Entrevista

Carmen Calvo: «No soy tránsfoba, me preocupa esa realidad y los menores»

Publica «Nosotras» donde repasa la historia del feminismo y alerta a las más jóvenes de que aún no está todo conseguido

Carmen Calvo presenta su libro “Nosotras” en el Ateneo de Madrid. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 14 02 2024
Carmen Calvo presenta su libro “Nosotras” en el Ateneo de Madrid.© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánFotógrafos

Desde pequeña supo que era «feminista». Recuerda que la primera cosa que escribió, con 15 años, fue la defensa del divorcio. Exvicepresidenta, exministra, siempre socialista. Publica «Nosotras. El feminismo en democracia» (Planeta) donde repasa la historia del feminismo, alza la voz por muchas mujeres y advierte a las más jóvenes que aún queda mucho por hacer.

¿Es más de paso a la mujer que se abre paso o de cuotas?

Es que esa dicotomía no existe, lo que existe es la obligación de la democracia que dice que hay que intervenir en la desigualdad, que el Estado no puede ser pasivo, esperando 500 años más a que por la evolución natural de las cosas, ocurran. El artículo 9 y 14 de la Constitución dicen que no nos pueden discriminar por sexo y hay que hacer algo. No se me ocurre mejor manera que intervenir en ello con las leyes de paridad. Lo curioso es que solo se discuten estas cuotas con nosotras, sin embargo; el Estado democrático está lleno de ellas. Por ejemplo, ofrecer un salario al desempleo es una cuota de solidaridad y nadie lo discute. El patriarcado se resiste y siempre encuentra alguna fórmula para poner sobre la mesa un argumento trampa.

¿Se puede ser feminista y de derechas?

Así establecido, no; porque el feminismo tiene una historia y tiene unos contenidos que el pensamiento conservador, en muchos casos, no puede admitir. Cuando las feministas planteamos el divorcio o la interrupción voluntaria del embarazo, el sector conservador fue a rastras. Después lo asumen, lo practican, pero lo recurren en el TC. Hay un tramo básico, que no llamaría feminismo pero sí llamaría igualdad por obligación democrática en la que tiene que estar el campo conservador. La ultraderecha, no; pero sí el campo conservador. Hemos visto ejemplos en las derechas europeas donde, la persona que propone el aborto en Francia es Simone Veil.

Reconozco que hay una parte de la igualdad que las mujeres de derechas pueden negociar con las posiciones feministas. De hecho, la gente no sabe que, cuando se debatía la Constitución y se dice que el varón preceda a la mujer para heredar la Corona, se salieron todas las diputadas de la Cámara, incluidas las de derechas. Ahí encontraron que no entraban, no querían abrir el debate, pero lo veían demasiado ofensivo. Yo he hablado con algunas del PP sobre una ley abolicionista.

¿Qué diferencia hay entre el feminismo socialista y feminismo comunista?

El feminismo socialista es el que piensa que feminismo es democracia. Somos abolicionistas, pensamos que en materia de derechos humanos las mujeres no pueden ser mercancía y, en el otro lado, hay una corriente regulacionista que no puedo entender. Mi libro, fundamentalmente, lo escribo para defender la autonomía y poner a salvo los cuerpos de las mujeres como es el caso de los vientres de alquiler.

¿Irene Montero ha contribuido a favorecer el feminismo?

Yo no me voy a pronunciar sobre eso. Yo he mantenido mis posiciones, soy feminista, me siento una mujer de izquierdas desde que me di cuenta de que había niñas en mi colegio que no estaban siendo tratadas igual que yo.

"Que nadie nos diga que la canción -de "Zorra" de Eurovisión- es una especie de avance feminista para cambiar una palabra"

¿Entiende que haya una identificación del feminismo con la corriente más radical?

Hubo una generación que va de los 30-40 años, que creyeron que el feminismo ya estaba superado, y han cogido esa bandera porque se han dado cuenta de que a ellas les pasan las mismas cosas que a sus abuelas. Ahora vienen las más jóvenes, las que están en un retroceso importante, donde ha entrado el gran mercado de la belleza y la hipersexualización. Creo que lo moderno y revolucionario es aceptar todos los cuerpos, aceptarnos y no cambiarlo o rechazarlo.

Cuenta que cuando se aprobó la Ley Trans en el Congreso fue un día «fatídico»...

