Cambios en el PP
«Hay que pasar del PP de los números al PP de las personas»
LA RAZÓN habla con los cinco vicesecretarios que son la escudería con la que los populares mira «por el futuro de España» y con quienes tratarán de revalidar la confianza de los votantes.
Hay una línea continua en la enmienda que la nueva dirección del PP se hace a sí misma con la mirada ya puesta en la carrera hacia las elecciones generales. El más veterano del equipo, en quien Mariano Rajoy ha revalidado su confianza en la última remodelación de Génova, es el vicesecretario de Política Autonómica y Municipal, Javier Arenas, y la expresa en la demanda de que todo el partido «tiene que humanizarse, porque creo que como nos hemos dedicado en cuerpo y alma a sacar a España de la crisis, nos hemos olvidado del sentir y del calor de la gente». A lo que Pablo Casado, el vicesecretario de Comunicación, añade que los partidos tienen que adaptarse a «los nuevos tiempos». «Los ciudadanos demandan mayor participación en política, mayor permeabilidad de los partidos y el PP tiene que facilitar vías para que las opiniones de nuestros seguidores vean su reflejo en las políticas públicas». El vicesecretario sectorial, Javier Maroto, apunta a los jóvenes como un objetivo principal: «Seguramente hay muchos jóvenes a los que no les llega nuestro mensaje o les suenan mejor mensajes de otros partidos que se aprovechan del populismo y de la demagogia para conectar con ellos. Debemos hacer un gran esfuerzo para conectar con ellos y para hacerles llegar nuestro mensaje. El equipo de Pablo Casado está en ello y en poco tiempo ya se ha avanzado mucho para conseguirlo. Siempre hay cosas que se pueden mejorar y debemos hacer autocrítica para conseguirlo».
LA RAZÓN ha analizado la estrategia del PP para enfrentarse a las generales con los cincos responsables sectoriales encargados de llevar el día a día del partido, ya metidos en precampaña y bajo la presión de la asignatura pendiente de tener que taponar los descubiertos que dejaron al aire las elecciones autonómicas y municipales. Dicen que la movilización del partido no ha fallado en los comicios celebrados en esta legislatura, y que les han obligado a tomar nota de la pérdida de apoyos. Ahora bien, según precisa Arenas, el PP tiene que ser capaz de presentarse ante los ciudadanos con sus señas de identidad, la unidad de España, la bajada de impuestos, el empleo y la igualdad de derechos. Tiene que convencer de que tiene un programa de futuro para alcanzar los 20 millones de empleos y tiene que «estar con la gente, escucharles y ganarles la razón y el corazón». Para aplicar este recetario el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo, va a visitar entre julio y septiembre todas las organizaciones regionales y provinciales para hablar con los cargos y también con afiliados. Él ha dado también la instrucción de que todos los congresos regionales del partido, incluido el de Madrid, donde Esperanza Aguirre ha reclamado que se adelante y se celebre después de las elecciones generales y del Congreso Nacional del partido.
El adversario para el PP ante las generales no lo sitúan dentro de la organización, en sus posibles errores o en su capacidad de reaccionar ante los avisos que les han dado las urnas, sino en eso que Casado califica de «Frente popular ampliado». El responsable de Comunicación apunta en una doble dirección. Cree que la principal amenaza para su partido es la debilidad de Pedro Sánchez para defender el sentido de Estado y su papel moderador de la izquierda. «Y nuestro mayor riesgo, que muchos de nuestros votantes no vean la gravedad de todo lo anterior y se queden en la abstención». Arenas, apostilla: «Ya hemos comprobado lo que vale la palabra de Sánchez. Ni un céntimo de euro. Ha pasado, sin rubor alguno, de renegar de Podemos a dejarse la coleta. Si ahora el PSOE ha hecho todo lo posible y lo imposible para lograr poder autonómico y local, alineándose con la extrema izquierda e incluso con el separatismo, está cantado lo que pasará si el PP no alcanza una mayoría suficiente en el Congreso». Y Casado insiste en la advertencia: «Podemos no se quitará la careta oculta que termina en la ruptura constitucional como ha hecho el populismo latinoamericano allí donde ha gobernado. Y me preocupa también la debilidad de Pedro Sánchez a la hora de defender la identidad y la historia del Partido Socialista como partido central, junto con el Partido Popular, de la democracia en España».
