Emiratos Árabes Unidos
"Crisis de la fragata": Navantia, pendiente de un contrato de 16.400 millones de euros
Navantia opta a un concurso para diseñar 20 buques destinados a la Armada de EE UU.
Navantia opta a un concurso para diseñar 20 buques destinados a la Armada de EE UU.
La retirada de la fragata antiaérea «Méndez Núñez» (F-104) de la escolta del portaaviones «USS Abraham Lincoln», tras el cambio de misión de la escuadra estadounidense, deja en suspenso una de las misiones comerciales más importantes para la industria de defensa española. La «Méndez Núñez», además de acompañar al portaaviones estadounidense como parte de las actividades de conmemoración de la primera vuelta al mundo, hacía también las funciones de embajadora para la empresa Navantia, que actualmente opta a un contrato para el diseño de 20 fragatas para la US Navy denominado programa FFG(X).
La propuesta española está basada precisamente en la clase «Álvaro de Bazán» (F-100) a la que pertenece la F-104. De salir vencedor en el concurso el diseño de Navantia, las fragatas las construiría después Bath Iron Works, propiedad de General Dynamics. La Armada estadounidense ha reservado una partida en sus presupuestos del año que viene para la primera fragata de 1.300 millones de dólares (unos 1.160 millones de euros). De ahí en adelante, los cálculos son de 900 millones de dólares (algo más de 800 millones de euros) por buque hasta completar los 20. En total, el programa está valorado en unos 16.400 millones de euros.
El programa FFG(X) no es el único al que opta la industria española en EE UU, pues Airbus está intentando promocionar en suelo norteamericano su avión de reabastecimiento en vuelo A330 MRTT (más de 200 millones de euros por avión) tras lo problemas dados por la opción local, el Boeing KC46. Al mismo tiempo, la US Navy ha pedido información a través de Lockheed Martin sobre el avión de transporte, también de Airbus, A400M (unos 150 millones de euros por avión según su configuración).
Más allá de las relaciones particulares entre empresas, la existente ente España y EE UU en Defensa es recíproca. Si la industria española aspira a grandes contratos del gigante americano, EE UU también tiene sus negocios en España. Para empezar, y siguiendo con el tema naval, en este caso con la evolución de las F-100 a las futuras F-110 que dotarán a la Armada española, EE UU ha autorizado la venta de cinco sistemas de defensa de misiles balísticos «Aegis» por un total de 738 millones de euros. Las futuras fragatas españolas también se armarán con misiles «ESSM» de la estadounidense Raytheon (que usan también las F-100) y se está contemplando la incorporación del avión F-35 de Lockheed Martin en su versión B (navalizada) como dotación aérea para el portaaeronaves Juan Carlos I. Además, las F-110 incorporarán otros sistemas de origen estadounidense, como el radar «Aesa» de barrido electrónico en banda S, que será uno de los más avanzados del mundo una vez instalados, y que fabricarán conjuntamente la española Indra y la estadounidense Lockheed Martin.
Pero la Armada no es el único cliente de EE UU y, así, Boeing está modernizando los helicópteros «Chinook» de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra con un contrato de 819 millones de euros. Y el futuro vehículo 8x8 «Dragón», el buque insignia del Ejército español, un producto basado en la plataforma «Piraña V» de Santa Bárbara Sistemas, las antiguas fábricas de armas nacionales que ahora son propiedad de la multinacional estadounidense General Dynamics. La primera fase de este programa tiene una dotación de 2.100 millones de euros. En Aire también hay buena relación y el avión de entrenamiento «Textron T6C» es una de las opciones, de hecho la favorita del Ejército de Aire, para ocupar a corto plazo el puesto de entrenador por un precio 225 millones de euros.
No parece, a priori, que la salida de la F-104 de la escuadra que ha cruzado el estrecho de Ormuz hacia Irán pueda tener repercusiones comerciales para España, más allá de la perdida de una oportunidad para mostrar la valía de la «Méndez Núñez». La relación con EE UU es recíproca y con el resto de países que pudieran verse afectados, como Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí, ni siquiera hay contratos de relieve que puedan peligrar en estos momentos, más allá de la venta, también de Navantia, de cinco corbetas a los saudíes por 1.800 millones de euros. Un acuerdo que ya está cerrado.
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