El desafío independentista
«Daré hasta el final la cara por Cataluña»
Pujol acudió a votar con su esposa entre gritos de «¡Vergüenza!, ¡vergüenza!»
BARCELONA- Su deseo era otro. Cómo hubiera querido Jordi Pujol i Soley acudir con toda su familia a esta votación de tanta influencia política y mediática. Según fuentes de su entorno, así lo habían planificado hace tiempo, mucho antes de que los escándalos judiciales atenazaran al «clan», con toda su virulencia. La última vez que todos se reunieron, en la mansión de La Cerdaña, propiedad de su hijo Josep, el ex presidente de la Generalitat ya sabía cómo iban a discurrir los acontecimientos. Pero nadie esperaba, ni siquiera su equipo de abogados, el registro policial en casa de su hijo menor, Oleguer Pujol Ferrusola. Esto fue un golpe muy fuerte para el patriarca, que le tocaba «una fibra» muy fuerte y condicionaba su actuación futura.
Hace días que el matrimonio Pujol-Ferrusola había decidido acudir a votar al Instituto Montserrat, en la calle barcelonesa donde les colocaban esta patochada de urnas de cartón, censo virtual y proclamas soberanistas. Algo que en su equipo de abogados no estaba muy claro del todo, pues en medio de toda la tormenta judicial que tiene encima, le aconsejaban mantener una discreción a ultranza. Pero el ex presidente se negó, y mucho más, su esposa, Marta Ferrusola. «Yo daré hasta el final la cara por Cataluña», les decía una y otra vez el ex presidente a los pocos que acuden ahora a su domicilio y pueden hablar con él. Amigos muy próximos aseguran que Pujol está muy tocado por el tema de su hijo pequeño, Oleguer, y altamente presionado por su esposa para defender su honor.
Los contactos de Pujol con sus abogados han sido constantes estos días. La conclusión fue que su presencia en esta votación del 9-N era del todo irrelevante para su proceso judicial, dado que la pseudoconsulta carece de toda validez jurídica. «Pero sí la tiene política y sentimental», les dijo a sus interlocutores, en prueba de su irrevocable decisión. También de común acuerdo con sus hijos, acordaron votar con una de sus nueve nietas, que estudia en Estados Unidos y pasa estos días en Barcelona. «Sólo faltaba que aparecieran todos los demás», dice alguien próximo a la familia, partidario de la máxima discreción de la saga pujolista.
Estas fuentes definen bien el estado anímico del ex presidente: «Espera y se desespera». Entre el proceso judicial que le atenaza y la descomposición del escenario político que él creó, gobernó con absoluto poder y ahora se resquebraja. Personas muy próximas a Pujol opinan que está muy decepcionado con Artur Mas y que ve con profunda tristeza cómo ahora empieza el verdadero pugilato entre Convergencia y ERC. «El hereu salió mal». Frase dura y lapidaria que parece repiten con lamentos la esposa y los hijos de Pujol.
En la jornada el 9-N, se vio al matrimonio Pujol-Ferrusola solo y con su nieta. El resto de los hijos, aconsejados por sus abogados, se mantienen fuera de la imagen pública. Fuentes de la familia los ubican en la casa gerundense de Orús, propiedad de Oriol Pujol, la más inaccesible para la prensa y donde se les ha visto estos últimos días. Pero nadie sabe a ciencia cierta dónde están ahora, dado que los jueces Ruz y Pedraz no han decretado imposición de su libertad de movimientos y gozan de toda libertad sin fianza. Mientras, tras la votación de hoy, Marta Ferrusola hizo parar el coche en una de las confiterías más cotizadas de Barcelona para comprar unos dulces propios de la época. Dicen que a la «Dona» algunos la aclamaban y otros la increpaban. Y desde fuera, Pujol decía a los periodistas desde el coche: «Estoy muy contento». Pues eso. Quien no se contenta es porque no quiere.
✕
Accede a tu cuenta para comentar