Relevo en el PP
Culminar el viaje al centro, objetivo del nuevo PP
La igualdad entre todos los españoles, la decencia política, el patriotismo y el bienestar deben marcar el camino para la persona que lidere al partido a partir de ahora.
La igualdad entre todos los españoles, la decencia política, el patriotismo y el bienestar deben marcar el camino para la persona que lidere al partido a partir de ahora.
Los orígenes del actual Partido Popular se hallan en la fundación en 1976 de Alianza Popular por parte de Manuel Fraga. Partido conservador que disputará en las elecciones de 1977 y 1979 el espacio ideológico al partido del presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, que concurrirá con su nuevo partido, UCD, para abarcar todo el espacio político de la derecha y del centro derecha. Estos dos proyectos de derecha o centro derecha rivalizarán en las urnas entre 1977 y 1982 y sólo perdurará el de Fraga ante la derrota y posterior disolución de UCD en las elecciones generales de 1982, que dan el gobierno a Felipe González. En ese momento AP integra en su seno a conservadores, liberales y democristianos. La trayectoria del moderno PP se inicia en 1989 con la refundación de Alianza Popular en Partido Popular. Manuel Fraga es proclamado presidente del nuevo partido, pero no será candidato en las elecciones generales de ese año, pues es designado José María Aznar. El partido inicia su giro ideológico acercándose al neoliberalismo anglosajón.
Pero no será hasta 1990, cuando el PP se transforma ya bajo la presidencia de Aznar en un partido que empieza a ensanchar su base social. Prueba de ello es que en las elecciones generales de 1993 los populares, con el 34.8% del voto y 8,2 millones de votantes, rompen su techo del 25.8% del voto y 5.3 millones conseguido en 1989, cuando Fraga aún era presidente del PP.
En estos cuatro años, los populares logran incrementar en 2.9 millones sus votantes y se convierten por primera vez en una amenaza plausible al dominio hegemónico del PSOE desde 1982. Con Aznar al frente del partido y como candidato, el Partido Popular, vencerá por dos veces consecutivas al PSOE en las urnas en las elecciones generales de 1996 y 2000. Obtiene 9.7 y 10.3 millones de votos, respectivamente, y en porcentaje de voto el 38.8% y el 44.5%. Máximo histórico del centro derecha español desde 1977.
Aznar no será candidato en las elecciones de 2004 en cumplimiento de su promesa de permanecer tan sólo dos mandatos como Jefe del Gobierno. El candidato para las elecciones generales de 2008 será Mariano Rajoy. Los acontecimientos del 11-M cerrarán el paso al Gobierno al PP, recuperando los socialistas la Moncloa. La hemeroteca nos muestra la coincidencia en las encuestas publicadas a una semana de las elecciones en situar a Rajoy en la mayoría absoluta. No obstante el respaldo social del PP se mantiene en un nivel similar al de las elecciones de 2000, con 9.8 millones de votos y el 37.7% del voto válido. Durante estos años de expansión electoral del PP, los populares han conseguido introducirse en el tejido social del país, y compiten con los socialistas por ser mayoritarios entre las clases populares. El sueño de Fraga por fin se cumple y el PP cuenta con el respaldo de una mayoría natural. Rompe con años de limitarse a ser la primera opción entre las clases alta y medio-altas o las antiguas clases medias y se infiltra entre las nuevas clases medias profesionales y entre los obreros cualificados, antes vedadas a los populares. Obviamente y dada su naturaleza liberal conservadora dominan entre los electores mayores de 44 años, pero siguen en segunda posición y cerca de los socialistas, entre los españoles de 18 a 44 años. En las elecciones de 2008, las primeras con Rajoy como presidente del PP, los populares comienzan a dar señales de recuperación tras la derrota de 2004. Igualan los 10.3 millones de papeletas que le dieron la mayoría absoluta a Aznar en 2000. En las elecciones anticipadas de noviembre de 2011 recibirán 10.9 millones de votos, el equivalente al 44.6% del voto. Es el mejor resultado de los populares en su historia. Rajoy arrasa con la mayoría absoluta. Desde 2011 y hasta las últimas elecciones celebradas en 2016, los populares han sido la fuerza política mayoritaria en la sociedad española. No obstante, han ido perdiendo apoyos entre las clases altas y medias altas y medias profesionales, que en los dos últimos años han ido acercándose a Ciudadanos. Pero los populares resisten entre las capas populares; trabajadores autónomos, agricultores, jubilados, amas de casa, trabajadores cualificados y pequeños empresarios, que al fin y al cabo constituyen la mayoría social de España. El populismo les ha restado poco apoyo. El enfriamiento de sus relaciones con la Iglesia a cuenta del aborto o del mantenimiento de la ley socialista del matrimonio homosexual tampoco ha sido un elemento que haya dañado electoralmente a los populares. La escasa fuerza de VOX lo reafirma. Por lo que el viraje hacia el centro iniciado con Aznar y llevado a su plenitud por Rajoy es la estrategia correcta para el PP. Para frenar a CS y ser la fuerza hegemónica del centroderecha, indispensable para poder recuperar el gobierno, el PP debe contar en la presidencia del partido con una persona que reúna las cualidades más destacadas de Rajoy; patriotismo, cualificación, preparación, experiencia, templanza y decencia. Y sus prioridades deben ser recuperar el pleno empleo, combatir y acabar con las mafias de la inmigración ilegal en las mismas playas y puertos del norte y oeste de África, elaborar una alternativa de financiación autonómica que sustituya a la actual heredada de la era Zapatero y que asegure los mismos derechos y servicios esenciales a todos los españoles, independientemente de donde residan. Terminar las grandes infraestructuras que conecten todo el territorio nacional. Ser la vanguardia ante cualquier tentativa separatista. Asegurar las pensiones, hacer crecer la economía para el mantenimiento del estado de bienestar y bajar los impuestos para crear puestos de trabajo.
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