Política

Javier Nart

El «globo» de Puigdemont

Está tenso por su nulo protagonismo en el juicio ante el papel de líder asumido por Junqueras. «Se ha dedicado a amenazar a los alcaldes» para tener el control el 26-M.

Carles Puigdemont este viernes en la Feria del Libro de Bruselas donde ha hablado de su libro "La crisis catalana, una oportunidad para Europa"
Carles Puigdemont este viernes en la Feria del Libro de Bruselas donde ha hablado de su libro "La crisis catalana, una oportunidad para Europa"larazon

Está tenso por su nulo protagonismo en el juicio ante el papel de líder asumido por Junqueras. «Se ha dedicado a amenazar a los alcaldes» para tener el control el 26-M.

«Se ha cogido un globo de campeonato» Así definen en su entorno la reacción del prófugo Carles Puigdemont ante la negativa del magistrado Manuel Marchena de permitir una videoconferencia del ex presidente de la Generalitat en la Sala del Tribunal Supremo que juzga a los dirigentes separatistas. La petición fue cursada por varios de los abogados defensores, de común acuerdo con el fugitivo, que intentaba realizar su proclama radical desde Bruselas. Pero la decisión del presidente del tribunal fue rotunda: «Seamos serios, en un proceso penal no se puede ser acusado por la mañana y testigo por la tarde». Manuel Marchena, contundente, lanzó también una sutil andanada a los letrados de la defensa y la tensión se mascó por momentos. Puigdemont, que está procesado por encontrarse en rebeldía, se tomó muy mal esta decisión, «casi como un berrinche», y persiste todavía más en su desafío.

El pasado miércoles, durante una conferencia en la Universidad de Groninga, al norte de Holanda, lanzó una soflama tremenda contra la España opresora, y el próximo lunes tiene prevista una conferencia de Prensa en el Parlamento Europeo junto a su sucesor, Quim Torra, bajo el lema «Cataluña, la gran víctima ante el mundo». Ello ha provocado la reacción de los jefes políticos de PSOE, PP y Ciudadanos en la Eurocámara para impedirlo. Así, la socialista Iratxe García, el popular Esteban González Pons, y el naranja Javier Nart mandaron una carta al presidente del Parlamento Europeo, el italiano Antonio Tajani, solicitando la supresión del acto por entender que Puigdemont es un prófugo en rebeldía y no puede presentarse en la sede parlamentaria de Estrasburgo como pretende: supuesto presidente legítimo de Cataluña.

Las movidas europeas de Puigdemont, en gira permanente por diversas capitales, están siendo apoyadas por dirigentes nacionalistas flamencos y eslovenos, y cuentan, según su círculo más próximo, con la total complicidad del actual presidente de La Generalitat, Quim Torra. «Puigdemont es el rey del mambo y Torra su agente comercial», dicen en el mundo independentista sobre las arengas y actos previstos por ambos durante el juicio. Mientras este dure, nadie duda de que los dos radicalizarán sus posturas al máximo. En el PDeCAT reconocen que ahora «Puigdemont está encendido», ya que ha ganado la batalla contra los Presupuestos de Pedro Sánchez, en contra de algunos sectores del partido que abogaban por el acuerdo.

Según estas fuentes, el ex presidente fugitivo se ha dedicado en estos meses a «amenazar alcalde por alcalde» a los ediles y cargos municipales donde la antigua Convergencia aún mantiene su poder. La amenaza era, o mantener la línea separatista dura o listas alternativas bajo el nombre de su nueva plataforma, La Crida por la República. «Los alcaldes ahora no quieren líos, pero tras el 26 de mayo el partido puede romperse», advierten estos sectores neoconvergentes, agazapados de momento hasta las próximas elecciones municipales y autonómicas. Mientras, Puigdemont y Torra piensan seguir con sus desafíos por toda Europa. «El Puchi», rodeado de un núcleo duro, que lidera su íntimo amigo el empresario Josep María Matamala, con una discreta escolta que le acompaña día y noche, y el apoyo de políticos nacionalistas europeos, mantiene su vida lujosa que, según su entorno, costea con su sueldo de diputado y aportaciones de amigos. En lo que él llama su «exilio político», teledirige la línea dura de confrontación con el Estado, maneja a su antojo a Torra, amenaza a los alcaldes y cuadros regionales que le hagan frente, y asegura que jamás dará un paso atrás en la vía unilateral hacia la independencia. En tanto dure el juicio contra el «procés», Puigdemont y Torra harán «todos los numeritos que puedan», admiten fuentes soberanistas.