El Juan Sebastián de Elcano llega a Pensacola y homenajea al héroe español Bernardo de Gálvez

Tras la intensa estancia en puerto, salimos de Veracruz y navegamos en demanda de Pensacola. La navegación comienza a palo seco al predominar los vientos del Norte que nos entran por la proa. Además, la necesidad de cumplir el calendario previsto nos obliga a utilizar el motor. Ha sido una navegación breve marcada por algún examen final, con lo que no nos ha dado ni tiempo a echar de menos el estar en puerto. Tránsito también marcado por un pasajero inesperado, un virus de barriga que cogimos varios guardiamarinas y que nos ha tenido a nosotros en particular un poco en fuera de juego. Quizás el hecho de visitar lugares tan exóticos, con comidas tan picantes y estar poco acostumbrados al agua de esta parte del mundo ha influido.

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Algo tan simple como este hecho, que solo fue cuestión de un par de días molestos gracias al equipo médico embarcado, nos hizo reflexionar otra vez sobre la verdadera dureza que entrañaba este tipo de situaciones en expediciones como la de Juan Sebastián de Elcano hace quinientos años. Expediciones donde las condiciones de habitabilidad con el tiempo se volvían casi insalubres, la capacidad de conservación de la comida era casi inexistente, y donde enfermedades como el escorbuto, a menudo mortales por aquel entonces, estaban a la orden del día.

Pero bueno, ahora nos encontramos en la “ciudad de las cinco banderas”, Pensacola, puerto de nuevo especial, con una notable ascendencia española. A diferencia de la gesta de Hernán Cortés, de la que hablábamos hace poco, la que les contamos hoy es, por desgracia, menos conocida. Lo llamativo es que, aun siendo un héroe español, es más reconocido en los EEUU que en España. Hablamos de Bernardo de Gálvez (1746-1786), el héroe español que arrebató esta ciudad de Florida a los británicos en 1781 y contribuyó activamente a la independencia de los Estados Unidos.

Gálvez, que era gobernador de la Luisiana española por aquel entonces, es conocido por su lema “Yo sólo”. Este viene de su audaz y osada entrada en la bahía de Pensacola, al mando de su bergantín, bajo el incesante fuego de las baterías enemigas. De esta proeza, nos gustaría sobre todo mostrar el arrojo y liderazgo que mostró con las épicas palabras que dirigió a José Calvo de Irazábal, oficial al mando de la escuadra española, que se mostraba reacio a acometer esta ofensiva: “Una bala de a treinta y dos recogida en el campamento, que conduzco y presento, es de las que reparte el fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo voy por delante con el Galveztown para quitarle el miedo”.

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Para terminar con esta reseña histórica que nos enorgullece, nos gustaría hacerlo con las palabras que dio el Alcalde de Pensacola, Ashton Hayward, sobre este hecho: “La historia es fundamental para el éxito de un país, de un estado y, más importante aún para el de una ciudad. Nosotros somos el primer asentamiento de Estados Unidos, así que vamos a seguir contando esa historia”. Este es un ejemplo perfecto del sentimiento de orgullo y reconocimiento que deberíamos, nosotros los españoles, mostrar por nuestra historia, sin duda de las más extensas, ricas y gloriosas.

Nada más atracar en Pensacola, hemos sido testigos de la jura de Bandera como es tradicional en cada puerto, pero además hemos asistido a otras interesantes actividades como la visita a los “Blue Angels”, la patrulla aérea acrobática de la US Navy, que nos recuerda a nuestra fantástica Patrulla Águila del Ejercito del Aire español.

Ayer tuvo lugar otra de nuestras recepciones a bordo, ofrecida a nuestros compatriotas que, aunque sea unas horas, pisaron un trocito de su querida España, así como autoridades militares y civiles de la zona. Pero antes de dejar este puerto, aún nos quedan actividades como un encuentro con la juventud (oficiales de la Academia Naval de la Armada de EEUU (USNA) y profesores de la Universidad de West Florida) o el homenaje a nuestro héroe, Bernardo de Gálvez. A este cúmulo de interesantes actividades se le suma el desafío de poner en práctica el inglés, haciendo que esta escala sea, más si cabe, culturalmente enriquecedora.

Completamos así la primera de nuestras dos paradas en este gran país hermano y el viernes pondremos rumbo a uno de los países que más ilusión nos hace, Cuba. País con gran tradición española, grandes historias de héroes, y lugar de emigración de miles de españoles. Pero esto se lo contaremos la semana que viene, ¡no se lo pierda!