Afganistán
España dice adiós a Qala i Naw
Las Fuerzas Armadas españolas llegaron a la provincia afgana de Badghis en 2005. Primero lo hicieron en un pequeño cuartel en la capital, Qala i Naw, y en julio de 2010 se trasladaron a la que ha sido su principal base en el país asiático, la «Ruy González de Clavijo». Allí, donde no había nada, los militares españoles se esforzaron en construir un acuartelamiento en condiciones, levantando arena y más arena hasta crear un pequeño pueblo. Incluso se construyó un aeropuerto que supuso un importante empujón para el crecimiento de esta ciudad, enclavada en una de las provincias más pobres no sólo de Afganistán, sino del mundo.
En todo este tiempo, los diferentes contingentes que se han ido desplegando han logrado que Qala i Naw crezca y se sitúe en los mapas. Y lo han hecho a base de esfuerzo y vidas. Han sido 17 los efectivos españoles, además de dos intérpretes, los que han perdido la vida aquí. En 2005, en Qala i Naw no sabían lo que eran las calles asfaltadas y ahora, sí; no tenían hospital y se construyó uno y varias clínicas; no existían las escuelas y en la actualidad hay tres institutos de Secundaria, seis de Primaria y un centro de formación; se creó una red de alcantarillado y de agua para consumo; se asfaltaron calles y se ha apoyado a las autoridades locales para mejorar sus capacidades, entre otras muchas llevadas a cabo tanto por el Equipo de Reconstrucción provincial como por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
«Cuando llegamos en 2005 era una zona aislada. Ahora, uno viene a Qala i Naw y le impresiona», aseguraba el pasado mes a este periódico el coronel José Luis Murga, jefe del último contingente español desplegado en la ciudad.
Pero si bien Qala i Naw podría considerarse, en términos de desarrollo y crecimiento, un éxito, en el resto de la provincia también se ha notado la aportación española. No tanto, pero se ha notado. La falta de vías de comunicación ha sido y es uno de los principales problemas de Badghis, y la aportación española se ha traducido en más de 160 kilómetros de carreteras. Pero también han desarrollado obras menores en aldeas totalmente aisladas en forma de pasarelas sobre los ríos o pozos.
Pero Badghis no ha sido sólo Qala i Naw para los españoles. Muy cerca de allí se encontraban los puestos avanzados de combate de Darrah i Bum (transferido en 2012), Ludina (en febrero) y Moqur (en marzo), lugares en los que las tropas libraban casi a diario combates contra la insurgencia.
Ahora, ocho años después y con el deber cumplido, los militares españoles se marchan de la provincia antes de lo que estaba previsto. Una de las razones que han motivado este repliegue es la casi total independencia de la tercera brigada del Ejército afgano, a la que ha instruido España a través del Equipo de Asesores Militares. En todo este tiempo los efectivos españoles han asesorado a cerca de 350.000 militares afganos. La Guardia Civil, con su equipo de instructores, ha hecho lo propio con los débiles policías del país.
Y para que puedan garantizar todavía más esa seguridad, España les cede su base. Unas instalaciones que ocupan 70 hectáreas con un perímetro de 6 kilómetros y que tienen capacidad para hasta 1.200 efectivos. Cuenta con varias zonas diferenciadas (vida, logística, mando y servicios), y todas aquellas que posibilitan el desenvolvimiento diario y normal de cualquier acuartelamiento. Asimismo, dispone de su propia central eléctrica y de una planta depuradora de agua. De esta forma, el Ejército afgano podrá ocupar desde el primer día sus 20 edificios de vida, los 19 de oficinas, los 3 hangares, los 4 talleres, las 6 edificaciones de servicios (cafetería, biblioteca, locutorio...) o las 8 instalaciones de servicios (depuradora, estación de servicio, lavandería...).
Una buena forma de comenzar la difícil misión que deberán afrontar los afganos.
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