Porque yo tuve que elegir. No acepté la disciplina, pagué la multa y no hubo más. En el fondo creo que hubo un cierto respeto a que me posicionara de esa manera y no se montó la mundial. Yo lo tenía muy claro, a mí de esa ley me preocupan cosas como la infancia de los más jóvenes y sobre todo, cuando esos niños y niñas tienen problemas de identidad hay que protegerlos, cuidarlos, impedir su sufrimiento y que los discriminen, acompañarlos. De hecho, leyes parecidas a la nuestra han tenido modificaciones y retroceso. Y, como no soy tránsfoba, sino todo lo contrario, me preocupa mucho esa realidad, tenía objeciones.

La violencia machista continúa. ¿Es un problema cultural, de las instituciones, de las políticas?

De todo. Es un problema de esa idea que tiene el patriarcado de que las mujeres estamos a disposición de los hombres. Es un camino complicado porque requiere de giros enormes, decisiones políticas como estamos tomando, de leyes específicas que pongan blanco sobre negro. Espero mucho de esos chicos que son padres de niñas, que han estado presentes. La pregunta clave es: ¿quiere que la prostitución sea un oficio y tu hija se dedique a eso? Suelen decir: «La mía no». Pues la de los demás, tampoco.

¿Qué le parece el uso que se está haciendo de la palabra "zorra" en una canción que representa a España en Eurovisión?

Me preocupa que los temas nucleares de la desigualdad de las mujeres, donde está la violencia contra nosotras, la falta de respeto, la violencia física y los asesinatos, en vez de abordarlo con seriedad y contundencia, lo vayamos a debatir por la letra de una canción. Me parece una falta de seriedad abordar temas tan gravísimos que me niego. La palabra “zorra” no se puede cambiar semánticamente por una canción, no es verdad. Hoy, y mañana y pasado, le seguirán diciendo a las mujeres zorra para insultarlas y me preocupa que las más jóvenes piensen que tiene su gracia en vez de su solemnidad. Respeto que alguien haga una canción y quiera ganar un concurso pero, por favor, que nadie nos diga que esto es una especie de avance feminista para cambiar una palabra que no la vamos a cambiar por esto. Y, sobre todo, no nos mandemos mensajes equivocados.

Decía que «el proyecto más decente del mundo es la igualdad». ¿La amnistía es igualdad?

La amnistía es un instituto jurídico democrático. Todas las constituciones tienen el derecho de gracia y, si lo tienen, es porque es necesario y democrático. Hemos visto amnistías a lo largo de la historia, se produce en muchos países democráticos porque cumplen con una función. Puedes estar de acuerdo con ello o no. Yo estoy de acuerdo. Pero lo que me importa es el debate jurídico: Jurídicamente es legal, es legítimo y es posible. Lo que no es legal, ni constitucional es el indulto generalizado, eso lo prohíbe la Constitución, y es lo que plantearon los independentistas hace dos años y es a lo que yo me referí; ellos lo llamaban amnistía, pero eso es indulto generalizado. La amnistía solo la pueden dar las Cortes Generales.

¿El Consejo de Estado debería estudiar la amnistía?

De momento no va a llegar por ser proposición de ley, pero es que tiene que ser proposición de ley, no es que el Gobierno se lo haya querido ahorrar. La amnistía no la puede dar el Gobierno, los indultos, sí. Hay tres figuras jurídicas distintas. Me gustaría que este debate fuera serio. Los indultos generalizados están prohibidos en democracia, los parciales todos los gobiernos de la democracia han indultado. La amnistía, solo la pueden darla las Cortes Generales porque ahí es donde se sientan directamente los representantes del pueblo soberano. Los indultos generales están prohibidos, porque son la desaparición del poder Judicial y eso ocurre en las dictaduras.

¿Aspira, desde el Consejo de Estado, a estudiar el mayor número de leyes?

Yo he mandado muchas leyes al Consejo de Estado, muchas lo hice voluntariamente para que me dieran opinión. El papel de la presidencia es que el órgano funcione bien. Está el cuerpo de letrados que van por oposición más el cuerpo de consejeros y consejeras que vienen del campo de la política para completar la perspectiva jurídica. Escucho decir tantas barbaridades... ¿No sabían que para presidir hay que haber sido ministro antes? No me considero nada del otro mundo, pero algo de experiencia tendré.

¿Si hubiera sido presidenta del Consejo de Estado, cómo se habría pronunciado con la ley del "sólo sí es sí".

Habría dicho lo mismo que dije sin estar en el Consejo de Estado, que tenía problemas que había que modificarse y dije la primera de todos: "Que el PP nos ayude y se lo agradeceremos".