Política

Conflicto de Gibraltar

Gibraltar alerta a sus propios barcos del peligro de navegar en la zona este

La Razón
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GIBRALTAR - ¿Se imaginan que Gibraltar alertara a los propios ciudadanos del Peñón del peligro de los bloques de hormigón lanzados al fondo del mar? Pues dejen de imaginárselo. Así las cosas, no sólo han sido gravemente afectados los pescadores españoles por el hundimiento de más de 70 bloques de hormigón en un caladero tradicional de pesca que impide cualquier captura de almeja esculpiña. Porque las propias autoridades dependientes del Gobierno de Fabian Picardo parecen reconocer que el fondeo de los bloques para crear un arrecife artificial supone consecuencias para los propios gibraltareños. También parece afectar a «marineros, propietarios, agentes y fletadores» a los que la Autoridad Portuaria de la Roca advirtió el pasado 26 de julio a través de un comunicado –sólo dos días después del lanzamiento– de que tomen especial «precaución» al reducirse en un metro y medio el fondo del mar.

«Se advierte a los marineros, propietarios, agentes y fletadores, de la creación de un arrecife artificial al noroeste de la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Gibraltar», decía el comunicado, firmado por el capitán del puerto, Roy Stanbrook, al que acompaña además un mapa de la zona en el que se especifica dónde fueron lanzados los bloques de la discordia. De hecho, la nota de la Autoridad Portuaria especifica las coordenadas exactas donde están situados los bloques. «La presencia del arrecife –concluye el comunicado– reduce la profundidad del agua disponible hasta 1,5 metros», es decir, la altura de los bloques de hormigón lanzados al mar. Por último, el capitán Stanbrook señala que «los buques en esta zona deben navegar con extremada precaución prestando especial atención a los calados».

El lanzamiento de estos bloques en la Bahía de Algeciras se realizó el pasado 24 de julio en dos tandas. En la primera, fueron arrojados 32, mientras que en la segunda se hundieron otros 40 bloques de 1,5 metros cúbicos de hormigón armado, que Picardo defiende como parte de un plan para recuperar el ecosistema marino de la zona. Desde Gibraltar se sostiene que ese caladero estaba sobreexplotado, pero los pescadores niegan este extremo y protestaron el pasado domingo por la creación de este arrecife artificial que impide la captura de «prácticamente la totalidad de las especies de la zona», ya de por sí complicada tras las últimas restricciones en la normativa medioambiental.