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Díaz: «Estaré donde sea útil, en la cabeza o en la cola»

Díaz insinúa que se presentará contra Sánchez si se lo pide el partido

Susana Díaz dice que el PSOE tiene un problema: concatenar derrotas electorales
Susana Díaz dice que el PSOE tiene un problema: concatenar derrotas electoraleslarazon

Las hostilidades se han abierto en canal. En las trincheras socialistas la caballería prepara el cuerpo a cuerpo del sábado, día en que se celebra el Comité Federal del PSOE, en tanto los oficiales de alto rango peinan el terreno desde sus cuarteles de otoño.

Las hostilidades se han abierto en canal. En las trincheras socialistas la caballería prepara el cuerpo a cuerpo del sábado, día en que se celebra el comité federal del PSOE, en tanto los oficiales de alto rango peinan el terreno desde sus cuarteles de otoño. Para empezar, Susana Díaz, artillera pesada, solamente ha tardado unas horas en responder a Pedro Sánchez, que un día antes había anunciado, para sorpresa del partido, unas primarias y un congreso repentinos, contraviniendo el pacto de la reunión del máximo órgano federal en diciembre. La presidenta de la Junta de Andalucía no se salió del guión: «Estaré donde sea útil, donde me quiera el partido, en la cabeza o en la cola», declaró en la planta de Airbus de Puerto Real.

Susana Díaz no ha podido guardar silencio por más tiempo, aunque ya había amagado con efluvios desde las redes sociales. La secretaria general del PSOE-A respondió a Pedro Sánchez, sí, pero en sus palabras hubo mensajes para todos: para los suyos, a dos días de la celebración del comité director andaluz; para el aparato de las diversas federaciones, a cuatro días del comité federal, y para los militantes, a no se sabe cuánto de las primarias y de un pretendido congreso (re) fundacional. «No es Susana de enfrentarse con facilidad a la incertidumbre de unas primarias. Antes querrá tenerlo bien atado y no se tirará a una piscina vacía, ni medio vacía», revela un militante socialista de la federación andaluza.

No tuvo reparos Díaz, siempre resuelta en el verbo, en recordarle al partido que el fundamento de la organización no puede consistir en otra cosa sino en la victoria, en el poder. Y Pedro Sánchez no era precisamente el único destinatario. «No es buena solución culpar a quienes ganamos elecciones», lanzó la líder del PSOE andaluz situando enfrentados el granero de votos socialistas (Fernández Vara en Extremadura o García-Page en Castilla-La Mancha) frente a los espigadores de votos en migajas (Miquel Iceta en Cataluña sería la diana más evidente). Durante meses, demasiados para sus partidarios más pugnaces, la lideresa ha templado gaitas. No quería dividir al partido. Pero ahora, en vista de que el secretario general cavase las trincheras, ha ordenado disparar.

Para Díaz resulta prioritario que la propuesta de las primarias y el congreso exprés de Pedro Sánchez no fructifiquen. Por ese motivo andan movilizadas desde hace semanas las huestes andaluzas de cara a congregar un frente común efectivo en la reunión del sábado. Si Pedro Sánchez logra que se celebren las primarias el 23 de octubre, habrá un nuevo líder o seguirá él como secretario general más reforzado, pero no habría tiempo material para negociar una investidura: la disolución de las Cortes no pueden dilatarse más allá del 31. Y Susana Díaz le teme a unas terceras elecciones como a una vara verde.

No son pocas las federaciones socialistas que verían con menos malos ojos la investidura de un candidato del PP. «O la cabeza de Rajoy o una batería de rectificaciones legales y reformas, incluida la constitucional, que pudiéramos vender a nuestra militancia», señala un socialista extremeño, propugnador de la célebre «abstención negociada». Ya lo avisaron los mismos barones que hoy se encuentran en armas. Los resultados electorales del 26-J, en comparación con los del 20-D, no obligaban a otra cosa que a un paso atrás a la oposición. Desde entonces nada ha cambiado. Bueno, sí, las elecciones gallega y vascas. La oposición, lugar natural, sería un fracaso que Pedro Sánchez parece no saber sobrellevar.

«Con 85 diputados, que serán menos si hay unas terceras elecciones, no nos queda otra que actuar como un partido responsable desde la oposición», refiere este cuadro extremeño que, como los manchegos y como antes los andaluces, llegaron hace tiempo a la conclusión de que Podemos no es de fiar. El lunes lo volvieron a hacer, otra vez más, retirando el apoyo en las cámaras de Castilla-La Mancha, en primera instancia, y de Extremadura a continuación. Para Podemos, Pedro Sánchez es su candidato preferido, no así para el país ni para el partido, defienden desde las filas socialistas de la sevillana calle San Vicente.

Mientras tanto, las bases socialistas más movilizadas usan la propaganda de agitación para situarse en el viejo maniqueísmo. Pedro Sánchez, al parecer, representa el marxismo redivivo, y Susana Díaz, a la derechona y al Ibex 35. Una cantinela. Hacia ellos, los afiliados más «sanchistas», también se dirigió Susana Díaz: «La salida no puede ser acusar a los socialistas de subalternos del PP», se defendió mientras continúa midiendo adhesiones y deteniendo los varales, que no se moverán un pelo por ahora.

También está a la espera de los viejos mariscales (Felipe González o Alfredo Pérez Rubalcaba), quienes andan afilando los sables en su trinchera. Es el fragor de una batalla que Susana Díaz nunca quiso haber librado, porque su aspiración es ascender al trono de los socialistas por aclamación, pero que no rehuirá si su contrincante la hace ineluctable.