Balance
Dos semanas sin Podemos en Moncloa: “Estamos muy tranquilos y relajados”
En el Ejecutivo reconocen que el ambiente era “muy tenso” y que Belarra y Montero se apartaban de la convivencia. Ahora, todo lo que pidió Sánchez a sus ministros, "se está cumpliendo”
14-1-2020- 22-11-2023. La fecha de entrada y de salida de Podemos del Gobierno. Un principio y un final con turbulencias que llega después de un camino con curvas durante casi cuatro años en una vertiginosa relación entre PSOE y Unidas Podemos para la construcción del primer Gobierno de coalición de la historia democrática.
Por el camino múltiples crisis entre socios que han derivado en el fin a la relación por completo, tanto es así que la interlocución en la nueva legislatura será solo entre PSOE y Sumar, al ser en esta coalición donde se encuentran los representantes de Podemos en el Congreso de los Diputados. Ningún ministro de Podemos forma parte del Consejo de Ministros en el nuevo gobierno de coalición y estos denuncian que han sido expulsados por parte de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.
La relación PSOE- Unidas Podemos en el Gobierno de coalición ha tenido sus altibajos en medio de la primera experiencia del primer gobierno de coalición. Las crisis políticas se sucedieron desde el primer minuto. La convivencia estaba marcada por la permanente alerta en medio de la pandemia y la guerra de Ucrania, así como por una de las leyes más simbólicas para los morados y que más desgastó tanto a los de Ione Belarra como a los de Pedro Sánchez: la ley del «solo sí es sí» y la cascada de reducciones de pena y excarcelaciones a agresores sexuales.
El ambiente que se respiraba en los Consejos de Ministros, sobre todo en la última etapa, era de tensión constante, algo que ahora ya no se aprecia, según relatan fuentes gubernamentales. “Era muy tenso”, especifican. Si reconocen que no era, al principio, la dinámica habitual, aunque las discrepancias si estuviesen vigentes desde el primer momento. En los últimos tiempos fuentes conocedoras del transcurso de la vida diaria en Moncloa explican que tanto la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la de Igualdad, Irene Montero estaban “apartadas”, no por el Ejecutivo, sino que ellas mismas se aislaban. “Mantenían una relación casi en exclusiva, no se relacionaban ni con Alberto Garzón, Joan Subirats y, por supuesto, no hablaban con Yolanda Díaz”. Encuadran este recrudecimiento de las relaciones en Moncloa desde el momento que empezaron a quebrarse las mismas entre Podemos y Sumar, es decir desde el momento en el que Díaz lanza su proceso de escucha. Las mismas fuentes usan un ejemplo muy claro para relatar la falta de conexión en Moncloa. “Cuando se comparte café tras el Consejo de Ministros, se quedan apartadas en un rincón”, recuerda otra fuente del Gobierno. Tampoco era habitual verlas en los departamentos que tienen todas las instituciones para los ministros, como las salas de Gobierno en el Congreso y en el Senado, por ejemplo.
Ahora, dos semanas después de que haya echado a andar el Gobierno de Sánchez y Díaz, colaboradores de Moncloa hacen el primer balance, muy inicial, del ambiente que se vive. Aseguran que “es muy amable” y que de momento no se han vivido momentos de tensión. Sí que insisten en que de momento “se está empezando”, pero denotan “mucha colaboración” entre ministerios de distinto color político. Este punto es muy importante, aunque en Moncloa no son ajenos a la experiencia vivida en el pasado y ya cuentan con que se vivan momentos de discrepancia también con Sumar. “Es normal, somos dos partidos distintos con programas también diferentes”, se explican. Además, explican, que las discrepancias no solo van en la dirección entre ministros de un partido con el otro, sino que también se daban entre ministerios del mismo color.
Sin embargo, ven diferencias en el abordaje de las discrepancias y en cómo solucionarlas. “Cuando tu hablas sin contarlo a los medios es más fácil alcanzar soluciones”, se sinceran también fuentes socialistas. Algo que faltó al primer gobierno de coalición, donde los morados acudían como método de presión a los medios para publicitar los desencuentros en Moncloa. Esa estrategia era puramente ideada por Pablo Iglesias, quien creía que dando voz a las discrepancias conseguirían doblar el brazo a los socialistas. Era una constante cada semana que los ministros morados salieran a denunciar en los medios los choques con la cuota socialista. Algo que, tras la salida de Iglesias y su sustitución por Yolanda Díaz como líder de Unidas Podemos en el Gobierno, cambió. “Los trapos sucios empezaron a lavarse en casa”, se explican en el PSOE sobre ese momento de transición entre Iglesias y Díaz. Todo hasta la ruptura de las relaciones entre los morados y Sumar, cuando Belarra decidió elevar los choques, por la ley del Solo sí es Sí o por Israel, de nuevo en los medios. La sensación que se refleja en el Ejecutivo respecto al Gobierno con Podemos es que “está todo el mundo muy relajado y tranquilo”.
El propio Pedro Sánchez marcó la senda de lo que debe ser a partir de ahora el funcionamiento del Gobierno de coalición. En la primera reunión del Consejo de Ministros, el pasado 22 de noviembre, hacía mención a la coalición y anunciaba las principales prioridades del nuevo Ejecutivo. Pedía a todos sus ministros eficacia, coordinación y agilidad. Instaba a sus ministros a actuar con “unidad, solvencia y determinación desde su pluralidad interna”.
Dos semanas después, el balance es de que “se está cumpliendo con el encargo de Sánchez”. “Todo el mundo está cumpliendo con su obligación”, recalcan en el Ejecutivo, donde hay impresiones positivas sobre el nuevo equipo de Gobierno.
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