Gobierno de España
Auge del bipartidismo: PP y PSOE ganan 100.000 votos a la semana
Las encuestas anuncian una recuperación del apoyo de las fuerzas tradicionales en el caso de que Sánchez no logre formar Gobierno y convoque nuevas elecciones generales en otoño. Los partidos «viejos» van camino de aumentar hasta cinco puntos porcentuales por la fuga de votos de Podemos, Cs y Vox
Las encuestas anuncian una recuperación del apoyo de las fuerzas tradicionales en el caso de que Sánchez no logre formar Gobierno y convoque nuevas elecciones generales en otoño.
Los tiempos de vacas flacas para el bipartidismo son cosa del pasado. Es verdad que socialistas y populares están lejos de las abrumadoras cifras de apoyo popular de las primeras décadas de la democracia, pero también parece cierto, y eso es lo que comienzan a apuntar los resultados de las elecciones generales, municipales y autonómicas celebradas en primavera y los primeros estudios demoscópicos realizados después, que el repunte de ambas marcas se consolida.
La década electoral inaugurada en 2011, con las elecciones generales que el 20 de noviembre condujeron a Mariano Rajoy a La Moncloa, se abrió con un respaldo para el bipartidismo: el 73,4%, o lo que es lo mismo, tres cada cuatro papeletas válidas apoyaban a las formaciones con sede en Génova y Ferraz. Los nuevos partidos, cuando aún no se incluían bajo esta nomenclatura y cuyo alcance se limitaba a UPyD, aún no superaban el 5%. Apenas llegaban al 11% si a la formación de Rosa Díez le sumamos Izquierda Unida como germen de lo que sería Podemos. Llegó el 15-M, la marca morada paso de ser la voz de los indignados a un partido con músculo, especialmente entre los jóvenes, y Ciudadanos y Albert Rivera dieron el salto a la arena nacional.
El terremoto en las urnas que implicaron estas circunstancias se tradujo en una italianización de la política española. En apenas cuatro años, el bipartidismo se dejaba un tercio de sus apoyos. El 73,4% de 2011 se vio transformado en un 50,7% el 20 de diciembre de 2015. Los nuevos partidos se merendaron esa parte del pastel: Podemos y Ciudadanos (Vox logró apenas el 0,2% y UPyD el 0,6%) sumaron en aquellos comicios casi el 39% de los sufragios. El «shock» y la falta de cintura de unos y otros para articular acuerdos condujo al país a una repetición electoral en 2016 con la ya conocida, aunque ligera, mejora del PP. El bipartidismo rompía la tendencia a la baja y recuperaba cinco puntos hasta alcanzar el 55,6%: los populares eran responsables de casi toda esta subida, con 4,3 puntos de crecimiento, mientras que el PSOE mejoraba seis décimas su balance de 2015. Y como en apenas unos meses era evidente que el electorado no había podido cambiar mucho, lo que unos subían, otros lo bajaban. Estos vasos comunicantes hicieron que la suma de morados y naranjas cayera 4,5 puntos, hasta el 34,5%.
Y llegó 2019. Con un adelanto electoral provocado por la no aprobación de los presupuestos por parte del Gobierno, después de que saliera adelante por primera vez en democracia una moción de censura y después de que, también por primera vez, se aplicara el artículo 155 en una comunidad autónoma. Por si eso fuera poco, el «boom» de otro nuevo partido, Vox, volvía a alterar el equilibrio entre viejos y nuevos partidos. La notable caída del PP en las urnas de las generales del 28-A, compensada en parte por el crecimiento del PSOE, ponía sobre la mesa un nuevo equilibrio de fuerzas: el bipartidismo se quedaba en un 45,4% mientras que los nuevos partidos –ya con Vox compartiendo este espacio con Podemos y Ciudadanos- superaba por cinco décimas el umbral del 40%. Aún con la resaca de estos resultados y con la aritmética salida del 28-A, el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, negocia estos días los apoyos con los que pretende acudir a una sesión de investidura en las primeras semanas de julio.
Son esos números los que marcarán esta legislatura siempre y cuando Sánchez no abrace la posibilidad de poner su destino de nuevo en manos de los españoles con otras elecciones en otoño. De cara a ese posible adelanto, las primeras encuestas publicadas insisten de nuevo en la recuperación del bipartidismo. El sondeo realizado por NC Report, publicado el pasado lunes por LA RAZÓN, apenas ocho semanas después de las generales, dibuja un escenario bastante nuevo. En esos dos meses, el bipartidismo crece a gran velocidad hasta llegar, en estos momentos, al 50,7%. Eso implica una recuperación de más de cinco puntos. Mientras, los nuevos partidos caen: el 35,6% de los españoles apoyaría ahora a Podemos, Ciudadanos y Vox.
Traducido en votantes, ese porcentaje deja clara la magnitud de la recuperación de populares y socialistas. Ambas marcas, las lideradas por Sánchez y Casado, han recuperado a 849.205 votantes: 154.858 el PSOE y 694.347 el PP. Esto implica de forma nítida, al menos con los datos de esta encuesta sobre la mesa, que miles de españoles vuelven a mirar a los partidos tradicionales como un refugio más seguro en tiempos de incertidumbre política. Estos datos apuntan además que la velocidad con la que se desangran los partidos nuevos es bastante importante: desde el 28-A, el bipartidismo recupera más de 106.000 votos cada semana. «Es un cambio de tendencia que podemos considerar de histórico, pues se trata de un punto de inflexión, y que confirma un importante reajuste en el seno del centro derecha, que tras el maratón de elecciones que ha soportado este país en los dos últimos meses, inicia un proceso de concentración de voto en el PP, en detrimento de Cs y Vox. Génova puede ahora a empezar a respirar aliviada. Ha dado finalmente con la estrategia adecuada y que buscaban desde julio de 2018», explica el sociólogo Lorente Ferrer. Respecto a lo que sucede en el flanco contrario, lo tiene claro: «En el campo de las izquierdas, sigue la concentración de voto en el PSOE, 341.000 votantes UP dejan a los morados y se pasan a los socialistas. El camino inverso es seguido por tan solo 55.000 socialistas que marchan a UP. El saldo neto es positivo para los de Sánchez en 286.000 votantes, a un ritmo de más de 35.000 por semana, desde el 28-A». Los nuevos partidos, por su parte, retroceden en intención de voto más de 1,6 millones de sufragios desde el 28-A. Esto supone más de 208.000 votos a la semana, de los que una parte se va a PP y PSOE, otra a la abstención y otra a formaciones menores.
✕
Accede a tu cuenta para comentar