar un territorio tan nuestro como Galicia, gobernado entonces por una coalición socialista nacionalista, al PSOE le encantan estas compañías, si no para obtener por fin una victoria sobre los socialistas después de una derrota inmediatamente anterior, es decir recuperar un gobierno perdido marcando así un nuevo tiempo. Parafraseando a Churchill dije que la victoria de Feijóo no sería el fin, ni el principio del fin, pero si el final del principio del desastre político instaurado por Zapatero.
Ganar rompía con la tendencia de derrotas no superadas con victorias, en Madrid o Valencia seguíamos ganando, y suponía que el socialismo ideológico y radical podía ser derrotado. Así fue. Nuestro El Alamein fue Galicia, nuestro Montgomery fue Feijóo.
Hoy ya no es un general en batalla territorial. Ahora lidera todo el partido nacional. Como diría Bridges, secretario del gabinete de Churchil recién nombrado éste Primer Ministro en Mayo del 40, «Todo dependía de él y sólo de él. Sólo él tenía la energía necesaria para hacer creer a la nación que podríamos vencer».
Feijóo ha demostrado que sabe ganar, gobernar, ser reelegido, y además hacerlo gobernando en España tanto el PSOE como el PP. Con un panorama nacional quebrado desde el año 2015 con la aparición de movimientos políticos a izquierda y derecha rompiendo la alternancia moderada entre las grandes formaciones de nuestra democracia partidaria, Galicia ha sido el ejemplo de mayorías absolutas del PP sin apenas lesión de pérdida de votos en nuestro ámbito político.
Todo depende de él, de su energía para devolver a los 11 millones de votos del Partido Popular de 2011, que siguen votando y lo siguen haciendo al centroderecha –no ha habido transferencia a la izquierda ni abstención reseñables– para hacernos creer que vamos a volver a ganar y que el mismo Alberto Núñez Feijóo será el próximo presidente del Gobierno.
Aznar es su antecedente, debía hacernos creer que algún día ganaríamos al PSOE de Gonzalez, tarea que parecía imposible y nos lo creímos y ganamos, como Feijóo ahora que tiene que hacernos creer que podemos ganar con solvencia de votos y escaños suficientes para gobernar sin ataduras un país que necesita urgentemente un Gobierno de verdad. Para vencer hay que creerlo y además transmitirlo vigorosamente a nuestros militantes, simpatizantes y votantes. Y lo va a conseguir.
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