Exteriores

España, en primera línea de fuego del Sahel

«Hemos visto misiles lanzados desde Yemen a Israel y mañana podríamos ver algo similar desde África Occidental contra objetivos europeos», alerta una fuente militar

Barkhane, operation "Eclipse". In the middle of the Sahelian desert, a joint patrol between the French soldiers of the Barkhane force and the soldiers of the Malian Armed Forces (FAMa) of the G5 Sahel. Malian soldiers talk to a French officer. Mali, Gourma (Tri-border region), January 2021.
Soldados galos y malienses en una patrulla conjunta de la misión Barkhane en 2021Frederic Petry / Hans LucasAFP

Entre el desierto del Sáhara y la sabana sudanesa hay una franja que recorre África desde el Océano Atlántico al Mar Rojo que en los últimos años se ha convertido en uno de los puntos más calientes del planeta. Esta zona, conocida como Sahel, lleva de cabeza a estrategas militares, diplomáticos y expertos en cooperación porque en ella se concentran todos los males de nuestro siglo: yihadismo, tráfico de personas, droga y armas, pobreza extrema, migraciones masivas, estragos del cambio climático... España es la primera frontera de la UE con una región en la que Europa parece haberse rendido mientras otros actores como Rusia, China o Irán toman la delantera.

El nuevo Plan de Acción Exterior presentado el uno de abril por el jefe de la Diplomacia, José Manuel Albares, deja bien clara la preocupación de nuestro país por lo que ocurre en el Sahel. Se menciona dos veces (China o el Indo-Pacífico, por ejemplo, no aparecen en el documento) como un punto donde se producen «buena parte de los desafíos que afectan directamente a la seguridad y prosperidad de España».

Una fuente militar que conoce muy bien la zona asegura a LA RAZÓN que la alarma está justificada: «Todo lo que ocurre allí nos influye porque España es el país europeo más próximo al Sahel. Tenemos territorios en el norte de África y las Islas Canarias están justo en ese flanco. Cualquier crisis allí nos repercute: migración irregular, terrorismo, presencia de potencias hostiles como Rusia. Hemos visto misiles lanzados desde Yemen hacia Israel. Mañana podríamos ver algo similar desde África Occidental, amenazando los suministros europeos. Lo que antes era impensable, ahora es factible».

A la sombra de Francia

El fin de las misiones europeas que se plantearon como una solución ha terminado siendo parte del problema. «Tras la retirada francesa de la operación Barkhane, París bloqueó en Bruselas la continuidad de la misión. España quería seguir, pero el bloqueo lo impidió. No fue una retirada voluntaria, sino forzada por el contexto europeo». ¿España podría haber hecho más por estabilizar la región? Responde la misma fuente: «España no está contaminada por el pasado colonial de Francia. Tenemos mejor imagen en la región. Deberíamos apostar más por la diplomacia blanda: educación, inversiones, apoyo social, escuchar a los africanos en lugar de imponer modelos europeos».

El próximo mes de julio se cumple un año desde que Javier Colomina fue nombrado representante especial de la OTAN para la Vecindad Sur. Este cargo de nueva creación en la figura de un diplomático español fue un éxito para el flanco considerado el «hermano pobre» de la Alianza Atlántica. Colomina lo explica en conversación telefónica con este periódico: «Es normal. La OTAN se creó tras la Segunda Guerra Mundial para mirar al este. Cambiar esa inercia no es fácil. Pero se ha avanzado mucho. Tras la cumbre de Washington se aprobó un plan de acción, y mi nombramiento es parte de eso. Ahora hay dirección, estrategia. Antes, simplemente se hablaba del sur. Hoy ya está en la agenda».

Colomina considera que el Sahel es un polvorín que merece toda la atención y los recursos posibles. «Lo digo siempre, hoy en día no hay una región más inestable y frágil en el mundo que el Sahel. Ha empeorado en los últimos años, con varios países gobernados por juntas militares que no controlan sus territorios. Además, hay mucha presencia de actores geoestratégicos que complican aún más la ecuación de seguridad».

