Análisis

Simbiosis Frankenstein

El «caso Pegasus» ha sido la última situación que ha puesto al Gobierno al borde del abismo

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a la conferencia “Los puentes de las Mujeres. Propuestas desde el Sur para el cambio global” celebrada en el Edificio Humanidades UNED, a 19 de mayo de 2022, en Madrid (España)
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a la conferencia “Los puentes de las Mujeres. Propuestas desde el Sur para el cambio global” celebrada en el Edificio Humanidades UNED, a 19 de mayo de 2022, en Madrid (España)Antonio GutiérrezEuropa Press

El «caso Pegasus» ha sido la última situación que ha puesto al Gobierno al borde del abismo por su debilidad parlamentaria. Pedro Sánchez llegó a la Moncloa con una exigua mayoría de la que depende su agenda legislativa, por lo que, no solo es que los socialistas estén en manos de partidos soberanistas y nacionalistas (la «mayoría Frankenstein», que acuñó Alfredo Pérez Rubalcaba) para mantenerse en el poder, sino que también depende de ellos para poder revalidarlo. En Moncloa son conscientes de que, en un contexto incierto, tras la crisis sanitaria, la energética y la económica derivada de la guerra en Ucrania, sus opciones de retener el Gobierno pasan por hacer llegar la recuperación a los hogares españoles y lograr una transformación significativa en las condiciones de vida de la población. En esos términos se concurrirá a las urnas a principios de 2024 y Sánchez necesita pertrecharse de éxitos para entonces.

¿Cuál es el estado de la relación entre el Gobierno y sus socios?

Sánchez y sus apoyos parlamentarios mantienen una relación simbiótica. Ambas partes recelan de la contraria, pero son conscientes de que se necesitan para sobrevivir políticamente. A ambas partes les une, además, un objetivo común: cortar el paso a un ejecutivo de PP y Vox. Esta semana desde el PNV se reconocía que el Gobierno tenía a sus socios «cansados», pero no se apostaba por la ruptura porque no hay alternativa al actual Ejecutivo con «este PP» que, según precisaba Andoni Ortuzar, con Alberto Núñez Feijóo en la Presidencia, sigue «negando a las nacionalidades históricas» y puede llegar a apoyarse en Vox. Esto es lo que hace que, por encima de los roces y las discrepancias que les separan, exista un bien superior a proteger: la legislatura. Por lo que no está previsto que los socios parlamentarios del Gobierno vayan a dejar caer a Sánchez.

El equilibrio entre Esquerra y Bildu para «salvar» las votaciones.

Los nacionalistas de ERC y EH Bildu mantienen una alianza estratégica en el Congreso. Esta entente no les obliga a mantener una disciplina de voto y esto es, precisamente, lo que permite que opere una estrategia de reparto de roles para no dejar caer al Gobierno. Como ocurriera recientemente con el decreto anticrisis para paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania, pero también en el pasado, por ejemplo, en la aprobación de las prórrogas del estado de alarma, la formación abertzale ha adoptado un papel posibilista y pragmático dando un apoyo decisivo a Sánchez. De este modo, Bildu avanza en su estrategia de normalización política, que le permite disputar al PNV la posición de partido hegemónico vasco con trascendencia en Madrid. Mientras, Esquerra se mantiene en un cómodo segundo plano, retirando su apoyo al Gobierno como desafío en su relación con el Estado, pero sin asumir el coste que tendría que decayeran las medidas por su veto.

El termómetro de la comparecencia sobre «Pegasus».

Esta semana, Pedro Sánchez comparecerá en el Congreso para explicar el «caso Pegasus» y el cese de la directora del CNI Paz Estaban. Este trance parlamentario al que el presidente llega forzado por los partidos de la oposición servirá de termómetro para testar el estado de la relación con sus socios. Desde el PNV se pide un mayor control sobre los servicios de inteligencia y se recela sobre la posibilidad de que otras fuerzas de seguridad tuvieran acceso al programa espía. Desde Bildu se advierte de que la mayoría está «tocada» y los independentistas de Esquerra mantienen sus condiciones –transparencia, desclasificación de documentos y asunción de responsabilidades– antes de cerrar la reunión pendiente entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès, a la que el Gobierno central se comprometió hace más de dos semanas para apagar el incendio del espionaje.