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Clara Garrido: "Los políticos ladran con menos estilo que los perros"

Fue la primera letrada ciega en incorporarse al Parlamento y potencia la importancia que valores como la responsabilidad o el compromiso tienen en la sociedad actual.

Foto: Jesús G. Feria
Foto: Jesús G. Ferialarazon

Fue la primera letrada ciega en incorporarse al Parlamento y potencia la importancia que valores como la responsabilidad o el compromiso tienen en la sociedad actual.

Clara Garrido es una persona con discapacidad sobradamente capacitada. Fue la primera letrada ciega en incorporarse al Parlamento, donde vive con los ojos muy abiertos. Conoce sus límites, pero desconoce los que la quieran poner. Trabajó durante una década en la Asamblea de Madrid y ahora ejerce en el Senado, además de formar parte del Consejo Asesor de la Fundación Randstad, desde donde recientemente celebraron los «Congresos Randstad Valores», unos eventos dirigidos a empresarios y directivos para difundir la importancia de la responsabilidad, el compromiso o la superación en el ámbito empresarial. Ella disfruta de su tenacidad, superándose a sí misma en muchas ocasiones. Considera que la mayor ceguera de la sociedad actual es la búsqueda del reconocimiento inmediato. Y piensa que los perros ladran con más estilo que los políticos, quienes nos guían hacia no sabemos dónde...

–Usted ha sido la primera letrada ciega en incorporarse al Parlamento. ¿Cuál es su mayor valor?

–Eso que llaman resiliencia. Es decir, la capacidad de levantarme y de volver a intentarlo con la misma ilusión que la primera vez, sin desanimarme. Mi tenacidad es disfrutada, no obligada.

–¿Tiene límites?

–Como todo el mundo, si no sería muy aburrida. Lo que pasa es que no son los evidentes, esos que los demás podéis pensar que tengo por ser ciega.

–¿Cuál es su sentido más desarrollado?

–El del humor (risas). No tenemos ningún sentido más desarrollado por no ver, simplemente les hacemos más caso. Todo ser humano necesita información y la vista es un sentido súper rápido y cómodo, por el que recibimos más del 90% de la información que nos llega. Cuando se pierde se sigue necesitando información, por lo que se empieza a hacer caso a otros sentidos que para los demás no tienen un valor real. En cualquier caso, soy muy olfativa, aunque no por ser ciega.

–¿Los ciegos piensan más?

–Analizamos más, porque nos cuesta más obtener la misma información. Tenemos que pensar en otras cosas que a vosotros os vienen dadas.

–Usted es ciega, pero ve más que muchos...

–Me importa la vida y el de enfrente, y así todo es mucho más fácil. Conocer y ver se han hecho sinónimos.

–¿Cómo mira un ciego este mundo?

–Dependiendo de cómo te levantes cada mañana, como cualquier otra persona. Pero es un mito que la ceguera nos haga mejores personas.

–¿Vivimos mirando para otro lado?

–Sí, aunque así se vive se sea ciego o no. Ésa es una actitud vital que no tiene nada que ver con los sentidos físicos. Los ciegos a veces miramos más de frente y otras, de lado; como todos.

–¿Qué está pasando en el Parlamento?

–Es un reflejo de la sociedad y vivimos una época que no es especialmente tranquila. Hay crispación y ese lenguaje duro, esa escenificación, también se vive ahí. Un Gobierno en minoría, el fin del bipartidismo... Todos nos tenemos que acostumbrar a esta nueva situación.

–¿No cree que, a veces, es mejor no verla?

–Meter la cabeza bajo el ala no nos lleva a ningún sitio. Hay que afrontar las cosas con mucho realismo y seriedad, pero sin dramatismo. El ser humano no ha dejado de avanzar, por lo que tan mal no lo haremos. Podríamos hacerlo mejor, pero de todo lo que está pasando, si no le damos la espalda y lo afrontamos desde la honestidad, aprenderemos mucho.

–¿Guían más los perros que los políticos?

–Depende. Siempre que me he cogido del brazo de uno de ellos me ha guiado fenomenal. Los políticos nos están guiando, aunque no sepamos hacia dónde.

–¿Ladran más los políticos que los perros?

–Se les oye más. Y ladran con menos estilo. Porque mi perro ladra con un estilazo...

–Usted tiene tantos años como la democracia. ¿Quién es más madura de las dos?

–Quiero pensar que la democracia, porque si no vamos fatal (risas), aunque la madurez está sobrevalorada. Yo aspiro a ser feliz, a reírme mucho, a hacer reír a los demás y a disfrutar.

–¿Cuál es la mayor ceguera de la sociedad actual?

–La búsqueda del reconocimiento inmediato, que hace que pasen desapercibidas las cosas que se cocinan a fuego lento. Me refiero a la ceguera de la prisa y de la inmediatez.

–Para terminar, ¿a usted qué le gustaría ver?

–La cara de mis hijos.