Ofensiva abertzale
Colegios del País Vasco rechazan a niños cuyos padres no hablan euskera
Un centro de Guipúzcoa encuesta a los alumnos sobre sus «hábitos lingüísticos» y los separa según el resultado
MADRID- El «apartheid» lingüístico que practican las escuelas de Navarra no es un caso aislado. En el País Vasco, la cuna del euskera, se practica desde hace ya décadas el adoctrinamiento a los estudiantes. Sus escuelas e institutos continúan siendo el caldo de cultivo de jóvenes proetarras. Adoctrinan en la teoría del odio, del separatismo, la radicalidad y hasta justifican los postulados terroristas con el fin de captar nuevos fanáticos.
La lección de la falta de libertad es una de las que primero se imparten junto a la de la discriminación y, al igual que ocurre en la comunidad foral, donde los niños llegan incluso a tener dos autocares diferentes con sus monitoras diferenciadas para hacer un mismo recorrido, según hablen euskera o castellano; en el País Vasco también se les separa no sólo dependiendo del modelo lingüístico que elijan sino que, dentro de ese modelo, se les divide según el idioma con el que se comunican con sus compañeros, padres o profesores.
En un colegio de Guipúzcoa hace poco se encuestó a los alumnos sobre sus hábitos lingüísticos. Entre las preguntas figuraba en qué idioma se relaciona en el patio del colegio y había que especificar con quién. También se les interrogaba sobre en qué lengua se relacionaban con sus padres o si hablan en euskera o castellano con los profesores y en las aulas. Tras obtener los resultados de la encuesta, el centro escolar hizo una división de los estudiantes, de tal manera que se separaron en un aula a los alumnos que se comunican tanto en el centro escolar como con sus padres en euskera, y en otra diferente a los que hablan con sus padres en castellano aunque el modelo en el que se están educando sea el de sólo euskera (modelo D) o hablen con sus compañeros en euskera, algo que ha sido muy comentado entre los padres de los alumnos del centro, aunque para ellos todos esto es algo rutinario.
Además, alguno de los estudiantes del centro han quedado marcados ya que especificaban el nombre de con quién se hablaba en castellano.
En otros centros se ha llegado a prohibido de manera expresa a los alumnos relacionarse entre ellos en castellano en el tiempo del recreo aunque no estén separados en el centro escolar como sí ocurría en algunos colegios de Navarra. También ocurre en el comedor, pero los padres de algunos alumnos ya lo consideran como una realidad rutinaria dentro de la política de inmersión lingüística del euskera. A pesar de la instrucción en la falta de libertad y la imposibilidad, en algunos casos, de hablar en castellano, los niños cuando salen del centro escolar hablan en el parque con sus amigos en castellano porque en las calles del País Vasco es poco frecuente escuchar hablar en euskera salvo las zonas más rurales.
Otro de los casos con los que se han encontrado algunos padres al ir a matricular a sus hijos en las escuelas vascas, donde el 60 por ciento de los centros son concertados, ha sido la imposibilidad de inscribirles en un colegio si los progenitores no hablan euskera.
También la división lingüística llega a las actividades de ocio en la época estival. En concreto un centro escolar de Vizcaya organiza el campamento de verano dividiendo a los menores que hablan castellano a los que envían a La Rioja mientras que los que se comunican en euskera pasan su estancia de verano en Gorliz-Plentzia; el objetivo es no mezclarles.
Algunos casos de adoctrinamiento se da de manera clara en institutos como el de Amurrio donde los profesores siguen impartiendo su propia historia. Aunque les hacían comprar el libro de texto dictaba sus propios apuntes de los que luego examinaba a los alumnos. Entre sus lecciones decía que Euskal Herria era un «pueblo oprimido».
El castellano, a barrios marginales
En los centros públicos vascos elegir el modelo «A» (sólo castellano) es prácticamente una misión imposible y los padres optan por el modelo «B» (mitad castellano, mitad euskera) o el «D». En algunos casos no se oferta con la excusa de que no hay el número suficiente de alumnos para impartir este modelo y sólo se encuentra en centros situados en barrios marginales. Por ejemplo, hay dos colegios públicos de Bilbao donde se puede estudiar el modelo «A», pero están situados en zonas donde predomina un alto índice de delincuencia, inmigración, desarraigo y que registran el mayor número de absentismo. Los padres no desean llevar a sus hijos a estos «guetos» por lo que les matriculan en el modelo «B» o los llevan a colegios bilingües de francés o alemán, que les garantiza el uso del castellano.
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