Audiencia Nacional
El hijo de Giménez Abad identifica al etarra «Ata» como el asesino de su padre
«Segurísimo». Así se mostró ayer Borja Giménez Larraz al identificar en los juzgados de París al etarra Mikel Carrera Sarobe, «Ata», como el terrorista que asesinó de tres disparos a su padre, el entonces presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad, el 6 de mayo de 2001 en Zaragoza. Diecisiete años después –los mismos que él tenía en aquellas fechas–, el hijo del político popular reconoció sin ningún género de duda, «sobre todo por su mirada y su mandíbula», según las fuentes consultadas por LA RAZÓN, al presunto asesino que acabó con la vida de su padre cuando ambos se dirigían a pie a la Romareda a ver un partido del Real Zaragoza.
Sin embargo, el etarra, condenado a cadena perpetua en el país vecino, aseguró «no saber nada» de ese atentado y, según esas mismas fuentes, en su breve declaración se limitó a «negar su participación» en el mismo.
Borja Giménez Larraz viajó hasta la capital francesa junto a la delegación judicial encabezada por el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz –que investiga este atentado mortal de ETA, uno de los crímenes de la banda terrorista sin autor material conocido– e integrada también por la fiscal Ángela Gómez-Rodulfo. El objetivo: practicar una rueda de reconocimiento que se ha hecho esperar más de tres años, desde que el instructor acordara en agosto de 2015, a instancias de la Fiscalía del citado tribunal que entonces dirigía Javier Zaragoza, la toma de declaración de «Ata» y realizar esa rueda de identificación. Pero Pedraz archivó el caso por segunda vez en octubre de 2016, tras más de un año sin noticias de las autoridades judiciales de Francia, a quien se había solicitado la entrega temporal del terrorista para llevar a cabo esas diligencias.
Finalmente, ayer pudo realizarse esa rueda de reconocimiento y el hijo del político asesinado señaló a Mikel Carrera entre las siete personas a las que situaron frente a él. Una identificación que, sin embargo, puede no ser definitiva para que el juez Pedraz acuerde el procesamiento de «Ata». Y es que su hijo Borja admitió igualmente que con anterioridad «había visto fotos en la prensa» de Carrera, lo que desvirtúa en cierta manera ese reconocimiento como prueba de cargo ante un tribunal.
De ahí que pueda resultar determinante el informe que ultima la Guardia Civil tras el análisis de la documentación histórica entregada por Francia (fruto de todas las operaciones antiterroristas en territorio galo) y que, según adelantó este periódico el pasado 23 de septiembre, identifica a «Ata» como integrante «liberado» del «comando Basajaun» de ETA, al que se le atribuye la responsabilidad del asesinato. Con ese informe en la mano, el instructor debe decidir si sigue adelante con el procedimiento y acuerda el procesamiento del terrorista o si, por el contrario, archiva de nuevo la causa.
No es la primera vez que el hijo de Giménez Abad identifica a Mikel Carrera como el etarra que apretó el gatillo asesinando a su padre por la espalda. El 18 de octubre de 2014, Borja señaló, entre 18 fotografías, la de «Ata», una instantánea del etarra que no había sido difundida previamente en los medios de comunicación (tras su detención en Bayona el 21 de marzo de 2010), para no contaminar el valor judicial de una hipotética identificación. Pero esa diligencia debía ser en todo caso corroborada con una rueda de reconocimiento para apuntalar los indicios contra el terrorista.
Tras el atentado, el joven Borja describió al asesino de su padre como un varón de 25 años de edad y 1,80 de estatura aproximadamente, moreno y que se cubría la cabeza con una gorra que dejaba ver, por la parte de atrás, «el pelo largo y rizado».
El retrato robot no coincidía con ningún perfil de posibles miembros de ETA cuya pertenencia a la banda no se conociese en el momento del atentado. Pero finalmente los agentes apreciaron en uno de ellos “una gran concordancia” -según consta en un informe de la Guardia Civil de mayo de 2015- con esas características físicas descritas por testigos presenciales del asesinato. Era Mikel Carrera, a quien en 2011 no se vinculaba con ETA.
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