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El PSOE se conjura para sortear la «ley de Murphy»

Se preparan para un relevo que les saque de la inanición política

El líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el Congreso de los Diputados de Madrid
El líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el Congreso de los Diputados de Madridlarazon

MADRID- Creen que 2014 puede ser el año de la remontada. Claro que el optimismo va por sectores y por días, después de dos años aciagos con derrotas electorales, crisis internas, estrategias fallidas, amagos de ruptura y un liderazgo más que cuestionado. Aún así el PSOE se ha conjurado para sortear la «ley de Murphy», ésa que dicta que si algo puede salir mal, saldrá mal seguro, y que inexorablemente en la calle Ferraz se ha cumplido. La conjura para los inquilinos de la calle Ferraz pasa por echar el resto en las elecciones europeas, porque lo que hace unos meses nadie contemplaba ahora parece posible: ganar al PP en mayo. La primera convocatoria de ámbito estatal desde las generales de 2011 marcará una inflexión, seguro, en el tortuoso camino por el que ha transitado el PSOE desde que los españoles les dejaran con 110 escaños en el Congreso de los Diputados. Y a eso es a lo que se quiere dedicar en cuerpo y alma el equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba inmediatamente después del Comité Federal del 18 de enero, que pondrá por fin fecha a las primarias que elegirán candidato a las generales de 2015. El balance del año que acaba, pese a los sobresaltos, es para el «sanedrín» de Rubalcaba positivo, después de haber cerrado las heridas con el PSC y fijado el rumbo del nuevo proyecto tras la Conferencia Política del mes de noviembre.

Por eso los preparativos de las europeas sostienen en la dirección federal, han de ser la tarea en la que se vuelque todo el PSOE una vez despejada la incógnita de las primarias. No en vano un triunfo en esos comicios generaría la expectativa de que los socialistas podrían quebrar el signo de la derrota que arrastran desde las municipales y autonómicas de 2011 y salir de la inanición política. En este análisis coinciden tanto la dirección federal como las distintas federaciones, si bien algunas recelan del optimista pronóstico de Ferraz. Son las que aún admitiendo que el PSOE ha recuperado el diálogo con la sociedad, ven lejos el momento de ganar la confianza y el trasvase mecánico de apoyos electorales. Un escenario que no llegará, a juicio de un destacado barón, hasta que el PSOE no afronte de una vez por todas un cambio en su liderazgo.

Son muchos los que, para desgracia del secretario general, creen que Rubalcaba -el «último Mohicano» de una generación de socialistas ya en retirada- resta puntos a las siglas e impide que el notable desgaste del PP por la gestión económica y el «caso Bárcenas» se vea reflejado en el marcador socialista. Y estos mismos, claro, vinculan la hipotética tendencia al alza con la salida de un Alfredo Pérez Rubalcaba al que, de momento, no ven dispuesto a ceder el testigo. Entre quienes claman por el cambio, hay una nutrida representación de barones que creen que el número uno del PSOE cumplirá, sí, con su palabra de someter a votación del Comité Federal el calendario orgánico, pero que una vez pasado ese trance intentará posponer de nuevo el debate sobre el liderazgo con el argumento de que lo importante será el resultado de las europeas. «Si el PSOE logra un solo voto más, Alfredo se sentirá legitimado para seguir; se anotará el fin de la travesía del desierto y dirá que ha enderazado el rumbo», vaticina un secretario general. De ahí la importancia que algunos sectores del partido otorgan a la diferencia entre convocar y señalar la fecha de las primarias el próximo 18 de enero. Si la dirección convoca, la carrera por la sucesión arrancará ese mismo día, mientras, que si sólo fija el día, el debate volverá a posponerse hasta después de las europeas, ya que el aspirante que se precipite en asomar la cabeza, «quedará señalado».

Y como los que hasta ahora han entrado en la liza lo saben, prefieren moverse –unos más que otros– entre la sagacidad y la prudencia. Carme Chacón, desde su retiro voluntario en Miami, toma la temperatura a diario de las federaciones, mientas que Patxi López intenta tejer alianzas con un objetivo claro: ganarse el favor de Andalucía y Susana Díaz, quien tras apostar fallidamente por la catalana en el Congreso de Sevilla, no puede permitirse errar de neuvo en las primarias. ¿Y Eduardo Madina? Pues el secretario general del Grupo Socialista en el Congreso ha pasado de conjugar el gerundio («me lo estoy pensando») al condicional (si voy...). Si va, lo hará dispuesto, dicen, a cambiar los caducos usos y costumbres, no sólo del PSOE sino de la política.

Mientras, el secretario general Rubalcaba, al que algunos socialistas ven «remolonear» con las europeas como hizo antes con el debate de las ideas para posponer el del liderazgo, tiene previsto hacer una ronda de secretarios generales después de Reyes para saber sus preferencias antes de poner fecha a la consulta para elegir candidato. Y desde Ferraz ya avisan de que acordará el calendario dando prioridad al criterio de los territorios en los que el PSOE gobierna (Andalucía y Asturias) y en los que puede gobernar. Antes, habrá que conocer el reglamento de las primarias, un texto que se cocina desde la Secretaría de Orgnanización desde hace meses, del que nada trasciende y sobre el que algunos llaman la atención.