Toni Bolaño

Crisis endémica del gobierno catalán

Esquerra da por hecho que JxCat no saldrá de la Generalitat ni tampoco forzará la salida de sus consellers

El president de la Generalitat, Pere Aragonès (c), al término del debate de política general anual.
El president de la Generalitat, Pere Aragonès (c), al término del debate de política general anual.David ZorrakinoEuropa Press

Hartazgo ante la deslealtad. Esta frase podría resumir la sensación existente en ERC ante las continuas amenazas de ruptura de Junts per Catalunya y el pleno del Parlament sobre la situación política ha roto todas las costuras. No es la primera crisis pero es la enésima desde que se formó el Govern independentista. Junts no asumió perder la presidencia y ese es el origen de todos los males que han configurado en este año y medio un largo historial de puñaladas, golpes bajos y astracanadas en un Govern más preocupado por cuestiones épicas que de gobernar.

El presidente catalán, Pere Aragonés, no contestó al neoconvergente Albert Batet después de que éste le exigiera presentar una moción de confianza tras volver a repetir las condiciones de Junts para no romper el gobierno: la coordinación de un espacio de dirección estratégica del independentismo, la negociación con el Gobierno español de la amnistía y la autodeterminación y un frente común en Madrid. Si esto no se cumple, y Aragonés no dio muestras de aceptar ninguna de estas exigencias, Junts someterá a las bases la salida del ejecutivo que no quiere ninguno de los consejeros presentes en el Govern de Aragonés. Todos ellos comieron juntos ayer y defenderán la cuestión de confianza.

Aragonés aprovechó el turno de Josep Maria Jové -ERC- para contestar a Batet. ERC no se va a mover. Al presidente le molestó personalmente que se blandiera la moción de confianza y, sobre todo, que Junts hiciera caso omiso de su propuesta de Ley de Claridad, similar a la canadiense. La confianza solo puede plantearla el presidente por lo que la petición de los de Puigdemont no es más que un brindis al sol, pero que pone negro sobre blanco la pésima relación entre los socios del ejecutivo catalán. Sin embargo, pedirle que la presente «es tanto como decirle al president que no tiene la confianza de Junts», apuntan fuentes republicanas, que dan por hecho que JxCat no saldrá del Govern ni tampoco echarán a los neoconvergentes pese al cese del vicepresidente Jordi Puigneró.

El pleno se retomará el viernes para votar las propuestas de resolución, pero tras la turbia sesión de inicio Aragonés canceló su agenda y convocó de urgencia la Permanente de ERC y desató una febril actividad desde el Palau de la Generalitat y convocó de urgencia reunión del Govern a las 17 horas. A puerta cerrada. Por la mañana, el conseller de Salud, Josep Maria Argimón, de Junts, y la consellera de Igualdad y feminismos, la republicana Tània Verge, coincidieron en un acto en el Hospital Valle de Hebrón para presentar el nuevo protocolo de interrupción del embarazo. El saludo entre ambos fue frío, gélido, y ambos evitaron hacer declaraciones a los medios de comunicación. La crisis ha pillado a la gran esperanza blanca de Junts, Xavier Trías, de viaje a Bruselas con el que fuera conseller Interior, Joaquim Forn, en un viaje que se aproxima mucho a un peregrinaje para ver a Puigdemont. Trías ha condicionado su candidatura a que el Govern no se rompa.

Para contrarrestar los movimientos de Aragonés, el vicepresidente Jordi Puigneró ha asumido en primera persona la gestión de la crisis para poner en valor su papel, que ha quedado en entredicho en los últimos meses por una parte de su organización que apuesta más por el conseller de Economía, Jaume Giró. Incluso se ha especulado con un cambio de consejeros en Junts para superar la situación de crisis, que ahora se materializará con la sustitución de Puigneró. La Permanente de ERC ha respaldado a Aragonés que convoca a su Gobierno «para ver cómo respiran», apuntan desde ERC. Los republicanos señalan también la deslealtad de Puigneró que sabiendo cuáles serían las propuestas de Junts no las comunicó al president. «Es un ejemplo palmario de deslealtad con el president», sentencian. A última hora de la tarde, Aragonès se reunió con Jordi Turull, como «número 2» de JxCat, para abordar la situación. Ya se había reunido con él y Laura Borràs hace 14 días para reconducir la situación y todo acabó como el rosario de la aurora. La crisis llega en vísperas del aniversario del 1-O.