Mariano Rajoy movió ficha en la dirección de su partido para responder a la pérdida de apoyos en las urnas y para contraatacar también a la «pegada» de los líderes de los partidos emergentes. Casado, Martínez Maíllo, Maroto, y la vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy, parecen los elegidos para hacer de oponentes de Albert Rivera y Pablo Iglesias, y de sus respectivas escuderías. Sin embargo, no abonan el debate entre la vieja y la nueva política. No se sienten, por tanto, representantes de esta última. Levy, por ejemplo, sostiene que no cree en «nueva política o vieja política», sino en «responsabilidad política». Y contraataca frente al mantra de que la clave está en comunicar mejor. «Es importante comunicar, pero más todavía lo es el contenido de lo que se comunica. Algunos hablan mucho, pero lo hacen sólo de propuestas utópicas, desde la posición del que no ha gestionado. Otros hablan para no decir demasiado, sin comprometerse ni significarse, simplemente para dar bien en pantalla».
En cualquiera caso, Rajoy ha hecho un primer gesto que apunta que también en el PP entienden que ha llegado el momento de dar paso a una nueva generación. Ya utilizó el mismo camino en el Congreso del PP de Valencia, en 2008, cuando tras su segunda derrota en unas elecciones generales renovó a todo su equipo para tomar impulso frente a los movimientos desestabilizadores internos y externos. Arenas, representante de la generación de Rajoy, defiende a la cantera de su partido. Pero también la mezcla de juventud y experiencia. «A mí me toca más ayudar que brillar», sentencia. De sus nuevos compañeros resalta que «tienen ya muchos callos políticos en las manos y muchas calles pisadas; como también los tienen los viejos roqueros». En el debate de la renovación generacional tercia Maroto. El político vasco, representante de la nueva hornada de políticos populares, defiende que en el PP «todos tenemos algo que aportar». «Hay que conjugar la ilusión y el empuje de los más jóvenes con la experiencia y la capacidad de gestión de los más veteranos».
Ni Arenas, ex ministro de la etapa de Aznar y desde el primer momento en la primera línea del equipo de Rajoy, ni los nuevos vicesecretarios levantan la voz contra el ex presidente José María Aznar por sus duras críticas en una entrevista hace unas semanas. La procesión va por dentro y la consigna es no alimentar incendios. Levy señala que la grandeza del PP es «su gran equipo». «No somos un partido de personalismos, de liderazgos verticales, sino de esfuerzos y trabajos compartidos que nos han llevado a ser un partido de gobierno con amplias mayorías. Y, por supuesto, Aznar fue un gran presidente y es un referente para el Partido Popular.
La respuesta a sus enmiendas, y a su afirmación de que ni siquiera su voto es cautivo del PP, es recordarle que participó activamente en la campaña autonómica y municipal y pidió de forma clara el voto para su partido. «Todos los votos que no vayan al PP permitirán que otros gobiernen porque la pinza siempre es entre la izquierda, como se ha visto en las pasadas elecciones». Casado, colaborador de Aznar en el pasado, enfría la polémica: «Rajoy y Aznar son los activos más importantes que tiene el PP y sólo puedo mostrar mi agradecimiento por la oportunidad de aprender y trabajar a su lado». Y Arenas, que también ha trabajado con los dos, despeja el balón con la afirmación de que siempre es bueno respetar y escuchar con atención las palabras de Aznar. «Otra cosa es que se compartan en mayor o menor medida».
