El desafío independentista
Casado apelará a la «vía irlandesa» para intervenir la Generalitat
Buscará el liderazgo constitucionalista con una crítica durísima y la exigencia de que se aplique ya el 155.
Buscará el liderazgo constitucionalista con una crítica durísima y la exigencia de que se aplique ya el 155.
Pablo Casado enfrentará esta mañana al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a una agenda de medidas para restaurar la legalidad y el orden constitucional en Cataluña. El líder popular acude al Pleno del Congreso con un contundente discurso de crítica y de alternativa a la política del PSOE, en un contexto en el que el PP es el líder de la oposición pero compite por el liderazgo de la defensa de la unidad nacional y de España con Ciudadanos (Cs) y con Vox. Casado exigirá a Sánchez lo que viene reclamando desde hace meses, que se tome el control de los Mossos, de TV3, de la Educación y que, en suma, se aplique ya de manera inmediata el artículo 155 para garantizar la seguridad de los catalanes y porque el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se ha convertido en un «peligro», que «ampara a los violentos» y que está «al margen» de las funciones a las que le obliga el cargo que ostenta. El Congreso será hoy el escenario desde el que se pondrá altavoz al enfrentamiento constitucionalista por la política en Cataluña.
Este Pleno sobre la situación catalana llega en un momento de máxima tensión, hasta el punto de que por primera vez en La Moncloa han empezado a amagar con la posibilidad de recuperar competencias de la Generalitat o volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución, que implica la suspensión de la autonomía. El debate parlamentario desnudará el enfrentamiento dentro del bloque constitucionalista, en el caso del PP y Ciudadanos por competencia electoral; en cuanto a la relación de estos partidos con el PSOE, por desacuerdo absoluto con su política con los partidos independentistas desde la moción de censura que derribó al Gobierno de Mariano Rajoy.
En otras circunstancias y en otra etapa, este Pleno y la nueva crisis independentista se habrían afrontado al menos con una aparente unidad de acción del bloque de partidos defensores de la Carta Magna. Pero el presidente del Gobierno no ha contactado ni con el jefe de la oposición ni tampoco con el líder de Ciudadanos para intercambiar información o abordar la evolución del problema independentista desde que llegó a La Moncloa. El canal privado de diálogo que ha funcionado en anteriores legislaturas quedó cortocircuitado con la moción de censura y el apoyo independentista a la investidura de Pedro Sánchez. Aun así, el jefe del Ejecutivo todavía podría haber intentado rebajar la tensión de este Pleno con una llamada de última hora a Casado y a Rivera antes de que esta mañana el Gobierno se enfrente a PP y a Ciudadanos, además de a los representantes secesionistas, bajo la presión externa de la posición de Vox. Pero en las últimas horas no ha habido ningún contacto.
Hay una realidad ineludible y es que la sombra de un adelanto de las elecciones generales acorta aún más la posibilidad de entendimiento entre el Gobierno y los partidos constitucionalistas en la oposición. El cálculo que hacen en uno y otro lado es que si llega el caso de que tienen que adoptarse medidas extraordinarias en Cataluña, la posibilidad del anticipo electoral será más real, porque el PSOE, si no tiene más remedio que actuar, perderá posiblemente también el apoyo de Podemos.
Esa imagen del Ejecutivo solo en su soledad, y teniendo que buscar a corto plazo el apoyo de los partidos que combaten con fiereza a quienes fueron sus socios de investidura, hace que la idea del superdomingo electoral, con la coincidencia de generales, europeas, autonómicas y municipales, marque el debate de esta mañana. Casado lleva exigiendo la aplicación del artículo 155 de la Constitución desde el mes de julio, y su postura es la de que sea una intervención dura, que afecte a los Mossos y a TV3, en la línea de lo que ha bautizado como la «vía irlandesa». El Gobierno británico suspendió en cuatro ocasiones la autonomía de Irlanda del Norte y, según Casado, «Blair no es un sospechoso ultra». En su discurso, combatirá con dureza la política del Gobierno socialista en Cataluña, al que en el PP acusan de dejación de sus funciones en la defensa del Estado de Derecho para sostenerse en el poder.
El líder popular buscará el cuerpo a cuerpo tanto con Sánchez como con el independentismo y advertirá de que no se puede seguir perdiendo más tiempo sin actuar, para lo que el Gobierno cuenta con el apoyo de sus senadores, imprescindibles para aprobar el 155. «Dejamos Cataluña apaciguada y ustedes la han destrozado por cumplir con sus socios a cambio del sillón azul», como anticipo de lo que hoy defenderá Casado en el Congreso.
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