Exteriores

España y el Sáhara: Argelia afloja y Marruecos aprieta

Tras más de dos años, Argel levanta las restricciones comerciales que impuso como represalia por el giro de Sánchez con la excolonia. Rabat espera un apoyo más contundente

Pedro Sánchez y Mohamed VI durante una de sus últimas reuniones en Rabat
Pedro Sánchez y Mohamed VI durante una de sus últimas reuniones en RabatpoolLa Razón

La experiencia demuestra que la ley física de que los espacios vacíos tienden a ocuparse se cumple también en política exterior. Justo en el momento en que Marruecos mostraba al Gobierno de Pedro Sánchez el camino hacia una asociación más estrecha –y provechosa para los intereses nacionales–, el otro gran vecino del Magreb, Argelia, ha entrado en juego para poner fin a más de dos años de restricciones comerciales y, a falta de más detalles sobre las razones de la decisión, tender la mano a las autoridades españolas.

Apenas una semana después de la visita de Emmanuel Macron a Rabat, en la que el presidente francés expresó de manera explícita el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y de que el Estado magrebí correspondiera con la firma de una veintena de millonarios acuerdos, el rey de Marruecos recordaba el miércoles que el referéndum sobre la soberanía del Sáhara es ya «inaplicable» e instaba a la ONU a «asumir su responsabilidad».

Horas antes, Argel ponía punto final a más de dos años de veto a las empresas españolas –del que quedó siempre excluido el comercio de gas natural– como medida de castigo España por su apoyo a la propuesta de autonomía con la que Marruecos aspira a solucionar el problema del Sáhara. Y a la vez que rebajaba el castigo a nuestro país, Argel podría haber decidido a llevar a cabo otro veto, esta vez a Francia, su principal proveedor. A juzgar por la reacción de las autoridades del gigante norteafricano a la misiva de Sánchez al rey de Marruecos, no parece que en esta ocasión las razones puedan buscarse en otra parte que en el entusiasta apoyo de Macron a la soberanía marroquí sobre la que fuera colonia española hasta 1976.

«Les informamos de que a partir del 5/11/2024 las domiciliaciones de importación originadas y/o provenientes de Francia dejarán de ser asumidas por los bancos locales, las operaciones de exportación a Francia también se verán afectadas», dijo el exembajador francés en Argelia Xavier Driencourt en un mensaje en X el miércoles. Al día siguiente, Argel desmentiría su intención de restringir sus relaciones con Francia.

«El problema con España estaba podrido y sin posibilidades de solución una vez que Sánchez ha continuado como presidente y a las autoridades argelinas no les ha quedado alternativa. La pelea con Francia hace para Argel inviable tener dos frentes abiertos con la UE. La única forma de llamar la atención sobre el castigo a Francia es enfocarse en ellos y pasar un poco de España», resume a LA RAZÓN un exfuncionario español con larga experiencia en Argelia.

Con una nota del Banco Central de Argelia –ni la Presidencia ni el Gobierno argelino reconocieron nunca la medida de castigo– dirigida a las entidades financieras del país, las autoridades argelinas dieron por finalizado un veto que, a pesar de los atisbos de remisión de los primeros meses del año, no acababa de levantarse. «Las operaciones de domiciliación bancaria del comercio exterior desde y hacia España deberán ser tratadas conforme a la reglamentación de cambios en vigor», decía en su circular la autoridad monetaria del país. La instrucción supone la revocación de la congelación dictada el 9 de junio de 2022 por la Asociación Profesional de Bancos y Entidades Financieras de las domiciliaciones bancarias para operaciones de comercio exterior de productos desde y hacia España.

La noticia del levantamiento del veto comercial no ha podido ser recibida sino con satisfacción entre los empresarios españoles. El presidente de la Asociación de Empresarios Afectados por la Crisis de Argelia, Julio Lebrero, afirmaba que, «de confirmarse, será una buena noticia, aunque no deja de ser otro comienzo para nosotros». «Lo primero es recuperar los clientes perdidos», aseguraba el también gerente de Aecomhel, empresa dedicada a la fabricación de maquinaria de obra pública. Globalmente, según los afectados, el veto ha supuesto pérdidas para las empresas españolas de entre 3.000 y 4.000 millones.

«Es cierto que ahora tenemos una posibilidad adicional de captar clientes que han estado trabajando con empresas francesas, lo mismo que hace dos años ellas se beneficiaron de lo que nos ocurrió», admitía el empresario, quien lamentaba la falta de apoyo de la Administración General del Estado y de Europa. «Veremos si la UE, que hizo poco en nuestra defensa, actuará igual a partir de ahora que los implicados son los franceses», reflexionaba el presidente del colectivo de empresarios españoles afectados por el veto argelino.

A falta de confirmarse en la práctica el fin del bloqueo comercial, sigue pendiente el fin del deshielo político entre Argel y Madrid. El 11 de febrero, las autoridades del país magrebí decidían aplazar sine die la visita del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a Argel apenas 12 horas antes de comenzar. Desde entonces no se han retomado los encuentros y la cooperación en materia migratoria o antiterrorista sigue en mínimos. Tampoco ha revocado la Presidencia argelina su decisión de dar por suspendido el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación.

Con sus últimos movimientos, Argel y Rabat volverán a poner a prueba los equilibrios de Sánchez en la compleja vecindad magrebí con la cuestión del Sáhara como telón de fondo. Aunque Marruecos espera un apoyo más explícito de España a la «marroquinidad» del Sáhara en la cuenta atrás del Mundial 2030 y en medio de la que está llamada a ser una era dorada en las relaciones bilaterales, lo cierto es que desde la solemne defensa en su carta a Mohamed VI (14 de marzo de 2022) de la propuesta de autonomía, el presidente del Gobierno ha evitado fijar oficialmente la posición española sobre el conflicto más allá de apoyar «una solución mutuamente aceptada por las partes en el marco de la ONU».