Cantabria

El «marianismo» se impone en la renovación territorial del PP

Al igual que a nivel nacional, el presidente renueva su círculo de confianza para ser más eficaz en la batalla con Ciudadanos.. El objetivo es recuperar en las próximas elecciones el poder autonómico que perdieron en 2015 por el desgaste de la crisis.

Sáenz de Santamaría arropó ayer a Juanma Moreno en Andalucía
Sáenz de Santamaría arropó ayer a Juanma Moreno en Andalucíalarazon

Al igual que a nivel nacional, el presidente renueva su círculo de confianza para ser más eficaz en la batalla con Ciudadanos.

Las elecciones autonómicas y municipales de 2015 midieron las fuerzas del PP en un contexto político incómodo. Los populares constataron el desgaste por la crisis y por la corrupción, pese a que siguieron siendo el partido más votado a nivel nacional. Y eso no sirvió para contener el «golpe» que les dejó esas elecciones, una rotunda pérdida de poder autonómico, y de enclaves municipales tan simbólicos como el Ayuntamiento de Madrid, lo que fue acompañado de la apertura de una amplia crisis en las estructuras, sobre todo en las regionales, que Mariano Rajoy dejó en letargo hasta que se aclaró el político tras las elecciones generales de diciembre de 2015 y él se asentó en el gobierno.

Antes de acabe el mes de mayo el PP dejará concluido el proceso de renovación autonómico y municipal, y será un PP hecho prácticamente a la medida de Rajoy. Aunque hayan cambiado los procesos de elección interna, ampliando los guiños a la participación de los militantes, lo cierto es que aquí concluye un amplio proceso de ajustes que el líder nacional del partido ha ido ejecutando desde que tomó las riendas del mismo, una veces con más fuerza, y al principio desde una posición mucho más débil. Pero el resultado es que Génova puede presumir este fin de semana, copado por la celebración de congresos, de que en la inmensa mayoría de los sitios ha conseguido que la renovación se haga sin rupturas. Los cuatro feudos que más problemas han planteado han sido Castilla y León, Cantabria, Baleares y La Rioja.

Pero el coordinador general, Fernando Martínez Maíllo, se las ha ido arreglando para que el proceso evolucione con apariencia de orden y de unidad, incluso en los sitios con más disputa interna. Dicen en Génova que el día después de todos los congresos, incluso en los que ha habido más tensiones, «las partes se integrarán». Y hasta ahora los hechos confirman que el PP sí ha sido capaz de ir controlando las disensiones internas y de mantener la imagen de unidad incluso en los momentos más delicados. Rajoy tiene el partido «como una balsa de agua», aseguran en la cúpula popular. No tiene movimientos críticos que empujen desde la sombra, y lo único que se mueve es algún entorno presucesorio. Hay quien toma posiciones pensando en el escenario en el que Rajoy dé un paso atrás, pero son movimientos tan anticipados que puede que mueran antes de que el líder decida organizar su relevo al frente del partido. De los líderes regionales se salvan el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; el presidente del PP extremeño, José Antonio Monago; el del PP andaluz, Juan Manuel Moreno; el de Cataluña, Xavier García Albiol; el del PP vasco, Alfonso Alonso, y la presidenta del PP de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, la también secretaria general y ministra de Defensa. El test de esta renovación serán las próximas elecciones autonómicas y municipales, pero, entre tanto, Rajoy confía en haber apuntalado una maquinaria territorial más eficaz para combatir a Ciudadanos (Cs).

El modelo que está aplicando es el mismo que ha utilizado a nivel nacional. Renovar sus círculos de confianza, rodearse de perfiles más jóvenes, en líneas generales con una imagen centrada, mientras él mantiene firmes las riendas del partido a nivel nacional, tanto que en estos momentos no hay nadie que se atreva a asegurar que el hoy presidente del Gobierno no repetirá como candidato en unas nuevas elecciones generales. De agotarse la legislatura, algunos sí se atreven a sostener que Rajoy no volverá a presentarse, pero sin jugarse nada en la apuesta. El líder del PP ha dado la vuelta al partido que recibió de José María Aznar, tanto que hasta en estos congresos ha conseguido jubilar incluso a Esperanza Aguirre, uno de los últimos símbolos del «aznarismo», aunque en lo personal la relación no fuera tan estrecha como ella presumía. Ahora bien, «en este proceso de amplia renovación ha salvado una de las características de la etapa de Aznar, la imagen de unidad que tanto nos costó encontrar antes de llegar por primera vez a La Moncloa», sentencian en Génova.

Y ayer se celebraron varios congresos regionales marcados por esa unidad. Como los de los populares madrileños, andaluces castellanomanchegos o vascos, en el que estuvo Mariano Rajoy. O el de Murcia, en el que Pedro Antonio Sánchez fue reelegido como presidente del PP de la Región por el 93,52 por ciento de los compromisarios, informa Efe. En su intervención, Sánchez, cuya cabeza se pedía por estar investigado en el «caso Auditorio», se comprometió a liderar el partido con la «conciencia tranquila» y gobernar frente a una oposición que quiere «entrar al gobierno por las alcantarillas de la democracia».

En el acto estuvo arropado por Martínez Maíllo, quien apuntó que hay que respetar las urnas y también las resoluciones judiciales, porque si no «lo que se hace es atacar el estado de derecho».