Medidas más pronto que tarde

Jesús M. Pérez Triana, coordinador de OSINT Sahel, es uno de los mayores expertos en esta franja tan específica del mundo. En su opinión, España enfrenta varios desafíos. «El primero es seguir llevando a cabo una acción diplomática y de cooperación en todo África Occidental atendiendo a nuestros intereses. Y eso supone operar fuera de la sombra de Francia. El segundo, lograr que en la lista de prioridades de organizaciones multinacionales como la OTAN y la UE se incluya una mirada hacia el sur, cuando todo el interés está puesto ahora mismo en el arco que va del Ártico al Mar Negro mirando a Rusia. Y, por supuesto, entender que el Sahel presenta una serie de problemas complejísimos y que tendremos que pensar mejor nuestras estrategias porque no hemos encontrado la fórmula ganadora».

La urgencia por actuar en el Sahel la comparten todos los entrevistados para la elaboración de este reportaje. Pérez Triana también cree que estamos llegando tarde. «Tendremos que tomar medidas para que no se despierte del letargo sólo cuando los efectos adversos de lo que está pasando en el Sahel nos afecten de forma grave y directa», asegura a través del correo electrónico.

Este territorio africano se antoja una suerte de escenario de operaciones para potencias extranjeras con intereses contrapuestos. «Estamos asistiendo a una carrera internacional por ganar influencia, hacer negocios y establecer una presencia en el Sahel. Participan no sólo Rusia o China, sino otras potencias como Irán o EAU. Así que si no atendemos al Sahel hay otros muchos dispuestos a hacerlo. Y con intereses y valores no necesariamente compatibles con los nuestros». En este sentido, la ganancia del régimen de Putin sería doble: «La brutalidad de los medios empleados por Rusia generan un efecto expulsión y provocan un flujo migratorio a Europa. Otro efecto deliberadamente buscado desde Moscú».

"La retirada de la misión de entrenamiento EUTM Mali dejó un vacío que claramente ha ocupado Rusia, que a su vez ha logrado firmar acuerdos de colaboración militar con otros países como Níger, Burkina Faso, República Centroafricana y Guinea Ecuatorial. Mientras la presencia militar europea en el Sahel ha sido criticada o incluso ridiculizada desde Rusia por timorata y poco efectiva, lo que estamos viendo es que las fuerzas rusas desplegadas en el Sahel están siendo brutales y para nada efectivas", continúa el citado experto.

No hay duda de que el Sahel puede desestabilizar Europa entera. Estamos viendo cómo la migración masiva ha sido un tema central en las últimas elecciones de casi todos los países europeos que está favoreciendo el auge de la extrema derecha, mucho más próxima a Moscú. Se da la paradoja además de que las poblaciones mueren de hambre rodeadas de valiosos recursos como el oro, el litio o el cobre. Para Beatriz Mesa, profesora de la Universidad Internacional de Rabat, cree que «los grandes perjudicados son siempre las poblaciones. Medidas como la reducción de fondos de USAID con Trump, por ejemplo, han afectado gravemente a quienes dependen de la ayuda internacional. Estos Estados, que son algunos de los más pobres del planeta, no pueden cubrir las necesidades básicas de su población, a pesar de contar con recursos naturales muy valiosos».

La autora de "El fracaso de Occidente en África" (Almuzara) cree que "es fundamental que España recupere una relación bilateral fuerte con estos países. Ha estado presente durante años a través de la cooperación, especialmente mediante la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). No podemos permitir que la crisis institucional con Francia, ni la llegada de nuevos actores, afecten nuestra forma de contribuir al desarrollo del Sahel. España ha impulsado muchas iniciativas importantes en temas esenciales como la seguridad alimentaria, y debe seguir haciéndolo. El Sahel necesita que estemos presentes, tanto a través de organismos públicos como de iniciativas privadas".

De los Wagner al Africa Corps

La presencia rusa en el Sahel ha adquirido un nuevo rostro con la transición del Grupo Wagner al Africa Corps, una fuerza paramilitar bajo control directo del Ministerio de Defensa ruso. Tras la muerte de Yevgueni Prigozhin, líder de Wagner, el Kremlin ha buscado consolidar su influencia a través de mecanismos más «institucionalizados».

El Africa Corps opera en países como Mali, Burkina Faso y la República Centroafricana, ofreciendo entrenamiento militar, seguridad a líderes locales y protección de recursos estratégicos. Su papel ha crecido tras la retirada de Occidente y ha llenado ese vacío con un enfoque pragmático y militarizado.

A diferencia de Wagner, el Africa Corps actúa con mayor coordinación estatal, reforzando los intereses geopolíticos de Moscú en una región clave. Esta transformación marca un cambio en la estrategia rusa: de una presencia más o menos encubierta a una intervención más estructurada y duradera en el continente africano.