Juicio

Errejón niega que agrediera a un vecino de Lavapiés tras negarle un selfie: “No he dado una patada en mi vida”

El denunciante se reafirma ante el juez: “Me dio una patada de desprecio y violenta. Me sentí humillado”. La Fiscalía pide la absolución del diputado de Más País porque no hay “ninguna prueba” contra él

Íñigo Errejón ha negado que diera una patada a un vecino de Lavapiés que le pidió una foto la noche del 2 de mayo del pasado año, unos hechos por los que ha sido juzgado por un delito leve de maltrato por el que se enfrenta a una posible condena a una pena de multa de uno a dos meses. “Yo no he dado una patada en mi vida”, ha asegurado el diputado de Más País en el juicio que se ha celebrado en el Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid.

Al igual que la defensa del político, para quien la patada “no se produjo”, por lo que el denunciante “falta a la verdad” -lo que “ha erosionado”, ha dicho, la imagen pública de su cliente-, la Fiscalía ha pedido la absolución de Errejón porque, en su opinión, en la vista oral “no ha quedado acreditado que haya sido autor de un delito leve de malos tratos”. Según ha expuesto la representante del Ministerio Público, “en ningún caso” se ha probado que “esa patada haya existido” y ha recalcado que no se aprecia en las imágenes grabadas ni consta lesión alguna en el dictamen forense.

Por contra, la defensa de Alberto D. ha pedido que se le condene a una multa de dos meses a razón de cien euros diarios, en total seis mil euros, y al pago de una indemnización de otros 1.500. El abogado del denunciante ha mantenido que sí se ha probado que le propinó una patada, “a lo mejor solo para apartarle”, “en un mal momento”, pero que según su criterio supone la comisión de un delito leve de maltrato. El letrado cuestionó los testimonios de los testigos propuestos por la defensa de Errejón, “amigos de la infancia”.

Una patada “de karate”

Errejón ha explicado en su declaración que se limitó a apartar el brazo ante la insistencia del hombre en hacerse una fotografía con él. Pero el denunciante, Alberto D., ha ratificado su versión ante el magistrado Fernando Fernández Olmedo e insistió en que el parlamentario le propinó “una patada en los intestinos”, que calificó de “violenta” -”echó el cuerpo para atrás”- y que lo hizo con “desprecio”.

“Me sentí humillado”, ha dicho. El vecino que le acompañaba esa noche (con el que se había tomado un par de botellines) ha declarado como testigo y mantiene que tras negarle la foto -“yo no me hago una foto con nadie”- Errejón le dio “una patada frontal en toda la barriga”, como “de karate”, sin que “en ningún momento” Alberto se abalanzara sobre él.

Errejón ha explicado que esa noche fue al citado barrio madrileño a tomar unas cervezas con compañeros del partido tras el último mitin de la campaña electoral de las elecciones autonómicas. Cuando se iba a casa sobre las diez de la noche (entonces el toque de queda era a las once de la noche), se le acercó el denunciante acompañado de otro vecino y le pidió hacerse una fotografía con él “en un tono un poco burlón”. “¡Hombre Errejón sácate una foto!”. Según el político, él se negó: “Perdona son casi las once, ya no estoy trabajando y me voy a mi casa que comienza el toque de casa. Me tengo que ir, lo siento”.

“Cuando no te apetece, la gente lo entiende”

Pero el vecino de Lavapiés, de 68 años, insistió. “A mí esto me pasa mucho y me hago las fotos con mucha frecuencia -ha dicho el parlamentario-, con gente que le caes mejor y que le caes peor. Pero cuando no te apetece, normalmente la gente lo entiende”. En este caso no fue así. “Me sigue insistiendo y me dice que se ha sacado una hasta con Monedero”. Errejón asegura que la situación “se vuelve incómoda y va subiendo el tono con el que me insiste”.

A partir de aquí, las versiones difieren. El denunciante asegura que le comentó: “Venga hombre, ¡si yo te pongo a parir en redes sociales!”. “Se lo dije en tono irónico, entre risas, en plan simpático. Pensaba que iba a ser más simpático. Fue decirle esto y recibir una patada en los intestinos”. Inmediatamente después y tras decir que iba a llamar a la Policía, “un hombre de color alto, de unos dos metros, me agarró y me decía que no llamara a la Policía”.

Errejón niega esa agresión y los compañeros de partido que le acompañaban esa noche han respaldado su versión de los hechos. Tras comentarle que le pone verde en redes sociales, le espeta: “Pues razón de más para no sacarme la foto contigo”. Y siempre según su versión, el denunciante vuelve a la carga. “¡Venga rojillo, ven aquí”, le dice echándole el brazo por el hombro para hacerse el ansiado selfie. “A mí lo de rojillo me hace sentir incómodo, porque se lo he dicho varias veces y la verdad es que ahí me enfado”. “Yo lo que quiero es irme”, apunta.

El cruce de reproches entre ambos lo cuenta así Errejón. “Eres más tonto de lo que yo pensaba”, le reprocha el vecino. “¿Pero me quieres dejar ya en paz?”, le contesta, una nueva negativa ante la que el hombre “se empieza a enfadar mucho”. Uno de los amigos del diputado de Más País le conmina a irse de lugar. “Vámonos de aquí, que éste es un buscarruinas”. Entonces es Errejón el que se enfada. “¿Encima me tengo que ir yo?”. Al abandonar el lugar, el diputado y sus acompañantes mantienen que el vecino le insultó. “Le escuché gritar “cabrón ven aquí, hijoputa, te voy a joder la vida”, ha asegurado Carlos Martín Pina, empleado de Más Madrid, en su declaración como testigo.

“No le insulté en ningún momento”

El vecino de Lavapiés niega que le insultara antes de la patada y que se abalanzara contra él. “No le insulté en ningún momento. Me cagué en su padre después de la patada”. Pero Errejón mantiene que tras su enésima negativa - “Todos tenemos un tiempo de descanso y a estas horas yo no trabajo”- le llamó “cabrón” e “hijoputa” y le amenazó: “Te voy a joder la vida”. “Me quería hacer una foto con él porque es una persona famosa, lo mismo que hice con Monedero”, ha explicado el denunciante, que afirma haberse sentido “humillado” tras recibir la supuesta patada. “El médico me dijo: “si tiene las tripas treinta centímetros más abajo, se le habrían caído””.

Errejón niega la patada. “Lo que hago es apartarle el brazo”, recalca, ante un comportamiento que tacha de “muy ofensivo” dado que le había dicho ya varias veces que no quería hacerse la foto. Pero el vecino dice que sí sufrió esa agresión y que un año después “si me aprieto” (en la barriga) “todavía me duele” (en el momento de los hechos tenía una hernia de la que debía ser operado). “Un año de ansiedad llevo”, ha dicho para justificar la indemnización que reclama. “La gente del barrio me puso de activista. No soy de ultraderecha. Soy votante del Partido Popular”, ha aclarado.

A su llegada a los juzgados, Errejón ha asegurado en relación a la denuncia que estaba “deseando poder explicarlo” porque, lamentó, “hemos estado arrastrando esta mentira demasiado tiempo”. El diputado dijo acudir a los juzgados “con ganas de que esto se acabe ya” porque, se quejó, “ha durado demasiado tiempo”.

Errejón dijo que el denunciante es “un hombre de extrema derecha” y se negó a aclarar si, en caso de ser condenado, dimitiría de sus cargos. “Estoy absolutamente convencido de que digo la verdad y de que esto acaba hoy”, insistió.