A la crítica sobre que el PP se ha olvidado de la política en esta legislatura, que viene de Aznar y de otros veteranos como Esperanza Aguirre, responde Martínez Maíllo: «El Gobierno ha hecho política desde el primer día. ¿No es hacer política mantenerse firme en el “no” al rescate, aguantar las presiones internas incluso, y confiar en los españoles? Claro que se ha hecho política, mucha. La que tocaba. Estos cuatro años han sido muy duros, pero al final los esfuerzos y los sacrificios tienen recompensa. Por eso ahora que se puede el Gobierno está empezando a devolver los frutos de estos años, por ejemplo con la devolución total del IRPF a los españoles. Estos próximos cuatro años los españoles vamos a poder recuperar las cuotas de bienestar que nos arrebataron los Gobiernos socialistas».
El discurso de la recuperación está perfectamente incorporado en el mensaje de la escudería que Rajoy ha puesto al frente de Génova. «Es que hay que insistir en que el Gobierno de Rajoy nos ha sacado de la crisis. Hay que repetir hasta la saciedad que un Gobierno reformista del PP ha hecho que España vuelva a la senda de la creación de empleo, y que con el Gobierno del PP están aseguradas la recuperación económica, la sociedad del bienestar y la estabilidad política». En este discurso abunda Martínez Maíllo cuando plantea que en las elecciones generales los españoles tendrán que escoger entre las políticas fracasadas y radicales que proponen algunos o las políticas que han hecho crecer a España por encima de la media europea, las que han frenado la destrucción de empleo y que nos llevan a paso firme a crear un millón de empleos este año». Maroto añade una puntualización: es verdad que «el Gobierno se ha centrado estos años en apagar el incendio que propagó el Partido Socialista y nos dejó al borde del rescate, pero una vez hecho esto debemos sacar el partido de los despachos a la calle, hablar con los ciudadanos, escucharles, mirarles a la ojos y actuar con honestidad, honradez y cercanía». «Hay que pasar del PP de los números al PP de las personas», subraya.
La dirección del PP asume que buena parte del desgaste les viene de las decisiones impopulares que han adoptado en materia económica y de los casos de corrupción que les han afectado. Pero no hay autocrítica en el plano público ni por la gestión formal ni por las decisiones adoptadas. Martínez Maíllo explica que el PP es muy consciente de que todavía hay mucha gente que aún lo está pasando mal, que tiene dificultades para llegar a fin de mes, pero precisa que la solución no es parar las reformas sino perseverar en ellas. Casado resalta que la Legislatura no ha terminado aún, y que «cada día que pasa cumplimos más nuestro programa electoral». ¿Les ha faltado sensibilidad social? «La verdadera política social para combatir la desigualdad es dotarnos de herramientas que garanticen la igualdad de oportunidades en origen. Esto es poner en marcha reformas como las que ha llevado a cabo el Gobierno del PP, como una ley para la mejora de la calidad educativa, medidas para combatir el desempleo o como fomentar las condiciones necesarias para que España sea un país competitivo y con crecimiento económico», replica Levy. El fichaje de Rajoy del PP catalán no cuestiona tampoco la gestión de los casos de corrupción que han tocado a su partido. «Me siento muy orgullosa de que sea justo cuando gobierna el PP cuando salgan a la luz estos casos porque creo que el Ejecutivo de Rajoy ha puesto a raya a los corruptos. La corrupción se combate con firmeza, ejemplaridad y determinación». También Casado saca pecho de la política de Rajoy en esta materia y ante escándalos como el «caso Gürtel» o el «caso Bárcenas». «El PP ha sido el primero en acompañar las reflexiones sobre regeneración democrática con reformas legislativas reales para mejorar la calidad de nuestra democracia». El portavoz del partido no se siente defraudado en ninguna parcela por la gestión de Rajoy y sobre el desgaste del presidente del Gobierno que reflejan las encuestas, sostiene: «No sé si ese pretendido desgaste estará en la opinión publicada más que en la opinión pública». «Nadie puede negar que si ha habido un presidente que ha antepuesto el interés nacional a los intereses de partido o a su interés personal, ha sido Mariano Rajoy. Y ese sacrificio, por justicia, debería tener su recompensa en las urnas», añade.
