El fallo

En estos momentos, con solo leer esta palabra, todos sabemos a qué fallo nos referimos. Y es que, desde la aprobación de nuestra Carta Magna, no se había producido en nuestro país un atentado contra la convivencia, la Constitución y la unidad Nacional como el protagonizado por los dirigentes de Cataluña que ahora están a la espera de sentencia.

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha tenido ocasión de formarse una opinión sobre los hechos encausados y el reproche penal que proceda, tras la vista pública de más de cuatro meses de duración realizada con absoluta transparencia, televisada y en directo. Básicamente, la discusión y el debate jurídico, informativo y político se han centrado, de acuerdo con la petición del Ministerio Público y la Abogacía del Estado, en dos tipos penales y conductas asociadas: Rebelión –como un delito contra la Constitución–, y sedición –como un delito contra el orden público–, que prevalecerá, al parecer. Sea cual sea el fallo, pienso que lo que más va a doler a los condenados serán las penas accesorias de inhabilitación y las económicas, en su caso.

Recordemos que no están todos los que son, ya que algunos se dieron a la fuga encabezados por Puigdemont, en un gesto de felonía e insolidaridad para con el resto de encausados, que una sociedad no enferma como la catalana actual, habría condenado sin paliativos.

Entre el procés y Franco, el TS domina la actualidad.