PP
Casado “no descarta” a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso
Génova planta cara al pulso territorial y de un sector del partido contra la “derechización”. “La decisión sólo le compete a él”.
Génova planta cara al pulso territorial y de un sector del partido contra la “derechización”. “La decisión sólo le compete a él”.
Pablo Casado «no descarta» el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo, «número uno» por Barcelona, como portavoz en el Congreso de los Diputados. La confirmación de este «no descarta» por parte de fuentes de su entorno es toda una declaración de intenciones ante el rechazo manifiesto de un importante sector del partido a esta designación. La decisión final se comunicará en los próximos días, pero desde el poder territorial y también en Génova se ha hecho saber su oposición a que Álvarez de Toledo sea la «cara» del nuevo PP en el Parlamento. Porque representa el «ala dura», el «aznarismo». Viene de la FAES del ex presidente del Gobierno José María Aznar. Pero ya ejerció responsabilidades en el PP como jefa de Gabinete de Ángel Acebes, y se identificó con la teoría de la conspiración del 11-M. El «marianismo» rompió con ella por representar al «viejo PP», al PP «duro» del que se separó Mariano Rajoy en 2008 para recuperar oxígeno tras su segunda derrota electoral en unas generales. Y ella rompió con el PP de Rajoy y en tiempos muy recientes hizo guiños a Ciudadanos.
El lunes pasado, en el Comité Ejecutivo corrió el rumor de que iba a oficializarse su nombramiento, y esto ya puso en pie a los «barones» con mando en plaza y a otros importantes dirigentes del partido. La versión oficial fue que la decisión sobre los nombramientos se posponía porque Casado no quería titulares paralelos que quitaran peso a su valoración de los resultados de las autonómicas y municipales. Pero internamente se concluyó que detrás de la decisión de posponer la designación de los portavoces pesaban las presiones internas y el rechazo a un gesto que se identifica como una apuesta por la «derechización» del PP. Por eso, en este contexto, la precisión del entorno de Casado de que Álvarez de Toledo es un nombre que no está descartado, y que la decisión, en todo caso, la tomará, «sólo», el líder nacional, es un claro mensaje a navegantes ante la tentación del poder territorial de plantear un pulso al «número uno» con la justificación del debate estratégico. En las «quinielas» para la portavocía del Congreso figuran otros nombres, que la propia Génova señala, como el de Cuca Gamarra, Ignacio Echániz, Jaime Olano..., o la ex ministra Isabel García Tejerina.
Aunque en la oposición todo el protagonismo lo tiene el presidente nacional del partido, su portavoz en el Parlamento tendrá mucha relevancia, especialmente porque su «alter ego» por parte de Ciudadanos será Inés Arrimadas. Álvarez de Toledo ya desembarcó en Cataluña con el objetivo de competir con Arrimadas y dejar el mensaje de que al PP no le ganan por la derecha ni en la contundencia en la defensa del discurso nacional. Los resultados en generales no fueron buenos en esa «plaza» catalana, pero la batalla se ha trasladado ahora al Congreso. Nadie discute en el PP que su principal adversario no es Sánchez, aunque en teoría sea el señalado, sino Rivera y su estrategia de arrebatarles el liderazgo de la opocición pese a tener menos escaños. En una competición que será «sangrienta», en palabras de un miembro del Comité de Dirección popular. Casado tiene que gestionar un grupo parlamentario debilitado por los resultados electorales, y falto de experiencia por la profunda renovación que aplicó a las listas en las generales. Y el día a día de la vida parlamentaria exige conocimiento de las tácticas para conseguir no perder pie con Ciudadanos empujando para colgarse todas las medallas. Hasta el nuevo referente económico, Daniel Lacalle, ha dejado su escaño.
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