En la reflexión interna sobre la situación del PP, Arenas subraya que es cierto que el apoyo ciudadano de su partido descendió en las elecciones de mayo con respecto a las de 2011, «pero no podemos olvidar que conseguimos entonces un abrumador apoyo social». «A pesar de que la crisis nos ha pasado factura no es menos cierto que el PP ha sido el partido más votado y el primero en concejales y alcaldes. Otra cosa es que los perdedores se hayan coaligado para no dejar gobernar al partido más votado».
Y ahí, en este debate a cinco, entran de nuevo Podemos y Ciudadanos. «El bipartidismo no ha muerto y si me apura le diría que sería una catástrofe para España que las dos formaciones sucumbieran a los populismos y oportunistas», señala Arenas. Las duras palabras que comparten contra Podemos se matizan un poco cuando hablan de Ciudadanos, dentro de la crítica también al partido de Rivera. Respecto a Podemos, Casado cuestiona hasta los gestos, por ejemplo en materia de austeridad, que ha hecho Ahora Madrid en el Ayuntamiento de la capital. «Primero habrá que ver si son verdad. En Madrid a los coches oficiales los llaman ahora coches de incidencias después de darse cuenta de que no pueden gobernar una ciudad tan grande si pasan el día en el metro, que, por otro lado, en Madrid es extraordinario. En cuanto a la bajada de sueldos, las carreras hacia el cero nunca salen bien. Competir por ver quién cobra menos, con la responsabilidad que se asume cuando se acepta un cargo público, sólo contribuye a alejar a los mejores de la política y a hundir más la imagen de los políticos».
«Quizás en España el debate debería ser el contrario: menos políticos, pagados acorde a su valía para que a la política accedan los mejores», asegura.
¿De quién se fían más, de Sánchez o de Rivera? Martínez Maíllo media: «Es obvio que uno no se puede fiar mucho de la palabra de Pedro Sánchez; es un mentiroso, algo que quedó claro cuando hasta en tres ocasiones dijo que nunca pactaría con populistas radicales, y ahora les ha dado las principales alcaldías españolas gracias a pactos entre perdedores». De Albert Rivera, añade: «El PP, que es un partido pegado al territorio, muy municipalista, comparte más bien poco con políticos que priman el personalismo frente al equipo; políticos que anteponen sus intereses a los intereses generales; no creemos en el cesarismo». ¿Pero se identifican con algunos de los planteamientos de Ciudadanos? «Cada vez menos. Ciudadanos empezó como un partido liberal, con propuestas que me parecían interesantes, pero según pasan los meses está perdiendo la frescura y ese liberalismo original para abrazar la socialdemocracia. Es lo que pasa con los partidos surgidos de un laboratorio, que van moldeando su ideología a golpe de sondeo, con lo que al final acaban totalmente desdibujados», afirma Casado. La pregunta necesaria, más allá de las críticas partidistas, es por qué Ciudadanos les ha comido parte del electorado. Para Arenas, la explicación está en que ha sabido recoger el descontento de una parte de sus votantes. «Pero un partido es más que un líder y no veo en muchísimos asuntos que conciernen a los españoles que Ciudadanos tenga las ideas claras ni que cuente con las mejores recetas, entre otras cosas porque están más pendientes de su estrategia electoral y de la táctica que de los municipios».
