Toni Bolaño
La piel del oso
Antes de las generales, que no se van a avanzar, llegarán municipales y autonómicas. 156 días de calvario para dibujar el mapa político
Sánchez o España, será la puya constante del PP hasta el 28 de mayo, la nueva versión del “España se rompe” o “Sánchez vende España”. Ni se rompe ni se vende, pero agitar los más bajos instintos da sus frutos a un PP que quiere ganar aunque sea a costa de ser testimonial en Euskadi y Cataluña. Feijóo o democracia, contestarán los socialistas con un presidente que está dispuesto a asumir costes políticos para que la Cataluña de 2017 sea un mal recuerdo. No lo va a tener fácil porque los aliados del PP en la judicatura han confundido su sillón con preservar los derechos democráticos.
La campaña, y precampaña of course, será dura porque las posiciones no son antagónicas, son irreconciliables. El último enfrentamiento a cuenta del pronunciamiento del Constitucional, que se ha anclado en las costuras de Génova y que continuará en los próximos días, han revelado tres cosas. La primera que Núñez Feijóo tiene prisa para que se celebren las generales, y las prisas suelen ser malas consejeras porque este año se le puede atragantar y ser eterno. La segunda, que la actitud del PP en sus ansias de separarse de VOX, ha dado un resultado no deseado: la consolidación de la mayoría parlamentaria que llevó a Sánchez al Gobierno. Y una tercera, el PP está convencido de que puede ganar agitando la figura de un Sánchez dictatorial erigiéndose en el defensor de los valores constitucionales. Una conclusión final: el PP hará mal si vende la piel del oso antes de cazarlo.
A tenor de lo sucedido no parece que las constantes vitales de la política española cambien un ápice, aunque VOX va a hacer sudar la camiseta a los populares. Casi ha pasado desapercibida la ruptura en Madrid, pero ruptura al fin y al cabo, y Abascal se ha aferrado al ruido. Léase moción de censura y querella a Sánchez por “alta traición”. Y encima, Macarena Olona ha lanzado un tuit que seguro que pone en alerta al núcleo duro de VOX: “En enero, novedades. No estáis solos”. Quizá en esta cuestión hay que interpretar que Isabel Díaz Ayuso haya estado presente en la final de Got Talent, en Tele 5. No quiero ni pensar que hubiera dicho la presidenta madrileña si el que hubiera aparecido fuera Pedro Sánchez. Estoy convencido que en su bisoña forma de ver las cosas hubiera augurado una deriva bolivariana.
La clave de bóveda para el proyecto de Sánchez sigue pasando por el éxito de Yolanda Díaz. Sumar tiene que sumar, valga la redundancia, por encima del 12% si se quiere repetir la fórmula de la coalición, la única válida para la izquierda, aunque la coalición también es la palabra clave para la derecha y Feijóo sabe que la única formulación pasa por VOX. Sin embargo, Díaz tiene que solventar un problema que se llama Pablo Iglesias que esta semana ha coincidido con el líder del PP en su petición de adelanto electoral. No es buen augurio, sin duda.
La política está embarrada aunque se está salvando la economía que se convertirá en el acicate del ejecutivo que ha superado, y con nota, las previsiones apocalípticas que desde el PP se lanzaron con denuedo tras el verano. El PP esperaba enfangar a Sánchez y se ha visto enfangado. Sus previsiones han fracasado. En crecimiento, en inflación y en el posicionamiento de España en Europa. Para colmo, el empleo sigue funcionando a pesar de las insidias lanzadas sobre los fijos discontinuos que se contabilizan como ahora desde 1985. Ahí es nada.
Antes de las generales, que no se van a avanzar, llegarán municipales y autonómicas. 156 días de calvario para dibujar el mapa político. El ruido del PP en estos días ha ahogado las críticas en
el seno del PSOE, sobre todo de los barones regionales que tras el escándalo del Constitucional se han visto afectados por una afonía aguda. No digamos de aquellos que piensan que el PSOE es de su propiedad y que obvian que han perdido las primarias. Todas
✕
Accede a tu cuenta para comentar