Opinión
Engañar a todos
Es probable que Sánchez utilice el congreso del PSOE como plataforma de lanzamiento electoral
Los cuadros medios del PSOE tienen un especial olfato para detectar tiempo antes una crisis interna. En este momento, el mar de fondo que se escucha es el de anticipo electoral.
ERC es un laberinto y, aunque en principio tanto Junqueras como Rovira son favorables a llegar a acuerdos puntuales con Pedro Sánchez, un sector importante de la militancia considera que el sitio natural de los republicanos está con Junts. Habrá que esperar a que pase su congreso para saber qué línea va a seguir exactamente la nueva dirección política, pero de lo que no cabe duda es que no van a poner las cosas fáciles ni a Illa ni al propio Sánchez.
La vuelta al primer plano de Puigdemont marca un nuevo tiempo para los exconvergentes que dan por amortizada la Ley de Amnistía. La independencia fiscal, que corresponde a un estado confederal y desvertebra al conjunto de España, consideran que es logro de ERC y, por tanto, darán una nueva vuelta de tuerca.
Sánchez, que empezó comprando a los separatistas, ha terminado siendo una marioneta útil a sus intereses.
Pero no es el único problema que tiene. Podemos va camino de la confrontación abierta con el PSOE para justificar la ruptura agresiva con Sumar, si bien, son los que menos miedo tienen a una convocatoria electoral, no lo tienen tan fácil puesto que el nuevo referente del 15 M es Sánchez. El liderazgo de Yolanda Díaz es cosa del pasado y los socialistas temen que termine lastrando a todo el Gobierno. José Luis Ábalos ha pasado de las amenazas a los hechos dando un pellizco en la votación sobre el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo. No es lo único que ha hecho, tiene mucha información confidencial y ya ha empezado a amenazar veladamente, primero con Óscar Puente, pero es seguro que tenga material para más de uno.
Con este escenario, es probable que Sánchez utilice el congreso del PSOE como plataforma de lanzamiento electoral. Si deja entrever que va a convocar las urnas, elimina de un plumazo las discrepancias internas y deja en punto muerto el acuerdo de independencia fiscal hasta después de las elecciones.
Intentará que le voten los que quieren que el cupo catalán sea pronto una realidad y los que están en contra susurrándoles al oído que si obtiene mayoría suficiente ya no le harán falta los independentistas. De nuevo, querrá engañar a todos.
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