En septiembre, este nuevo equipo tendrá que enfrentarse a otra vuelta de tuerca en el problema soberanista. Haya o no haya elecciones autonómicas en Cataluña. De Levy, catalana, se ha dicho que era partidaria de que el Gobierno hiciese una oferta de mejora de la financiación de la Generalitat. Pero cuando se le pregunta directamente si el PP debe hacer esa propuesta de dar más financiación a Cataluña, precisa sin perderse en matices: «La revisión del sistema de financiación autonómica debe de hacerse teniendo en cuenta las personas y no los territorios, y sobre todo que los servicios públicos que se presten lo hagan asumiendo criterios de eficiencia y eficacia». Arenas, responsable de Política Autonómica y Local, advierte de que «primero está por ver cuándo se van a celebrar las elecciones catalanas porque no veo últimamente al señor Mas por la labor». «Las elecciones no son un plebiscito. Les guste o no, simplemente se elige al nuevo Parlamento de Cataluña. De todas formas el daño ya está hecho. Nunca los ciudadanos de Cataluña estuvieron más divididos y de esa fractura el responsable tiene nombres y apellidos. Por otra parte, todas las encuestas indican que el separatismo se desinfla en Cataluña, lo cual es bueno». La crítica que le hacen a Rajoy fuera del partido, y también algunos dentro, es que le ha faltado contundencia a la hora de parar antes los pies a Artur Mas. «Creo sinceramente que la estrategia moderada y racional de Rajoy ha funcionado. El futuro de Cataluña no se entiende sin España y viceversa, y todo lo que sea trabajar por el entendimiento, la colaboración y el respeto a la legalidad está bien hecho», contesta Arenas.
El ex ministro sigue defendiendo los grandes acuerdos de Estado entre PP y PSOE, más allá de las alianzas de los socialistas con Podemos. Y entre esos grandes acuerdos debe estar Cataluña. «Hay diez o quince cuestiones de Estado en las que PP y PSOE deben seguir manteniendo los espacios para el acuerdo. Dicho esto, y en relación con la reforma constitucional, el PSOE siempre encontrará la puerta abierta del PP para hablar, pero antes tienen que aclararse los propios socialistas sobre cuál es su modelo de nación. Porque yo he visto en el PSOE a quienes defienden tesis con federalistas, a federalistas simétricos, asimétricos y otras zarandajas».
La Conferencia que Rajoy clausuró este sábado abrió dentro del PP debates como el de mejorar su democracia interna. Una cuestión que llegará hasta el próximo Congreso Nacional del PP. Levy puntualiza y acota el debate que viene inevitablemente marcado por la bandera de las primarias que enarbola la izquierda o los nuevos partidos. «Los asuntos de organización interna no son frivolidades. El PP tiene alrededor de 800.000 afiliados, experiencia y trayectoria, y tiene una gran implantación territorial. Se debe hablar de nuevas formas de participación dentro del partido y no imponer una, las primarias, que no son la mejor solución, como se ha demostrado en el PSM, la lista plancha de Podemos o en el partido de Rivera, donde ni siquiera se ha visto la urna». Maroto se suma a la crítica contra las primarias de la izquierda. «A muchos partidos se les llena la boca hablando de primarias pero cuando rascas lo único que tienen de primarias es el nombre». El dirigente vasco tiene por delante el reto de tender puentes con los sectores sociales que más se hayan podido alejar del PP durante la crisis. Su receta es «agenda social y más agenda social». «Estamos preparando una intensa agenda de reuniones con colectivos y asociaciones de los diferentes sectores sociales.
Y no vamos a esperar a que nos llamen. Vamos a ser nosotros quienes les pidamos una cita. Queremos escuchar a todo el mundo y hacer una política de calle». ¿El PP ha reaccionado tarde ante batallas sociales como los matrimonios homosexuales? «En su día yo no estuve de acuerdo en este punto con mi partido y así lo expresé, con total libertad. El matrimonio homosexual no responde a ninguna ideología. Es un tema de igualdad, y la igualdad no es de derechas ni de izquierdas», defiende Maroto. ¿Y le avergüenza que la corrupción se haya instalado con fuerza en comunidades gobernadas durante muchos años por el PP, como Valencia? «Me avergüenza todo tipo de corrupción, no sólo me avergüenza, me da asco. Todo tipo de corrupción, la de CiU en Cataluña, la de los ERE del PSOE en Andalucía, la de Bárcenas o la del PNV en Vitoria».
La conclusión de cara al futuro la coloca Arenas ante la pregunta de cuál es el principal reto de Rajoy ante las generales. «Convencer a los españoles de que votar al PP es asegurar la estabilidad, la economía, el empleo, la regeneración y la prosperidad de los ciudadanos».
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