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El Rey se reunirá el jueves con Sánchez y Rajoy

Felipe VI aplazará la propuesta hasta que haya viabilidad en la formación de gobierno y no se arriesgará a una nueva investidura fallida tras la de Sánchez.

El Rey recibe ayer en La Zarzuela a Ana Pastor para que le entregue la lista de los 14 partidos que irán a las consultas
El Rey recibe ayer en La Zarzuela a Ana Pastor para que le entregue la lista de los 14 partidos que irán a las consultaslarazon

El Rey comenzará el próximo martes, 26 de julio, la ronda de consultas, pero tiene muy claro que no propondrá candidato si no hay un pacto ya cerrado.

El Rey comenzará el próximo martes, 26 de julio, la ronda de consultas con los portavoces de los partidos políticos para proponer un candidato a la investidura como presidente del Gobierno, han informado fuentes parlamentarias.

A falta de que el Congreso de los Diputados o la Casa Real concreten la ronda de consultas, ya se conoce que el martes a las 12.30 acudirá al Palacio de la Zarzuela la representante de Coalición Canaria, Ana Oramas, y a las seis de la tarde irá el coordinador federal de IU, Alberto Garzón.

El miércoles, se entrevistará con el jefe del Estado el líder de Compromís, Joan Baldoví.

Asimismo, fuentes del PSOE han informado de que el secretario general socialista, Pedro Sánchez, se verá con el Rey el jueves a las 12:30 horas, lo que permitirá a Felipe VI terminar ese mismo día la ronda de consultas con el presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy.

Una vez más, serán 14 fuerzas políticas y, una vez más, ni EH Bildu ni ERC tienen pensado asistir a la cita con el Jefe del Estado, al igual que en las anteriores ocasiones. Durante estos encuentros, Don Felipe pulsará el estado de las negociaciones entre los candidatos y sus posibilidades de formar Gobierno, entrevistas que, a tenor de los avances en los pactos –sirva la ironía–, no se prevén muy alentadoras. Según establece la Constitución, el Rey debe proponer, en primera instancia, al aspirante a La Moncloa que haya obtenido la mayoría absoluta tras las elecciones generales y, en caso de que no haya sido así, al que encabece el partido con más escaños. Según los resultados del 26-J, el Jefe del Estado tiene que proponer a Mariano Rajoy. No obstante, del contenido de las inminentes conversaciones del Jefe del Estado con los representantes parlamentarios se contemplarán diferentes escenarios: la Carta Magna no indica cuándo debe el Rey proponer candidato, por lo que podría darse la circunstancia de que no proponga a Rajoy si ve que no cuenta con los apoyos necesarios para formar Gobierno. No sería la primera vez: tras la última serie de encuentros, el pasado mes de abril, el Rey declinó decantarse por ningún candidato en el límite de que venciera el plazo de los dos meses –de los que disponía para hacerlo desde la fallida investidura de Pedro Sánchez–, decisión por la que se disolvieron las Cortes y se convocaron nuevamente los comicios el 26 de junio.

Tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez (PSOE) Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (C’s), los principales protagonistas del tablero político, se las prometían muy felices para llegar a un acuerdo de gobernabilidad; ningún candidato escatimó en declaraciones acerca de su rechazo a una tercera repetición de elecciones, asegurando intensas jornadas de conversaciones y conversaciones desde la misma noche electoral. Pero lo cierto es que un día después de que haya arrancado la XII Legislatura, Mariano Rajoy no cuenta ni con la abstención del presidente socialista ni tiene asegurada la del líder de Ciudadanos, ya que ayer amenazó con votar en contra del presidente del Gobierno en funciones «si existiera un pacto entre el PP y CDC para facilitar la investidura de Rajoy». Y el mismo candidato del PP ha reiterado en numerosas ocasiones su negativa a presentarse a la investidura en caso de no contar con los apoyos necesarios para poder formar Gobierno, ya sea en forma de pactos o en solitario con sus 137 diputados y la abstención de PSOE y C’s. En caso de que tras la ronda de consultas el Jefe del Estado constatara este posible bloqueo político, no tendrá más remedio que no mover ficha, al menos de momento. Sería contraproducente, tanto para el Monarca como para el país, que se repitieran dos situaciones inéditas en la historia de la democracia hasta las elecciones del 20-D: que el Jefe del Estado proponga un candidato y que éste rechace el ofrecimiento, como hizo Rajoy en la primera ronda de consultas, o que el siguiente político señalado fracase en su investidura, como fue el caso de Pedro Sánchez tras ser propuesto por el Rey en la segunda serie de entrevistas. Una salida de la encrucijada política que a Don Felipe le dejó en una situación muy incómoda: primero una negativa y luego un fracaso. Desde la Casa del Rey se enfatizó en el mensaje de que el Jefe del Estado se había ceñido al cumplimiento de la Constitución, y en que el bloqueo no era institucional, sino político –es más, a través de los políticos que comparecieron en el Congreso de los Diputados tras la última serie de encuentros, Felipe VI pidió a la clase política no desgastar a los ciudadanos ante la falta de acuerdos–. LA RAZÓN publicó a comienzos de esta semana una encuesta de NC Report, según la cual un 54,4% de la población está a favor de que el Rey impulse un acuerdo para la investidura.

El foco vuelve a estar sobre Felipe VI ante la permanencia de la inestabilidad política tras el 26-J: ayer fue el preámbulo con la recepción de la presidenta del Congreso y el del Senado, Pío García Escudero, y alcanzará su intensidad la semana que viene. Como es habitual, el Monarca recibirá por separado a los políticos, en privado, de menor a mayor representación parlamentaria, empezando así por Pedro Quevedo, de Nueva Canaria, y terminando por el líder del PP, Mariano Rajoy. Si, como está previsto, finaliza la ronda de consultas a finales de la semana que viene, será entonces cuando se conozca su decisión: a pesar de que el papel del Jefe del Estado está muy limitado constitucionalmente por la exigencia de su neutralidad política, existen ciertos vacíos, como es la inexistencia de un plazo para que convoque la ronda de consultas o para que proponga candidato, que le permiten cierto margen de discrecionalidad.